Vistazo al tiroteo en un centro comercial de Texas
Le llevó cuatro minutos a un neonazi con un arsenal de armas de fuego matar a ocho personas y herir a otras siete en un centro comercial del área de Dallas antes de que un policía pusiera fin a la masacre, con lo que probablemente salvó gran cantidad de vidas
Le llevó cuatro minutos a un neonazi con un arsenal de armas de fuego matar a ocho personas y herir a otras siete en un centro comercial del área de Dallas antes de que un policía pusiera fin a la masacre, con lo que probablemente salvó gran cantidad de vidas.
La balacera del sábado provocó que cientos de clientes en el Allen Premium Outlets se apresuraran a guarecerse en tiendas, almacenes y pasillos cerrados. Allen, un suburbio multicultural de 105.000 personas, es la comunidad estadounidense más reciente en ser víctima de un estallido de violencia en un año en el que ha habido asesinatos masivos en Estados Unidos a un ritmo sin precedentes.
Entre los asesinados había tres integrantes de una familia coreano-estadounidense, dos niñas que eran hermanas y una ingeniera de la India. Las autoridades dicen que aún no determinan cuál fue el motivo del tiroteo.
Han reconocido la autenticidad de una cuenta en redes sociales en la cual el agresor, que no tenía antecedentes penales, exhibía una fascinación con la supremacía blanca y a la vez ofrecía lo que son, en retrospectiva, indicios espeluznantes sobre sus investigaciones y planeación.
A continuación presentamos los puntos principales a tener en cuenta sobre la balacera en el Allen Premium Outlets.
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¿CÓMO OCURRIÓ EL TIROTEO?
El hombre armado descendió de un sedán color plata el sábado por la tarde y comenzó a dispararle a personas, automóviles y escaparates en una lluvia de balas de un fusil tipo AR-15, una de ocho armas de fuego adquiridas legalmente que las autoridades dicen llevó consigo al centro comercial.
Los testigos recuerdan haber escuchado docenas de balazos mientras los compradores huían en estampida para guarecerse y los empleados metían a la gente en las trastiendas y hacían descender las rejas de metal de cada establecimiento para mayor protección.
“Empezamos a correr. Los niños estaban siendo atropellados”, dijo Maxwell Gum, de 16 años, empleado de un puesto de pretzels. “Mi compañero de trabajo levantó a una niña de 4 años y se las entregó a sus padres”.
Afuera de los cuartos cuyas puertas habían sido cerradas con llave, el guardia de seguridad Christian LaCour acababa de ayudar a alguien a ponerse a salvo e intentaba a evacuar a otras personas cuando fue baleado de muerte, dijo Brian Harvey, jefe de la policía de Allen, durante una conferencia de prensa el martes.
Un policía de Allen que se encontraba cerca salvó “incontables vidas” al matar al hombre armado cuatro minutos después de que comenzó el ataque, indicaron autoridades.
Los clientes permanecieron guarecidos en las trastiendas durante una hora o más mientras la policía revisaba el enorme centro comercial tienda por tienda. Luego de que les autorizaron la salida, algunos pasaron junto a cadáveres ensangrentados en el piso.
Fontayne Payton, de 35 años, que se encontraba en la tienda H&M cuando escuchó el sonido de los balazos, recordó haber visto cuerpos pequeños cubiertos con toallas blancas y orar para que no se tratara de niños. “Cuando salí caminando me quebró ver eso”, declaró.
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¿QUIÉNES ERAN LAS VÍCTIMAS?
Las víctimas del neonazi eran una muestra representativa de los suburbios de Dallas, cuyos habitantes son cada vez más diversos.
Sofia Mendoza, estudiante de segundo grado en la Primaria Cox, y su hermana mayor, Daniela Mendoza, de cuarto grado, estaban entre ellas. En una carta a sus padres, la directora Krista Wilson señaló que eran “las alumnas más amables y consideradas”. Su tía, Anabel del Angel, dijo que su tía resultó herida.
“Las niñas han dejado un vacío que nada en el mundo podría llenar jamás. Por favor oren por su madre, mi hermana, y su corazón destrozado”, escribió Del Angel en una publicación para recaudar fondos verificada por GoFundMe.
Tres integrantes de una familia coreano-estadounidense fueron asesinados: Kyu Song Cho, de 37 años, y Cindy Cho, de 35, y su hijo de 3 años. Otro hijo resultó herido. Kyu Song era socio gerente del despacho jurídico Porter Legal Group. “Era querido y respetado”, señaló la firma.
LaCour, el guardia de seguridad, solía pasar por la tienda de ropa Tommy Hilfiger del centro comercial.
“Era muy joven, muy dulce; venía todo el tiempo a visitarnos”, dijo la subgerente Andria Gaither, que logró escapar de los disparos.
Aishwarya Thatikonda, de 26 años, era de la India, hija de un juez de la ciudad de Hyderabad. Tenía una licenciatura en dirección de obra y trabajaba como ingeniera civil en Perfect General Contractors, una firma del área de Dallas.
“Llegó a Estados Unidos con el sueño de hacer una carrera, formar una familia, tener una casa y vivir en Dallas para siempre”, dijo Srinivas Chaluvadi, el fundador de la empresa, en un correo electrónico.
La octava víctima fue Elio Cumana Rivas, de 32 años, indicaron las autoridades.
Hank Sibley, director regional del Departamento de Seguridad Pública de Texas, dijo que, por ahora, no parece que el agresor haya atacado específicamente a ciertas personas con base en su raza, edad o género.
“A mí me parece que se enfocó en el lugar, no en un grupo específico de personas”, declaró Sibley el martes.
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¿QUIÉN ERA EL ATACANTE?
La policía dijo que el hombre armado era Mauricio Garcia, que había vivido en Dallas.
Garcia, de 33 años, dejó un largo rastro de publicaciones en línea en las que describía sus puntos de vista misóginos y de supremacismo blanco. Dijo que las balaceras masivas eran un deporte, y publicó fotografías en las que mostraba sus amplios tatuajes nazis y un pasaje favorito en los libros de los Juegos del Hambre marcado con una esvástica trazada con un plumón verde fosforescente.
Era hispano, y publicó una viñeta en la que aparece un niño latino ante una bifurcación en el camino. En una de las direcciones hay una frase que dice: “actúa como negro”, y la otra tiene esta: “conviértete en un supremacista blanco”.
“Probaré suerte con el supremacista blanco”, escribió.
Otras publicaciones muestran que Garcia había visitado el centro comercial semanas antes de que empezara a disparar e investigó cuándo solía tener más gente, el mismo día y hora en que llevó a cabo su ataque.
Un funcionario del Ejército le dijo a The Associated Press que Garcia no concluyó el entrenamiento básico y fue expulsado por cuestiones de salud mental. El funcionario habló a condición de guardar el anonimato para poder declarar sobre asuntos de personal.
Vecinos de la vivienda unifamiliar en la que vivió hasta hace poco dijeron que creían que trabajaba como guardia de seguridad. Las autoridades confirmaron el martes que Garcia tenía una licencia vencida de guardia de seguridad, pero señalaron que no estaba claro dónde había laborado.
Garcia vivió en un motel en los meses previos al tiroteo. Publicaba videos en línea en los que describía, con un detalle soporífero, el contenido del lugar que habitaba, desde los afiches en la pared hasta la cortina de la ducha.
En un video, una rata se escabulle a través de la habitación desordenada.
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Johnson reportó desde Seattle. Michelle R. Smith en Providence, Rhode Island, y Lolita C. Baldor en Washington contribuyeron a este despacho.