El presidente de México quiere que el banco central compre dinero “sucio”
Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador han levantado una tormenta de críticas con una legislación que obligaría al Banco de México a ser comprador de todo el efectivo estadounidense que ingrese al país
El partido del presidente Andrés Manuel López Obrador levantó una tormenta de críticas este jueves con una legislación destinada a obligar al Banco Central de México a ser el comprador de última instancia de todo el efectivo estadounidense que ingresa al país.
El Banco de México y los grupos de oposición expresaron su preocupación de que tal requisito violaría la autonomía del banco y también lo dejaría abierto a adquirir dinero sucio de los cárteles de la droga.
El proyecto de ley se produce en medio de una serie de movimientos legislativos de López Obrador que han desconcertado a la comunidad empresarial y han buscado limitar las actividades antidrogas de los agentes del gobierno extranjero en México.
La medida fue aprobada el miércoles por la noche por el Senado y aún debe ser aprobada por la cámara baja del Congreso. El partido Morena de López Obrador dice que está destinado a garantizar que los migrantes puedan enviar dinero a casa en efectivo. El partido dice que si se acumula efectivo extranjero en México, podría debilitar el valor del peso.
Pero, el banco central expresó su oposición en una rara declaración pública el jueves. Dijo que menos del 1 por ciento del dinero que los migrantes envían a casa a sus familias viene en dólares estadounidenses u otra moneda extranjera y la inmensa mayoría de las remesas se manejan mediante transferencias bancarias o electrónicas.
En cuanto a otras fuentes de ese tipo de efectivo, los turistas extranjeros a veces gastan dólares en México, pero hay una enorme evidencia de que los cárteles mexicanos envían enormes cantidades de efectivo sucio de las ventas de drogas en Estados Unidos.
El Banco de México dijo que en los primeros nueve meses de 2020, los bancos privados del país pudieron negociar o devolver a los Estados Unidos. Mientras que otros países, el 98 por ciento de los $4,7 mil millones en efectivo extranjero que ingresaron al país, sólo alrededor de $100 millones permanecieron estancados en México, dijo.
Es ese dinero lo que el partido de López Obrador quiere que el banco central compre y agregue a sus reservas.
Pero el banco advirtió que tal medida aumentaría el riesgo de que una vez que los bancos privados supieran que podían descargar todo su efectivo en el banco central, podrían comenzar a relajar sus estándares contra el lavado de dinero y comenzar a aceptar depósitos de efectivo sucio. Eso, a su vez, podría dañar las relaciones del Banco de México con otros bancos centrales y llevar a que otros países impongan restricciones a todo el sector bancario de México.
“El proyecto de ley causará riesgos e impactos sustanciales” en el trabajo del banco central, dijo el comunicado del Banco de México.
Al banco también le preocupaba que la medida pudiera ser un primer paso para que el gobierno le diga qué hacer, como fue el caso en décadas pasadas.
Desde la década de 1970 hasta principios de la de 1990, México pasó de una crisis económica a otra debido al excesivo endeudamiento del gobierno, la corrupción y la falta de transparencia, todo ello permitido por el control total de la presidencia sobre el banco central. Para combatir eso, en 1994 se le otorgó autonomía al banco central, lo que le permitió decidir libre de influencias políticas como mantener estables la inflación y los mercados de divisas.