Mike Tyson deja de lado su legado y se prepara para enfrentar al YouTuber Jake Paul
A sus 58 años, el púgil regresará al ring tras 19 años de ausencia para enfrentar al YouTuber Jake Paul este viernes por la noche en Arlington, Texas
La implacable carrera de Mike Tyson ya agonizaba cuando YouTube surgió en febrero de 2005.
Apenas cuatro meses después, el llamado “hombre más temido del planeta”, quien dominó a los pesos pesados en los años 80, caía en Washington D.C. ante un oponente menos feroz, el irlandés Kevin McBride, en un amargo final.
El triste desenlace de la carrera de Tyson, seguido de innumerables polémicas y escándalos que lo acecharon tanto dentro como fuera del ring, terminó por difuminar el recuerdo de sus arrolladoras victorias iniciales y puso en duda su bien ganada reputación como uno de los campeones mundiales más brutales e implacables de la historia del boxeo.
No sorprende, entonces, que Tyson se muestre totalmente indiferente ante las críticas por su decisión de romper un paréntesis de 19 años fuera del ring y regresar, a los 58 años, para enfrentarse al YouTuberJake Paul este viernes en Arlington, Texas.
Para Tyson, la idea de un legado nunca ha sido algo claro ni importante. “¿Qué me importa mi legado?”, afirmó sin rodeos en su conversación con Interview Magazine esta semana. “Nunca entendí bien esa palabra. La gente la usa como si importara mucho, pero para mí, solo tiene que ver con el ego. Cuando ya no esté, ¿qué importa lo que piensen de mí?”
Considerando el carácter del espectáculo del próximo viernes, resulta casi revelador que Tyson haya decidido expresarse con tanta efusividad en una revista fundada en 1969 por Andy Warhol, el mismo que alguna vez sentenció que “todos, en algún momento, disfrutan de sus 15 minutos de fama”.
Desde aquel día en que salió de los barrios bajos de Brownsville para noquear a Trevor Berbick y convertirse, con tan solo 20 años, en el campeón mundial de pesos pesados más joven de la historia en 1986, Tyson ha experimentado incontables momentos de gloria y controversia bajo los reflectores.
El combate del viernes, pactado a ocho asaltos de dos minutos y con guantes más pesados que los habituales, no es más que el capítulo más reciente y otro recordatorio de cómo Tyson ha logrado, contra viento y marea, encontrar una relativa calma en su madurez.
Desde que se levantó de la lona tras su derrota ante McBride, Tyson cortejó con mayor empeño el estatus de celebridad: convirtió su exitosa autobiografía, Undisputed Truth, en un monólogo teatral y apareció en espectáculos de lucha libre profesional interpretando una versión caricaturesca de sí mismo.
Hoy en día, Tyson, quien en su momento pareció empeñado en autodestruirse —pasó tres años en prisión por una condena de violación y se declaró en bancarrota tras dilapidar unos 400 millones de dólares— afirma haber encontrado la iluminación espiritual gracias al veneno de sapo.
“Probé esa medicina espiritual llamada sapo”, explicó Tyson. “Tomas un sapo, le extraes el veneno y lo dejas secar hasta que se endurece. Luego lo frotas hasta convertirlo en un polvo fino y, finalmente, lo fumas. Es entonces cuando te encuentras con Dios. Y esto es lo que Dios me dijo que hiciera”.
Los aficionados, muchos de cuyos padres apenas habían dejado la adolescencia la última vez que Tyson se puso unos guantes de boxeo, compondrán la mayor parte de la multimillonaria audiencia televisiva esperada. Resulta significativo que Paul, quien nació apenas cinco meses antes de la famosa pelea en la que Tyson mordió la oreja de Evander Holyfield en 1997, lo haya elegido como el rival definitivo para este espectáculo de reality show.
“Tienes a un YouTuber con 70 millones de seguidores. Ningún campeón tiene tantos. Y yo soy el mejor luchador desde que existe la vida. ¿Te das cuenta de lo que eso genera? Una explosión de entusiasmo. Y de eso se trata la vida: dejar la mayor huella posible antes de morir”.
Traducción de Leticia Zampedri