¿Cómo una estrella porno se volvió una figura clave en el caso de la imputación a Donald Trump?
Stormy Daniels bailaba en su gira de ‘Make America Horny Again’ cuando surgió la noticia de que había recibido pagos secretos de Donald Trump. Dado que esos pagos se encuentran en el centro de una posible acusación contra Trump, Io Dodds explica cómo Daniels terminó en medio de una tormenta política
Una concurrida noche entre semana de mayo de 2018, Scarlet, una bailarina de striptease de Pittsburgh fue al bar a comprar papas fritas y se topó con algo inusual: un joven que llevaba un libro de no ficción sobre política bajo el brazo de forma conspicua.
El libro era Fire and Fury de Michael Wolff, sobre el primer año de la presidencia de Donald Trump. Y el hombre, Isaac, esperaba que una de las otras bailarinas se lo firmara.
“No soy muy aficionado a los clubes de striptease, pero tenía que venir a ver esto” Isaac le dijo a The Pitt News mientras esperaba en fila detrás de un hombre que lleva varias cachuchas rojas de Trump.
Estos hombres estaban entre los cientos atraídos por ver a la actriz porno Stormy Daniels mientras bailaba por todo el país en su gira de “Make America Horny Again”, seguida de cerca por una tormenta política sobre su supuesta historia con el actual presidente de los Estados Unidos.
Solo 10 minutos después del comienzo del primer espectáculo de Daniels en Pittsburgh, el abogado de Trump, Rudy Giuliani, pareció admitir en Fox News que el magnate mercurial había autorizado un pago secreto de US$130.000 a su supuesta examante, contradiciendo negaciones anteriores.
Ahora, Daniels vuelve a estar en el centro de una tormenta nacional en un momento en que fiscales del estado de Nueva York se están preparando para presentar cargos contra Trump, lo cual constituiría el primer proceso penal de la historia contra un expresidente de los Estados Unidos.
Durante mucho tiempo, Trump negó haber tenido una aventura con Daniels y su abogado la acusó de extorsión. En una publicación de Truth Social del 18 de marzo, describió las acusaciones como “un cuento de hadas antiguo y totalmente desacreditado”, instrumentalizado por fiscales de Manhattan “corruptos y altamente políticos”.
También subió el tono al predecir que sería arrestado el martes (21 de marzo) y hacer un llamado a protestas masivas para “RECUPERAR NUESTRA NACIÓN”. El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, prometió que no se dejaría intimidar.
Ser condenado no impediría que Trump buscara un segundo mandato en 2024, pero podría perjudicar sus posibilidades y, sin duda, dificultaría su campaña si está en juicio, se le prohíbe salir del estado de Nueva York o incluso se encuentra en prisión mientras la elección está en curso.
Es un momento que Daniels, ahora de 44 años, probablemente nunca imaginó en 2006, cuando supuestamente tuvo una aventura con el empresario y estrella de la telerrealidad más conocido por presentar The Apprentice y por poner su nombre en todo, desde rascacielos hasta bistecs y casinos.
Esta es la historia de cómo una mujer en la intersección de la política, los negocios y el trabajo sexual (nunca tan separadas como les gustaría creer a las élites estadounidenses) podría terminar sellando la caída del 45° presidente de los Estados Unidos.
‘Ella no es alguien a quien subestimar’
“Todos nos llevaremos bien tan pronto como te des cuenta de que soy la reina”. Esas fueron las palabras impresas debajo de la entrada de Stormy Daniels del anuario cuando se graduó de la Escuela Secundaria Magnet de Scotlandville en Baton Rouge, Luisiana, en 1997, según The New York Times.
En ese entonces era conocida como Stephanie Gregory, una estudiante seria de cabello castaño rojizo, proventiente de un “barrio muy malo” a la que le gustaban los caballos y la banda de heavy metal Mötley Crüe. Su verdadero nombre ahora es Stephanie Clifford, por a un exesposo.
“Yo no era como la chica popular, no era la atleta, y no era la idiota. Simplemente estaba en el medio del camino”, dijo Daniels. dijo a The Times en un perfil de 2018.
Al obtener buenas calificaciones, consideró ser veterinaria, escritora o periodista, pero una visita casual a un club de striptease a la edad de 17 años la llevó a una actuación como invitada y luego a espectáculos, en los que demostró ser una show-woman talentosa y lucrativa.
“Lo sabíamos”, dijo Chuck Rolling, empleado del club, a The Times. “Se estaba moviendo en una dirección que era más grande que nosotros. Estamos en Baton Rouge. Ni siquiera estamos en Nueva Orleans”.
El negocio iba bien, lo que le permitió a Daniels comprar una casa y un automóvil a la edad de 23 años, según una entrevista en ese momento. Sin embargo, también expresó el temor de que, si no encontraba alguna forma de generar un ingreso duradero, podría quedarse en la estacada cuando llegara a la mediana edad.
Según todos los informes, Daniels demostró un don para la autopromoción y respuestas rápidas mientras ascendía de rango y se movía hacia la pornografía. Ganó premios de la industria y obtuvo papeles en programas de telerrealidad, dramas de televisión y luego en películas como The 40-Year-Old Virgin y Knocked Up.
En cierto modo, Daniels tiene mucho en común con Trump. Según antiguos colegas, ha sido astuta a la hora de crear y comercializar su propia imagen en busca del éxito y, como directora de cine, no tiene miedo de despedir a la gente o reprenderla cuando cree que está justificado.
“Era una mujer de negocios y cineasta con mucha dedicación y había tomado las riendas de su carrera”, dijo el director de Hollywood Judd Apatow al Times. “Ella no es alguien a quien subestimar”.
También es una usuaria frecuente y voluble de Twitter, a menudo se enfrenta a sus críticos y los ataca con una de sus armas más efectivas: una alegre negativa a avergonzarse de su profesión.
“Él abre la boca más que yo las piernas”, le dijo a un usuario de Twitter en enero, refiriéndose a Trump.“Como hombre gay, ¿te duele que la chupe mejor que tú?” fue su respuesta a un detractor. A otra usuaria en 2018 que le sugirió que era una “p**a tonta”, le respondió: “¡Vaya! Me alegro de ser inteligente”.
Sin embargo, en medio de estas batallas, se ha esforzado visiblemente para proteger a sus fans de las estafas usando su imagen, advirtiendo regularmente que las cuentas a su nombre en Facebook u otros servicios en línea no tienen nada que ver con ella.
A pedido de sus admiradores, incluso se postuló sin éxito contra el republicano de Luisiana David Vitter para el Senado de los EEUU en 2009, con el lema “Follando a la gente honradamente”. Las noticias de la época afirman que el automóvil de su asesor político explotó en un presunto atentado con bomba o incendio provocado, pero The Independent no pudo determinar los resultados de ninguna investigación.
Casi al mismo tiempo, Daniels fue arrestada por violencia doméstica después de golpear a su entonces esposo y arrojarle una maceta durante una pelea, según el Times. El esposo no resultó herido y más tarde se retiraron los cargos.
Dinero para callar, amenazas y supuestas nalgadas
Mucho antes de la campaña electoral de Trump, surgieron rumores de una aventura entre él y Daniels en sitios web de chismes, junto con una fotografía de Daniels de pie junto a Trump, quien vestía ropa de golf.
La propia Daniels guardó silencio hasta 2018, cuando The Wall Street Journal publicó un informe explosivo que alegaba que el entonces abogado de Trump, Michael Cohen, había arreglado un pago de US$130.000 a Daniels justo antes de las elecciones de 2016 para evitar que revelara el asunto.
Posteriormente, Cohen se declaró culpable de violar las leyes de financiamiento de campañas al hacer este pago y les dijo a los fiscales que lo hizo bajo la dirección de Trump (lo cual Trump niega). Pero una vez que admitió el pago por primera vez en 2018, Daniels argumentó que su acuerdo de confidencialidad ahora era nulo y se convirtió en una guerrera.
Hablaba con frecuencia y franqueza, diciendo que Cohen había “actuado como si estuviera por encima de la ley” y “jugado con un conjunto diferente de reglas”. En una entrevista con 60 Minutes, alegó que había conocido a Trump en un campeonato de golf de celebridades cerca del lago Tahoe en el noreste de California, cuando él tenía 60 años y ella 27. Él la invitó a cenar y luego a la suite de su hotel, asegura Daniels.
Errijada por el enfoque egoísta de Trump en la conversación (él le mostró una revista en la que aparecía él mismo en la portada), Daniels dijo que en broma le ordenó a Trump bajarse los pantalones para poder darle unas nalgadas con la revista. Quizás para su sorpresa, lo hizo.
Supuestamente a continuación hubo sexo y, aunque Daniels no se sintió atraída por el magnate, dijo que el encuentro fue “consensuado” y que ella “no fue una víctima”. La pareja se mantuvo en contacto y Trump “permitió” la oportunidad de aparecer en The Celebrity Apprentice, pero Daniels dijo que nunca volvieron a tener relaciones sexuales, a pesar de las súplicas de él.
En 2011, Daniels acordó vender su historia por US$15.000 a una revista de celebridades, que naturalmente llamó al Sr. Trump para hacer comentarios. Eso, alegó Daniels, fue cuando un hombre desconocido se le acercó en un estacionamiento de Las Vegas y le dijo que “dejara a Trump en paz” o “algo” podría “pasarle”.
“No tengo motivos para mentir”, dijo Daniels a 60 Minutes. “Me estoy abriendo a, ya sabes, un posible peligro y definitivamente un montón de mierda... él sabe que estoy diciendo la verdad”.
Meses después, Daniels fue arrestada en Columbus, Ohio, por violar la ley de “prohibido tocar” de la ciudad para las strippers. Ella presentó una demanda alegando que había sido perseguida injustamente como represalia por parte de agentes de policía que apoyaban a Trump, y el gobierno de la ciudad llegó a un acuerdo extrajudicial por US$450.000.
Hoy, Daniels continúa trabajando en su oficio y contando su historia, presentando un programa de telerrealidad aclamado por la crítica sobre hombres homosexuales que tienen citas llamado For the Love of DILFs (que es “Dads I like to f**”). En 2019, se declaró bisexual y la semana pasada celebró su cumpleaños número 43.
Está casada con Barrett Blade (nombre real Russell Barrett), también actor porno y hombre de negocios. Su compañía Alienwerks vende ropa con temas extraterrestres, así como mercancía on la imagen de Daniels.
Barrett es el cuarto marido de Daniels. Anteriormente estuvo casada con Brendon Miller, con quien tiene una hija.
Además de continuar dirigiendo y actuando en películas pornográficas, a Daniels todavía le gustan los caballos y, de hecho, compite en competencias ecuestres.
También se ha pronunciado en contra del reciente asalto del Partido Republicano a los derechos LGBT+ en estados republicanos como Florida. Ha seguido criticando a Trump (a quien llama “Tiny”), calificando la perspectiva de un segundo mandato como “aterradora” y ofreciendo testificar como testigo en el caso de Nueva York.
Su gira de “Make America Horny Again” de 2018 parece haber tenido éxito también. Mientras subía al escenario justo después de la 1 am en Oregón, vestida con los colores de la pancarta salpicada de estrellas, la multitud coreaba “¡Stormy! ¡Stormy! ¡Stormy!”
El espectáculo tuvo que ser detenido después de 10 minutos porque un cliente borracho le arrojó su billetera. Pero Daniels se negó a presentar cargos y el espectador fue liberado después de ofrecer su contrición.
“Estaba borracho”, le dijo el hombre a la policía, según Oregon Live. “Creo que es una persona muy agradable. Lo siento mucho”.
Traducción de Jennifer Adcock Treviño