Presidenciales 2024: Por qué los demócratas deben evitar alarmarse ante las primeras cifras de voto anticipado
Las únicas cifras que están disponibles en este momento son el total de votos emitidos y la afiliación partidista de quienes han votado, y esta última es una estadística útil pero posiblemente engañosa.
Los comentaristas políticos tienen que inventar un nuevo término para describir a los demócratas preocupados por las encuestas. “Mojar la cama” está oficialmente pasado de moda.
A dos semanas de las elecciones, el voto anticipado está en pleno apogeo en muchos estados de EE. UU. Esto ha provocado un nuevo brote de inquietud y nerviosismo entre los demócratas.
O, al menos, eso es lo que parecen decir sus aliados en los medios de comunicación, que no son necesariamente conocidos por ser un grupo comedido y tranquilo. Por ejemplo, Jon Ralston, el analista de centro-izquierda de Nevada que el lunes expresó alarma por el aumento de la participación entre los republicanos en dicho estado, dijo: “Los republicanos lideran en todo el estado de Nevada después de tres días de votación anticipada y recuento de los votos por correo. Esto no ha ocurrido en unas elecciones presidenciales desde 2008, y podría suponer un grave peligro para los demócratas y para Kamala Harris”.
Estas sin duda son malas noticias para la campaña de Harris. ¡Pero esperen! Según el sitio web especializado The Hill, se han registrado números récord de votantes anticipados en Texas, principalmente concentrados en áreas demócratas. En Austin, una ciudad profundamente demócrata, el primer día de votación anticipada se batieron los récords de los tres últimos ciclos electorales presidenciales.
¿Qué está ocurriendo? La verdad es que aún no se sabe. Y nadie debería decir lo contrario.
Todavía no hay ninguna necesidad de “sonar las alarmas” durante la votación anticipada, para ninguna de las campañas; porque no tenemos ni idea de cuál será la división entre demócratas y republicanos, ni sabemos cómo está votando cada elector individual. Las únicas cifras que están disponibles en este momento son el total de votos emitidos y las afiliaciones partidistas de quienes han votado: una estadística útil pero posiblemente engañosa. Sobre todo teniendo en cuenta que Kamala Harris se está esforzando de buena fe para ganarse al mayor número posible de republicanos en los últimos días de la contienda.
Es probable que los medios de comunicación de Washington D. C. se mantengan en un estado agorero frenético por las siguientes dos semanas; no saben hacer mucho más que eso. Sin embargo, es probable que las propias campañas se limiten a profundizar en las estrategias que creen que atraerán a importantes grupos de electores en los últimos días, ya que la contienda parece estar más reñida que nunca.
Para Donald Trump, eso significó apuntalar el terreno en Carolina del Norte el lunes con un tedioso mitin en la Universidad del Este de Carolina. Un corresponsal de The Independent estuvo allí y vio cómo los estudiantes dejaban el evento, tras lo cual solo quedaron los verdaderos creyentes en las últimas gradas.
Harris, por su parte, se ha embarcado en una gira por varios estados con Liz Cheney, la republicana del comité del 6 de enero cuya postura contra Trump conllevó el sacrificio de su carrera política. El martes, la vicepresidenta ofreció una entrevista en NBC News en horario de máxima audiencia. También tiene a la vista a Míchigan y Georgia, dos estados clave para su victoria junto a Joe Biden en 2020.
Las elecciones entraron hoy oficialmente en su recta final. Ahora, la verdadera pregunta: ¿los estadounidenses tendrán un resultado el 5 de noviembre? O, para ser más claros: ¡¿Cuándo terminará esto?!
Lamentablemente, esa es una pregunta cuya respuesta también parece estar fuera de nuestro alcance.
Traducción de Sara Pignatiello