Ignora a Trump, muchas víctimas de violación no “gritan” y la mayoría no denuncia
Con solo cuatro oraciones, Trump logró difundir múltiples mitos dañinos sobre la violencia sexual
¿Me sorprende que Donald Trump tenga puntos de vista espantosos sobre la violación? No. No esperaba que el hombre que nos dio la frase “agárralas por el c*ño” tuviera una comprensión integral, bien informada y empática de esos asuntos. Entonces, no puedo decir que me caí de la silla en estado de shock cuando el expresidente, al despotricar contra las denuncias de violación que enfrenta actualmente en la corte, logró difundir múltiples mitos dañinos sobre la agresión sexual en cuatro oraciones cortas.
Para recapitular: Trump actualmente es el acusado en una demanda civil presentada por la escritora E. Jean Carroll, quien alega que Trump la violó en 1996, en el probador de una tienda departamental de Manhattan. Trump ha negado esas afirmaciones.
Carroll presentó la demanda, por difamación y agresión, el año pasado en virtud de la Ley de Sobrevivientes Adultos, que permite a los sobrevivientes de agresión sexual que tenían más de 18 años cuando ocurrió el abuso demandar a sus abusadores, independientemente de cuándo ocurrió el abuso. (Ese caso es independiente de otra demanda por difamación que Carroll presentó contra Trump en 2019, en la que alegó que Trump la difamó en declaraciones que hizo para negar sus acusaciones).
La demanda de 2022 ahora fue a juicio. Los procedimientos comenzaron el martes (25 de abril) y Trump tardó menos de 24 horas en publicar una de sus diatribas características en Truth Social, la plataforma de redes sociales que creó después de que se le prohibiera Twitter y Facebook luego de la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021.
No voy a compartir los comentarios de Trump en su totalidad, porque la vida es corta. En cambio, voy a compartir solo las cuatro oraciones que me llamaron la atención.
“¿No gritó?”, Trump escribió sobre Carroll. “¿No hay testigos? ¿Nadie vio esto? ¿Nunca hizo una denuncia policial?”.
Es obvio que Trump no está haciendo esas preguntas de buena fe. Las está utilizando para socavar la credibilidad de Carroll. El espacio en blanco que se supone que debes llenar es este: “Si violan a alguien, la persona va a gritar. Si violan a alguien, hay testigos. Si violan a alguien, otra persona está viendo. Si violan a alguien, la persona presentará una denuncia con la policía”.
Esas cuatro ideas reflejan conceptos erróneos comunes sobre la violencia sexual y la violación. Son parte de toda una serie de falsedades que continúan dificultando sin razón que las víctimas de agresiones confíen en el sistema de justicia y se sientan seguras al hacerlo. Según RAINN (Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto), de cada 1.000 agresores sexuales, 28 serán condenados por un delito grave y 25 serán encarcelados.
Y así, el hecho de que los comentarios de Trump sean tristemente esperados no significa que debamos dejarlos sin respuesta. Encontrarás abajo una verificación rápida de los comentarios del presidente sobre la violación.
“¿No gritó?”
Por obvias razones, no todas las víctimas de violación o agresión sexual gritan, chillan o se defienden mientras sucede. Algunos no pueden. Algunas personas, sorprendentemente, están demasiado asustadas para hacer cualquiera de esas cosas mientras son víctimas de un delito violento.
James W. Hopper, psicólogo clínico y profesor asociado de Psicología en la Facultad de Medicina de Harvard, escribió en 2015 para The Washington Post, titulado “Why many rape victims don’t fight or yell” (Por qué muchas víctimas de violación no se defienden o gritan): “En medio de una agresión sexual, el circuito del miedo del cerebro toma el control. La corteza prefrontal puede verse gravemente afectada y todo lo que queda pueden ser reflejos y hábitos”.
Hopper escribió sobre “pasmarse” —“una respuesta albergada en el cerebro al detectar peligro, en especial el ataque de un depredador”— así como “inmovilidad tónica” e “inmovilidad colapsada”, dos ejemplos de “reflejos de supervivencia extrema” que pueden activarse durante un ataque.
“¿No hay testigos? ¿Nadie vio esto?”
Debido a la naturaleza de la agresión sexual, no es raro que no haya testigos presenciales directos durante esos ataques. Pero eso no significa que no haya testigos que puedan brindar testimonio ante un tribunal. Por lo general, el equipo de un demandante buscará a las personas a las que la víctima les haya contado sobre el presunto ataque después de que ocurrió.
Carroll, quien subió al estrado como testigo el miércoles (26 de abril), dijo que le contó a dos amigas sobre el presunto ataque. Esas amigas, Carol Martin y Lisa Birnbach, confirmaron previamente que Carroll les dijo en la década de 1990 que Donald Trump la había violentado sexualmente.
“¿Nunca hizo una denuncia policial?”
La mayoría de las víctimas de violación y agresión sexual no denuncian sus ataques a la policía.
Según RAINN, de cada 1.000 agresiones sexuales, 310 son objeto de dichas denuncias. En cuanto a los delitos violentos denunciados entre 2005 y 2010, RAINN dijo que las víctimas dieron las siguientes razones para no presentar un informe: el 20% temía represalias, el 13% creía que la policía no haría nada para ayudar, el 13% creía que era un asunto personal, el 8% denunció el ataque con otro funcionario, el 8% creía que no era importante denunciar el ataque, el 7% no quería meter al agresor en problemas y el 2% creía que la policía no podía hacer nada para ayudar. Otro 30% dio otra razón, o no citó una razón.
Traducción de Michelle Padilla