Daniel Craig habló sobre sexualidad y dio en el clavo
Quizás ya lo pueda perdonar por casarse con mi amor platónico de toda la vida, Rachel Weisz
Daniel Craig, sin duda el Bond más sexy y un hombre que parece que lo tallaron en algún tipo de piedra preciosa bañada por el sol, declaró algo increíblemente sensato. Y merece todo el crédito.
Craig repite su papel como el detective Benoit Blanc en la secuela de Knives Out, Glass Onion, que se estrenó en cines el mes pasado y llegará a Netflix el 23 de diciembre. Recientemente, se confirmó que el personaje de Craig es gay, y al hablar con The Sunday Times, dijo: “Es normal. Pero no queremos hacer una montaña de un grano de arena. Nos pareció lo más natural del mundo”.
Amén, Daniel. Que se escuche tu opinión. Grítalo a los cuatro vientos: las relaciones LGBT+ son normales. En cuanto a no hacer una montaña de un grano de arena, personalmente, deseo que llegue un momento en que la sexualidad ya no sea un tema polémico. Quiero que sea aceptada, como tener ojos azules (Craig tiene un buen par) o calzar del número 10.
¿No sería estupendo que las relaciones entre personas del mismo sexo estuvieran tan aceptadas que nunca hubiera que hablar de ellas? La sexualidad es un espectro, y todos estamos en algún lugar dentro de él. Ser queer no es raro ni “otro”; es perfectamente normal. Mi esperanza es que avancemos hacia un lugar donde más personas se sientan capaces de salir y vivir de forma auténtica, sin tener que dar explicaciones o justificarse.
En lugar de colocar a las personas ordenadamente en moldes, me encantaría que todos nos sintiéramos un poco más libres; menos limitados por categorías rígidas de “gay” y “hetero”. Si tuviera que etiquetarme a mí misma, tendría que usar el término bastante torpe “pansexual”, es decir, alguien que se siente atraída por las personas sin importar cómo expresen su género. Y eso ha cambiado con los años, a medida que entendí más sobre el género y la sexualidad. También es perfectamente normal darse cuenta de que el lugar en el espectro cambia con el tiempo.
Mi deseo de que el estatus y las relaciones LGBT+ pasen desapercibidos no pretende de ninguna manera criticar a quienes celebran su sexualidad: es un movimiento radical y alegre para honrar sin remordimientos esta parte de lo que eres, como hicimos muchos de nosotros, incluido el personal de The Independent, en el Orgullo en Londres de este año. Y sigue siendo radical, y bastante importante, porque el mundo aún no llega a ese punto en términos de derechos LGBT+, algo que nos han recordado durante la Copa del Mundo en Qatar, un país donde ser homosexual es un crimen.
Qatar es una de las 70 naciones del mundo que tienen leyes contra la comunidad LGBT+; 11 de ellas amenazan con la pena de muerte. Incluso en Gran Bretaña, la retórica llena de odio en contra de las personas trans (la “T” en LGBT+) en las redes sociales y en ciertas secciones de la prensa, demuestra cuánto nos queda por recorrer y genera una fuerte sensación de déjà vu entre gente queer. Por ejemplo, la Sección 28, introducida por el gobierno conservador bajo Margaret Thatcher, apenas fue derogada en 2003 y el daño que causó persiste en la memoria viva. No es difícil establecer un paralelo entre cómo se trataba a las personas homosexuales en las décadas de 1980 y 1990 y cómo se ataca a la comunidad trans en la actualidad.
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Pero parte de ganar esta batalla, a favor de la tolerancia y la igualdad, y sí, del amor, es presentar las relaciones LGBT+ tan válidas, complicadas, hermosas y normales como las heterosexuales.
En la misma entrevista, Craig dijo que al hacer películas, “se supone que debes reflejar la vida. Y esa relación gay refleja mi vida”. Estoy segura de que esta declaración ya ha generado muchas especulaciones y preguntas sobre si Craig se refería a sus relaciones personales o a la necesidad más amplia de representación LGBT+ en la pantalla. Si Craig se refería a sí mismo, entonces estoy encantada por él, y si estaba hablando de manera más general, entonces eso también es positivo.
Craig merece elogios por normalizar sin rodeos la decisión de que su personaje de Knives Out sea gay. Quizás ahora lo pueda perdonar por el comentario de “James Bond no debería ser interpretado por una mujer”, y por casarse con mi amor platónico de toda la vida, Rachel Weisz.
Traducción de Michelle Padilla