¿Quién podría sustituir a Joe Biden como candidato presidencial? Debate provoca crisis entre los demócratas
El presidente acaba de dar a su partido un baño de realidad. ¿Ahora qué pueden hacer los demócratas?
El “dormilón” Joe Biden acaba de dar una llamada de atención al Partido Demócrata. Y parece que la preocupación por la edad y la aptitud mental del presidente en ejercicio no va a desaparecer.
¿Qué puede hacer su partido al respecto, si es que puede hacer algo?
El debate del jueves en Altanta, Georgia, fue la oportunidad del presidente de disipar las dudas sobre su capacidad para cumplir un segundo mandato, que se prolongaría hasta bien entrados los 80 años.
En cambio, la participación de Biden se vio afectada por un resfriado, además de que parecía olvidarse de las palabras en algunos momentos y, en otros, parecía perder por completo la noción de lo que quería decir.
Fuentes demócratas que hablaron con The Independent y una amplia gama de otros medios de comunicación después del debate estaban en modo de pánico.
Algunos se preguntaban abiertamente si era posible que su partido hiciera lo impensable: sustituir en la candidatura a un presidente en ejercicio que había superado las primarias prácticamente sin oposición.
“Horrible”, declaró un estratega demócrata a The Independent. “Necesitamos que Kamala Harris se haga cargo. La opción más sencilla”.
Entonces, ¿es posible? ¿Y quién sustituiría a Joe Biden en la boleta demócrata?
La respuesta corta es sí, es posible. Pero sería un lío.
Técnicamente, Joe Biden todavía no es el candidato del Partido Demócrata a la presidencia.
El Comité Nacional Demócrata (DNC) celebrará su convención de nominación del 19 al 22 de agosto. Miles de delegados, funcionarios electos, líderes sindicales, activistas, peces gordos del partido, grupos de presión y otros acudirán a Chicago para una convención de cuatro días en la que Biden (o cualquier otro) recibirá la nominación oficial.
El presidente (o su sustituto) aceptará entonces la nominación y pronunciará un discurso de apertura la última noche de la convención.
No obstante, hay una cuestión: el resultado de dicho proceso de nominación ya es de Biden, a menos que lo rechace. El viernes se informó que Biden está decidido a seguir en la contienda y enfrentarse a Trump en un segundo debate en septiembre.
El presidente ganó en los 50 estados y en todos los territorios de EE.UU. en las primarias del Partido Demócrata celebradas esta primavera, lo que le proporcionó todos los votos de los delegados, salvo unos pocos, necesarios para conseguir la nominación.
Están obligados a votar por él en la primera votación del proceso de nominación, la misma ronda en la que se prohíbe participar a los “superdelegados” no vinculados, quienes pueden emitir su voto a su antojo.
Así que, a menos que Biden renuncie por voluntad propia, el presidente actual será el candidato de su partido en agosto.
Sin embargo, si abandona la contienda, se consideraría la posibilidad de una convención abierta, la cual significará que todos los delegados que voten por Biden pasarán las semanas previas a la convención siendo cortejados por cualquiera de los demócratas que se lance a la contienda para sustituir al presidente.
No se tomaría en cuenta la opinión de los votantes, que participaron en el proceso de primarias este año. El resultado se decidiría en una serie de votaciones en la convención de agosto, en la que cada candidato trabajaría para consolidar el total requerido.
Si tal es el caso, hay algunos miembros destacados del partido del presidente que podrían lanzarse al ruedo:
Kamala Harris
La sustituta más probable de Biden es claramente su vicepresidenta, Kamala Harris, entre cuyas funciones constitucionales está la de sustituir al presidente en caso de que este no pueda continuar en el cargo.
Es la única de los dos posibles candidatos que ha dirigido una campaña presidencial (aunque sin éxito) y tiene el mayor reconocimiento nacional de todos los demócratas que podrían unirse de forma convincente a la contienda presidencial.
Sin embargo, la exfiscal general de California y exsenadora estadounidense no goza del apoyo generalizado de la opinión pública y es una especie de figura odiada por la derecha, que lleva mucho tiempo alegando que Biden es solo un candidato “de Troya” utilizado para recuperar la Casa Blanca antes de dimitir para que ella tome el mando.
Uno de los videos de ataque más recientes de Trump aludió directamente a esta teoría de conspiración.
Buttigieg, secretario de Transporte de Biden, es otro antiguo aspirante para 2020 (junto con Harris) que podría presentar su candidatura a la Casa Blanca si Biden se retirara.
El exalcalde de South Bend, Indiana, es carismático por naturaleza y cuenta con servicio militar en su currículum, lo que le diferenciaría de sus compañeros, entre ellos Donald Trump, beneficiario de no menos de cinco aplazamientos del reclutamiento para excusarle de participar en la guerra de Vietnam durante su juventud.
Pero, como secretario de Transporte, Buttigieg ha sido a menudo el chivo expiatorio de la administración, a cargo de pagar los platos rotos cuando se producen catástrofes en el control del tráfico aéreo, grandes descarrilamientos de trenes o derrumbes de puentes. Dichos incidentes frustran gran parte del buen trabajo que hace luchando contra los medios conservadores, por ejemplo, sus participaciones semirregulares en Fox News para ofrecer contraargumentos contundentes.
La gobernadora de Michigan es muy popular en su estado y se la considera una de las líderes del ala moderada del Partido Demócrata en la era posterior a Biden.
Ganó la reelección en 2022 por un amplio margen impulsada por el apoyo a los derechos reproductivos y su gestión de la pandemia de covid-19, convirtiendo así un estado púrpura en azul con relativa facilidad.
Sin embargo, no todo el mundo apreció su firme liderazgo en el confinamiento, y sigue siendo más conocida a nivel nacional por el complot de un grupo de milicia de Michigan para secuestrarla, que afortunadamente fue frustrado por agentes encubiertos del FBI.
Gavin Newsom
Una de las opciones más obvias para suceder a Biden como candidato es el gobernador de California, cuya riqueza personal y prolífica capacidad para recaudar fondos lo convertirían en un adversario temible en el frente del dinero.
Newsom se encuentra en medio de un segundo mandato como gobernador de su estado. Sin embargo, ahí radica un problema, ya que prometió durante su campaña de reelección de 2022 que cumpliría cuatro años completos en el cargo si lo reelegían.
Al igual que Buttigieg, ha ganado aplausos por defender el punto de vista demócrata en Fox y se enfrentó memorablemente a su homólogo de Florida, Ron DeSantis (a quien ha troleado con una serie de anuncios), en un debate televisado el año pasado. Newsom ha sido un entusiasta defensor de Biden, incluso tras el debate del jueves por la noche.
Wes Moore
El gobernador de Maryland, que ocupa el cargo desde hace un año, tendría pocas posibilidades de ser nominado frente a otros con más reconocimiento nacional, pero compensa su relativa anonimidad política con un talento inconfundible para estar delante de las cámaras y un historial positivo en su breve mandato.
Ya aseguró el futuro de los Orioles de Baltimore y también ha sido la cara pública de los esfuerzos de reconstrucción de Maryland tras el desastre que destruyó el puente Francis Scott Key, un lugar emblemático de Baltimore y parte esencial de la infraestructura portuaria de la ciudad.
Moore tiene una licenciatura de la Universidad Johns Hopkins y, al igual que Buttigieg, es exbecario Rhodes en Oxford y veterano militar.
También es autor de cinco libros, uno de los cuales es una novela juvenil.
J.B. Pritzker
El gobernador de Illinois ocupa el cargo desde 2019. Miembro de la acaudalada familia Pritzker, propietaria de la cadena hotelera Hyatt, el abogado y empresario es desde hace tiempo un benefactor financiero de los demócratas.
El hombre de 59 años ganó unas primarias reñidas en 2018 para convertirse en el candidato demócrata, y fue reelegido en 2022.
Al principio de su carrera política formó parte del personal legislativo del Congreso en la década de 1980 y fundó una organización centrada en atraer a los votantes más jóvenes al partido.
Tras presidir la Comisión de Derechos Humanos de Illinois de 2003 a 2006, fue copresidente nacional de la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008 y delegado en las convenciones demócratas de 2008 y 2016.
En las primarias demócratas de 1998 para el 9º distrito electoral de Illinois, quedó en tercer lugar entre cinco candidatos.
Josh Shapiro
El gobernador de Pensilvania, de 51 años, tenía décadas de experiencia política antes de convertirse en gobernador en enero del año pasado.
Tras graduarse en la universidad, trabajó como congresista antes de presentarse como candidato a la Cámara de Representantes del estado en 2004. Fue reelegido tres veces antes de incorporarse a la Junta de Comisionados del condado de Montgomery en 2012. En 2017, fue elegido fiscal general de Pensilvania, cargo que ocupó hasta iniciar su mandato como gobernador.
El viernes por la mañana, Shapiro participó en el programa Morning Joe de MSNBC, donde respaldó al presidente.
“Puedo decirles que Joe Biden está a la altura”, aseveró en el programa. “Trabajé con el anterior presidente, y la mayor parte del trabajo que tuve con él fue demandándolo en los tribunales porque intentaba arrebatarnos nuestras libertades fundamentales”.
Gustaf Kilander contribuyó a este reportaje