Por qué la amenaza de Biden de sancionar a Rusia probablemente no disuadirá a Putin en Ucrania
Biden y Putin tuvieron una cumbre virtual durante la cual el presidente de Estados Unidos envió un mensaje duro acerca de la posible invasión de Ucrania por parte de Rusia. Pero la investigación que he llevado a cabo sobre las sanciones muestra que estas no son del tipo que probablemente sean efectivas
La administración Biden amenaza con sanciones severas y de “alto impacto” contra Rusia si invade Ucrania.
Los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos dicen que Rusia se prepara para una posible invasión al reunir decenas de miles de tropas a lo largo de la frontera y participar en otras tácticas agresivas. El presidente Joe Biden y su homólogo ruso Vladimir Putin llevaron a cabo una cumbre virtual el 7 de diciembre para discutir este asunto.
Las nuevas medidas se sumarían a una amplia gama de sanciones ya existentes contra Rusia impuestas tanto a principios de este año como el pasado en respuesta a las actividades criminales cibernéticas de Moscú, su toma de Crimea, una península en el Mar Negro que formaba parte de Ucrania, y su apoyo a los grupos rebeldes en el este de Ucrania.
Las autoridades de políticas afirman que las sanciones son un medio eficaz para lograr los objetivos de estas políticas. ¿Pero es eso cierto? ¿Es probable que las nuevas medidas contra Moscú tengan éxito?
Las investigaciones acerca de las sanciones que yo y otros hemos llevado a cabo demostraron que sí, a veces pueden ser efectivas.
Pero existen serios problemas con las sanciones adicionales de Estados Unidos a Rusia.
Las sanciones unilaterales rara vez funcionan
Si bien no está claro qué nuevas sanciones podría desencadenar Estados Unidos, los primeros informes sugieren que pueden apuntar al sistema financiero de Rusia, incluidos sus bancos más grandes y la capacidad de cambiar rublos por dólares. Tales sanciones estarían destinadas a castigar a la economía de Rusia, los aliados de Putin y los residentes más ricos del país.
Para que estas sanciones u otras similares sean efectivas, Estados Unidos necesita aliados. Las medidas anteriores de Estados Unidos contra Rusia a menudo han sido unilaterales y sin el apoyo o la participación de otros países importantes o de las Naciones Unidas.
Tales sanciones unilaterales rara vez tienen éxito. En una economía mundial cada vez más globalizada, las sanciones unilaterales enfrentan enormes obstáculos, incluso cuando las impone la economía más grande del mundo.
Un estudio histórico publicado en 1997 por el Instituto Peterson de Economía Internacional encontró que las sanciones unilaterales estadounidenses lograron sus objetivos de política exterior solo el 13% de las veces. Investigaciones cuantitativas más recientes muestran que las sanciones multilaterales que involucran a varios países son más efectivas que las medidas unilaterales.
Los pocos casos en que funcionaron las sanciones unilaterales estadounidenses involucraron a países que tienen amplias relaciones comerciales con los EE.UU., lo cual a simple vista no es el caso con Rusia. Rusia ocupa un lugar bajo en la lista de socios comerciales de EE.UU., y las sanciones anteriores a Moscú han reducido aún más las relaciones comerciales con EE.UU. Rusia no depende del comercio estadounidense y, por lo tanto, es poco probable que se someta a la presión económica estadounidense.
Además, cuando un país meta enfrenta sanciones, puede buscar vínculos comerciales en otros lugares. Este fue el caso de Cuba. Cuando Estados Unidos impuso un embargo a su antiguo socio comercial después de la revolución de 1959, La Habana acudió a Moscú en busca de ayuda y se convirtió en parte del bloque comunista. Las sanciones no tuvieron ningún impacto en el cambio de la política cubana.
En los últimos años, Rusia ha aumentado sus relaciones comerciales y cooperación energética con China, lo que la hará menos susceptible a la presión económica de Estados Unidos.
Hay informes de que las evaluaciones de inteligencia estadounidenses han convencido a los aliados europeos de que la amenaza de más sanciones está justificada, pero si todos los miembros de la UE aceptarán llevarlas a cabo es otro asunto.
Rusia es el quinto socio comercial más grande de la Unión Europea, mientras que la UE es el más grande de Rusia. Los amplios vínculos comerciales de Moscú con los estados de la UE le permitirían mitigar los impactos de sanciones que no cuenten con el pleno apoyo y cooperación europeos. Rusia suministra a Europa gran parte de su gas natural, lo que garantiza el acceso al comercio y los ingresos sin importar las medidas de Estados Unidos.
Alemania y otros países europeos expresaron su preocupación por la actividad rusa contra Ucrania. Y la UE ha impuesto algunas sanciones contra Rusia tras la toma de Crimea.
No obstante, en los últimos años, la Unión Europea ha favorecido estrategias diplomáticas en lugar de sanciones económicas para decidir el futuro de Ucrania.
No puede haber solo castigos sin diplomacia
Esto plantea un segundo factor que influye en la eficacia de las sanciones: la importancia de combinar las sanciones con la negociación diplomática.
Mi investigación con el experto en sanciones económicas George Lopez muestra que las sanciones funcionan mejor cuando se combinan más medidas coercitivas con algún tipo de recompensa para incentivar el cumplimiento.
La oferta de levantar las sanciones puede ser una moneda de cambio eficaz para persuadir al régimen meta de que modifique sus políticas. Este fue el caso del Acuerdo de Paz de Dayton de 1995, cuando la oferta de levantar las sanciones sirvió de incentivo para que Serbia pusiera fin a sus políticas agresivas contra Bosnia y aceptara un arreglo político en su prolongado conflicto.
Las ofertas para levantar las sanciones y abrir las relaciones diplomáticas y comerciales también funcionaron con éxito en la década de 1990 y principios de los 2000s para inducir al gobierno de Libia a que detuviera su apoyo al terrorismo internacional y abandonara su programa de desarrollo de armas de destrucción masiva.
El uso de sanciones e incentivos también tuvo éxito en el logro del acuerdo nuclear de 2015 con Irán. Las rigurosas sanciones de Estados Unidos, las Naciones Unidas y la UE se combinaron con una oferta para levantar las sanciones si Irán cumplía con las demandas de restringir su programa nuclear y aceptar inspecciones intrusivas.
La Comisión Internacional de Energía Atómica verificó que Irán cumplió su parte del trato y redujo de manera significativa su programa nuclear, y las sanciones de la ONU se eliminaron en 2016.
Sin embargo, la administración Trump abandonó el acuerdo de manera unilateral en 2018 e impuso nuevas sanciones de “máxima presión” sobre Irán. El acuerdo colapsó e Irán reanudó sus actividades de enriquecimiento prohibidas.
Se están llevando a cabo negociaciones para restaurar el acuerdo. Estados Unidos ha ofrecido aliviar las sanciones si Irán acepta renovadas restricciones a su programa nuclear, pero las dos partes no han podido llegar a un acuerdo. La política estadounidense de retirarse del acuerdo con Irán y volver a imponer sanciones unilaterales abandonó un enfoque diplomático multilateral que funcionaba.
Es poco probable que la amenaza de Biden de nuevas sanciones a Rusia tenga un gran impacto en el comportamiento de Putin a menos que los estados europeos apoyen y participen en la decisión. Un enfoque alternativo podría ser apoyar los intentos europeos de negociar una solución a la crisis de Ucrania, al utilizar la oferta para aliviar las sanciones actuales como un incentivo para reducir la presión sobre Kiev.
Esta es una versión actualizada y ampliada de un artículo que fue publicado el 1 de agosto de 2018.
David Cortright es Director de Estudios de Políticas, Instituto Kroc de Estudios Internacionales para la Paz en la Universidad de Notre Dame.
Este artículo se ha vuelto a publicar de The Conversation con una licencia de Creative Commons. Aquí puede leer el artículo original.