Putin les ha lavado el cerebro a los padres rusos para que vayan a la guerra
“Al igual que nosotros somos víctimas de la agresión rusa, ellos son víctimas de la propaganda rusa”
Cuando las fuerzas rusas empezaron a bombardear Kyiv, su ciudad natal, Misha Katsurin no entendía por qué su padre Andrei no le había llamado para ver si estaba a salvo.
Al cabo de cuatro días telefoneó a Andrei, que trabaja en un monasterio de un pequeño pueblo cercano a la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod, y le contó que las fuerzas rusas estaban bombardeando indiscriminadamente zonas civiles.
“No me creyó, empezó a discutir y a decirme que en realidad Rusia estaba salvando a Ucrania de los nazis”, declaró Katsurin a The Independent.
“Era como una conversación de sordos”.
Katsurin, de 33 años, hizo un emotivo post en Instagram sobre la conversación, que rápidamente se hizo viral tras recibir más de 135.000 likes y shares.
Cientos de personas comentaron en el post sus propias experiencias al tratar de hablar con familiares en Rusia que negaban la realidad de la brutal invasión.
“Me di cuenta de que este problema es mucho mayor”, explicó.
Así que Katsurin creó el sitio web Papapover, que se traduce como Papá cree, que ofrece una guía paso a paso sobre cómo hablar con los rusos que han sido adoctrinados por años de desinformación y siguen manteniendo una lealtad total al presidente Vladimir Putin.
“Es muy difícil cuando las personas más cercanas a ti no te creen. Es muy difícil mantener la calma”, dijo Katsurin a The Independent.
“Mi padre es una persona amable. Está en contra de matar a otras personas. No le culpo. Al igual que nosotros somos víctimas de la agresión rusa, ellos son víctimas de la propaganda rusa”.
Katsurin afirma que la clave para desmontar ese sistema de creencias es la paciencia. “Cada uno de nosotros tiene que hablar desde una posición de amor. Decir ‘no queremos discutir’, y hablar con compasión en lugar de con ira”.
Desde el lanzamiento de su sitio web, Katsurin señaló que se ha visto inundado de historias de ucranianos que intentan convencer a algunos de sus 11 millones de parientes rusos de la verdad sobre la invasión.
Desde que comenzó la guerra, Rusia ha criminalizado a los medios de comunicación independientes, ha prohibido las redes sociales como Facebook e Instagram y ha llenado las ondas de mentiras.
Al igual que las fuerzas militares rusas han intensificado sus bombardeos sobre las ciudades ucranianas ante la dura resistencia, la guerra de la información ha dado un giro inquietante en los últimos días.
El Kremlin ha afirmado que Ucrania está desarrollando armas químicas y biológicas, lo que según el Gobierno de EE.UU. es un falso pretexto para que los rusos las utilicen.
“Tenemos mucho miedo de esto”, comentó Katsurin. “Esto es lo que emplean como provocación para utilizar ellos mismos armas biológicas y químicas”.
Uno de los principales propagandistas del país, el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, insistió esta semana en que no había habido ninguna invasión tras reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano para mantener conversaciones de paz.
Después de que los rusos bombardearan una clínica de maternidad en Mariúpol, Lavrov afirmó que era utilizada como base militar por el Batallón Azov ucraniano y otros grupos “radicales”.
Los rusos también han afirmado falsamente que las imágenes de mujeres y niños heridos eran de actores pagados.
Katsurin indicó que el único medio que queda para convencer al pueblo ruso de las atrocidades que comete su ejército es que las personas con familiares y amigos les llamen.
“Ahora mismo los familiares son el único canal de información para ellos. Así que la única forma de conectar con ellos es que los familiares les llamen y les expliquen lo que está pasando”.
Antes de que comenzara la guerra, Katsurin dirigía varios restaurantes en la capital ucraniana.
Ahora, sus 250 empleados viven en búnkeres subterráneos y trabajan para alimentar a la población militar y civil de Kyiv, amenazada por todas partes por el avance de las fuerzas rusas.
Escapó de la ciudad y se llevó a su mujer y a sus dos hijos pequeños a un lugar seguro en Hungría. Desde entonces se ha trasladado a Ternopil, en el oeste de Ucrania, donde trabaja con un equipo de expertos en informática para producir “proyectos de guerra” informativos.
Su sitio web Papapover es uno de ellos, señaló. De los demás no puede hablar.
Katsurin está de acuerdo en que sus compatriotas expertos en tecnología han sido muy eficaces a la hora de compartir sus historias y aprovechar la simpatía del mundo, y agradece el apoyo que han recibido.
Pero si la OTAN no impone una zona de exclusión aérea para detener la artillería y los ataques aéreos rusos, teme que su país pueda ser invadido.
“Agradecemos toda la ayuda de Occidente, de los medios de comunicación, de las armas, todo el cariño que todo el mundo está enviando aquí, pero necesitamos que la OTAN cierre los cielos”.
“No hay una salida pacífica a esto”.