A Melania Trump en realidad no le importan sus NFT, ¿Y a ti?
La ex Primera Dama está sacando provecho de una moda que hace dinero con cosas que en términos técnicos no existen. ¿Podría haber algo más perfecto?
La semana pasada, varios medios informaron que la ex primera dama estadounidense Melania Trump regresaría a la vida pública por primera vez desde la desafortunada salida de su esposo en enero pasado. A pesar de sus muchos intentos fallidos de desterrar al bullying del discurso estadounidense durante el mandato de su marido, Melania Trump no convertirá su famosa campaña ineficaz por la “bondad” en el objetivo de su vida posterior a la Casa Blanca. En cambio, lanzará una plataforma NFT, para aprovechar, por así decirlo, la moda de las criptomonedas en un intento de ganar dinero con algo que en realidad no existe.
Si el esfuerzo pospolítico de la ex primera dama parece sorprendente, no debería. Después de todo, se casó con un miembro de una familia que ha heredado un largo legado de la vestimenta imperial. Nos prometen túnicas tejidas en oro y después no nos entregan nada en absoluto. ¿Entonces, por qué no entraría Melania el negocio de entregar al público una gran cantidad de objetos (tokens no fungibles entregados bajo el título monetizado “Melania’s Vision”) que no son reales en el sentido estricto de la palabra?
De alguna manera, Melania era la portadora del apellido Trump más honesta que existía. Cuando se puso la chaqueta que la hizo, pues, famosa, la que decía: “I Really Don’t Care Do U?” (En realidad no me importa, ¿Ya ti?), nos decía la verdad. Eso era lo que ella era de verdad. A diferencia de Donald, sucio, viscoso, obsesionado con Twitter, y que trató de retractarse de cada cosa racista que tuiteó, Melania dijo su diálogo y nos dejó vivir así. No, a ella no le importaba, y no le importaba si a nosotros nos importaba que a ella no le importara. ¿Entiendes? Si hay un segundo acto más apropiado para una insípida, aliado fingida de las víctimas de bullying y los menos afortunados que un negocio que no vende nada, de verdad no sé cuál podría ser.
Por supuesto, parte del espíritu empresarial estadounidense radica en la tierna y reñida capacidad de sacar provecho haciendo cualquier actividad de explotación antigua. Habrá mucha gente dándole palmaditas en la espalda a Melania por este tonto y performativo negocio. Bien por ti, Mel. Te harás (más) rica sin vender nada. Intentarás convencerte de que el arte es todo lo que podríamos creer que es arte, cualquier cosa por la que estemos dispuestos a pagar.
Debe saberse que Melania dice que usará su iniciativa para el bien. Ella vinculó su negocio de NFT a su plataforma antibullying (de nombre Be Best, un tic gramatical que esta escritora todavía no puede entender). Pero esa plataforma también está impulsada por Parler, un sitio de redes sociales de derecha que ayudó a impulsar la insurrección del 6 de enero, y que muchos, incluida yo, dirían que no es un buen ejemplo de antibullying. De hceho, Parler desde su conecpción es una habitación llena de bullies, que se divierten al golpear al más débil, al pequeño, al diferente. Me pregunto cómo protege la privilegiada, blanca, cisgénero, y adinerada Melania Trump a las víctimas de bullying al ponerse del lado de los agresores.
A ella en realidad no le importa, y en realidad no le importa si tú lo sabes. Pero ella quiere que tú compres su arte digital, adjunto a una grabación de su voz, por la suma de US$150.
¿Debería Melania Trump obtener un segundo acto? El público, supongo, podrá tomar esa decisión por sí mismo. Que haya espacio o no para la esposa de un agresor que incendió el mundo a raíz de una pérdida democrática depende de todos, y no de una sola persona. Sin embargo, vale la pena considerar la composición constitucional de una mujer que, aunque conocida por ser privada, de forma feliz sacará provecho de la moda de las criptomonedas con la finalidad de ganarse unos dólares, sin importar el costo. ¿Son US$150 demasiado como para pagárselos a una traidora a la democracia? ¿A ella en realidad le importa? ¿Y a ti?