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El respaldo silencioso: ¿qué opina Obama de Kamala Harris como candidata a presidenta?

Se supone que son viejos amigos, así que ¿dónde está Barack Obama cuando la vicepresidenta estadounidense lo necesita? Alex Hannaford habla con quienes los conocen y descubre una relación personal y política que se remonta a años atrás

Miércoles, 24 de julio de 2024 17:00 EDT
El hecho de que Barack Obama no se haya apresurado a apoyar a Kamala Harris ha alimentado los rumores de una enemistad
El hecho de que Barack Obama no se haya apresurado a apoyar a Kamala Harris ha alimentado los rumores de una enemistad (Getty)

Ya en 2020, poco después de que Joe Biden anunciara a Kamala Harris como su candidata a la vicepresidencia, la campaña de Biden/Harris publicó un breve video en sus redes sociales. Se trataba de una charla desenfadada entre Harris y el expresidente Barack Obama.

El expresidente, de aspecto relajado con camisa de cuello abierto y traje oscuro, le dice que el trabajo puede ser agotador y le pregunta si tiene algún consejo para sobrellevar la jornada. Harris responde que hace ejercicio todas las mañanas, independientemente de lo que haya dormido.

Le pregunta qué música escucha y ella responde que Mary J. Blige. Entonces, ella le pregunta por su relación con Biden; ¿qué necesita saber sobre el hombre que trabajó para él como vicepresidente de 2009 a 2017?

Obama contesta que a Biden le gusta el helado, la pasta con salsa roja y que adora sus gafas de sol de aviador. “Sabe que le quedan bien” —añade, y remata con un jovial— “No dejes de hacer esos entrenamientos, dormir lo suficiente y mantenerte sana”.

La exsenadora californiana de Oakland y ahora primera vicepresidenta de Estados Unidos contaba con el respaldo de una de las figuras públicas más populares del país.

Tras las elecciones de noviembre, en las que Biden y Harris salieron victoriosos, la ex primera dama Michelle Obama tuiteó sus felicitaciones: “Estoy más que encantada de que mi amigo Joe Biden y nuestra primera vicepresidenta negra e india-estadounidense, Kamala Harris, se dirijan a restaurar algo de dignidad, competencia y corazón en la Casa Blanca. Nuestro país lo necesita con urgencia”.

Ahora, con Biden fuera de la contienda y una serie de apoyos de políticos de alto nivel de su partido a Harris para sustituirlo como candidato demócrata a la presidencia, hay un nombre que brilla por su ausencia: Barack Obama. 

Es una omisión tan flagrante que ha sido noticia en todo el mundo. La pregunta es: ¿por qué no ha llegado ese respaldo de una presencia tan imponente en el Partido Demócrata?

Después de que Biden anunciara su renuncia, respaldó a Harris y afirmó que elegirla como vicepresidenta era la mejor decisión que había tomado. Además, le ofreció su “pleno apoyo y respaldo” en su propia campaña presidencial.

Harris y su esposo Douglas Emhoff llegan a la sede de su campaña presidencial en Wilmington
Harris y su esposo Douglas Emhoff llegan a la sede de su campaña presidencial en Wilmington (Reuters)

En una declaración conjunta, el expresidente Bill Clinton y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton afirmaron que se sentían “honrados” de unirse al presidente en el apoyo a la vicepresidenta Harris y que harían todo lo que estuviera dentro de sus posibilidades para apoyarla.

Luego, la senadora Elizabeth Warren afirmó que Harris podría “unir” al partido, “enfrentarse a Donald Trump y ganar en noviembre”. Le siguieron otros pesos pesados: el gobernador de California, Gavin Newsom, que se ha barajado como posible candidato a compañero de fórmula; el secretario de Transporte, Pete Buttigieg; y la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer.

El lunes, a pesar de haber pedido unas primarias abiertas, la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dio su apoyo a Harris. “Políticamente, no hay que equivocarse”, señaló. “Kamala Harris como mujer en política es brillantemente astuta, y tengo plena confianza en que nos llevará a la victoria en noviembre”.

Pero a pesar de que Obama escribió un afectuoso homenaje a su propio exvicepresidente y amigo Biden —en el que lo llamó “patriota del más alto nivel”—, la única referencia al porvenir fue la siguiente línea: “Tengo una extraordinaria confianza en que los líderes de nuestro partido serán capaces de crear un proceso del que surja un candidato sobresaliente”.

Los republicanos se exaltaron ante la declaración y la calificaron de desaire. Sin embargo, algunos políticos no se sorprendieron. “Que todo el mundo se calme”, escribió un observador político. “Que Barack Obama no apoyara a Kamala Harris de inmediato NO fue un desaire. Es estrategia. En caso de que se dispute un proceso de nominación, Obama, ahora un estadista de edad avanzada, desempeñaría el papel de pacificador y aportaría unidad. Trabajará duro para elegirla. Sin duda”.

Otro afirmó: “Supongo que [Obama] quiere esperar a que las cosas se resuelvan por sí solas en lugar de que le acusen de ungir a alguien u orquestar las cosas”.

El consultor político David Logan, residente en Texas, declaró a The Independent que el hecho de que Obama no la respaldara inmediatamente era solo una señal de que está respaldando el proceso político correcto. “Debido a que la convención demócrata está prevista en Chicago, su ciudad natal, estoy seguro de que está dejando que el partido haga lo suyo; dejará que los que fueron elegidos dirijan el partido”.

Al igual que Obama, a lo largo de la trayectoria de Harris se han producido muchas situaciones inéditas, desde el punto de vista de la raza y, en particular para ella, del género

Al igual que Obama, Harris creció con su madre tras la separación de sus padres. Shyamala Gopalan emigró a EE.UU. desde la India en los años 50 para cursar una maestría, y más tarde un doctorado, en nutrición y endocrinología en la Universidad de California, Berkeley.

Allí conoció al padre de Harris, Donald, que había llegado a Estados Unidos desde Jamaica para estudiar economía. La pareja se casó en 1963. Donald dio clases de economía en la Universidad de Stanford, y Shyamala se convirtió en una reputada investigadora del cáncer de mama.

Tuvieron dos hijos: Kamala y su hermana menor Maya, y se separaron cuando Kamala tenía siete años. Al recordar aquella época, Harris escribió en sus memorias que su madre “comprendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras”. Quería asegurarse de que se convirtieran “en mujeres negras seguras de sí mismas y orgullosas”. Shyamala murió en 2009.

Al igual que Obama y su esposa, Michelle, Kamala y su hermana estudiaron Derecho y se dedicaron a la política. Tras completar sus estudios universitarios de Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad Howard de Washington D. C. (que destaca por su formación a estudiantes afroestadounidenses), Harris estudió Derecho en California antes de convertirse en fiscal del Estado.

Harris, Joe Biden y Barack Obama juntos en 2022
Harris, Joe Biden y Barack Obama juntos en 2022 (Getty)

En 2004 fue elegida fiscal del distrito de San Francisco, y un par de años después de que Obama se convirtiera en 2009 en el primer presidente negro de Estados Unidos, se convirtió en la primera mujer, la primera estadounidense negra y la primera estadounidense de origen asiático elegida fiscal general de California.

Ambos se conocieron cuando Harris se presentó a las elecciones al Senado en 2004, y fue una de las primeras partidarias de su candidatura presidencial en un momento en que Clinton era la favorita del establishment. Respaldó su campaña al Senado hace 20 años, cuando era fiscal del distrito de San Francisco, y luego apoyó su candidatura a la presidencia en 2007. 

En 2013, Obama se vio obligado a disculparse tras llamarla “la fiscal general más guapa del país” en una recaudación de fondos demócrata. 

“Son viejos amigos y buenos amigos y él no quería de ninguna manera disminuir los logros profesionales de la fiscal general y sus capacidades”, declaró entonces el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. En 2016, cuando Harris se postuló al Senado, Obama salió en un anuncio de televisión, donde la defendió como una “luchadora intrépida”.

En octubre de 2021, Michelle Obama publicó en Twitter una foto de ella y Harris abrazadas con motivo del cumpleaños de Harris. “Feliz cumpleaños a una líder reflexiva, compasiva e implacable”, escribió. “¡Tenemos mucha suerte de que sirvas a nuestro país!”.

Cuando se convirtió en vicepresidenta, se mudó con su marido Doug Emhoff, un abogado especializado en entretenimiento con el que se casó en 2014 tras conocerse en una cita a ciegas. Madrastra de los hijos de Emhoff, Cole y Ella, ahora de 29 y 25 años, su nombre de cariño es “Momala” y se dice que también cuenta con el apoyo de la mamá de los jóvenes, Kerstin Emhoff, que asistió a la toma de posesión presidencial en 2021.

Hoy vive con Doug en su residencia oficial, en un tranquilo enclave de Washington D. C., un lugar al que llama hogar desde hace tres años. Pero si los Obama y Harris y Emhoff socializan fuera del trabajo, lo mantienen en secreto. 

“No creo que esta gente tenga vida social fuera del trabajo en absoluto”, ríe Logan. “Pero me sorprendería que hubiera malicia, porque Obama fue uno de los muchos que animaron a Biden a que renunciara, así que no veo ninguna razón para que luego dijera ‘quizá no debería ser ella’. Habría sido una conversación que habría tenido con Biden con mucha antelación. Pasar de ser el primer hombre negro presidente a la primera mujer negra… no parece haber razón para que no le entusiasme”.

Al igual que Obama, a lo largo de la trayectoria de Harris se han producido muchas situaciones inéditas, desde el punto de vista de la raza y, en particular para ella, del género. Cualquier especulación sobre la posibilidad de que Obama se esté conteniendo con la esperanza de que su esposa Michelle gane la nominación carece de fundamento, según allegados al Capitolio.

A pesar de que una reciente encuesta de Ipsos revela que ella es la única candidata hipotética para frenar a Trump, se dice que Michelle no tiene tales aspiraciones. Harris aspira a convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos; la primera mujer negra —y asiática-estadounidense— comandante en jefe. Harris quiere traer nuevas esperanzas a un país dividido, y hacer que su “viejo y buen amigo” Obama se sienta orgulloso.

Traducción de Michelle Padilla

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