Anatomía de una victoria: cómo Noah Lyles ganó el oro sin cruzar primero la meta
Noah Lyles fue el último en salir de los bloques y a los 50 metros iba en último lugar. Ni siquiera fue el primero en cruzar la meta. Entonces, ¿cómo ganó la estrella estadounidense la final olímpica masculina de los 100 metros planos en París?
Noah Lyles empezó en último lugar la final olímpica de los 100 metros planos. Tardó 0,178 segundos en reaccionar a la pistola. Puede parecer rápido, pero en un deporte que se mide en milésimas de segundo, acababa de ceder 0,07 a uno de sus mayores rivales, el también estadounidense Fred Kerley.
El hombre que más intimidaba a Lyles, el jamaicano Kishane Thompson, fue igual de lento, al reaccionar en 0,176. Sin embargo, hay una razón por la que Thompson es el hombre más rápido este año. Es un especialista de los 100 metros con potencia y zancada larga, y salió de su fase de impulso a los 30 metros con ventaja.
Por su parte, y a pesar de ser campeón del mundo de 100 metros, Lyles es corredor de 200 metros de profesión. Su punto fuerte es la potencia de su velocidad máxima, pero tarda un poco en llegar, y su inicio lento ha sido a veces un talón de Aquiles. A los 30 metros seguía en el último puesto, octavo de ocho.
No obstante, lo más importante es que Lyles se acercaba a la línea de meta más rápido que nadie. Entre los 50 m y los 60 m, resultó asombroso lo rápido que avanzó desde la octava a la tercera posición, al alcanzar su velocidad máxima de la carrera, 43,6km/h.
En ese momento, el líder Thompson (43,2 km/h) y el segundo clasificado Kerley (43,1 km/h) ya habían alcanzado sus velocidades máximas y luchaban por mantenerlas. Thompson, que corría su primera final olímpica, se tensaba, hacía muecas y se esforzaba por llegar a la línea de meta.
“No fui lo suficientemente paciente conmigo mismo para dejar que mi velocidad me llevara a la meta en la posición a la que sé que podría haber llegado”, admitió Thompson. “Pero aprendí de ello”.
Aquí es donde Lyles se sintió como pez en el agua. Su velocidad y resistencia son su punto fuerte, por eso es un velocista de 200 metros tan exitoso. También es un corredor experimentado, que, al haber participado en finales olímpicas y mundiales, ha acumulado varios relatos de éxitos y fracasos. Lyles mantuvo la calma y la compostura, sin perder la fluidez de su carrera hasta la línea de meta.
Esa increíble victoria de Noah Lyles en forma de gráfico.
- John Burn-Murdoch (@jburnmurdoch) 4 de agosto de 2024
Lyles estaba en último lugar hasta los *50m*, y luego surgió más allá del campo para llegar a la meta. Una racha azul.
Thompson lideró de 25 m a 95 m, pero no cuando contaba. pic.twitter.com/TPYr4jYUna
“Para ser sincero, me dije: si corro 9,83 en semifinales, voy a ser difícil de superar”, declaró. “Llamé a mi terapeuta y me dijo: ‘Tienes que dejarte llevar, tienes que dejar que fluya’. Contesté: ‘Vale, voy a confiar en ti’”.
Aún le quedaba un último trabajo por hacer. La foto final muestra cómo el cuerpo de Lyles está inclinado hacia delante, mientras la cabeza arrastra el torso a través de la meta con las piernas rezagadas. Si la inclinación de Lyles es de unos 60 grados respecto a la pista, la de Thompson es más bien de 75.
Técnicamente, el hallux derecho de Thompson fue la primera parte del cuerpo en completar esta final olímpica. Pero las líneas de meta solo reconocen el pecho. Lyles ganó el oro por cinco milésimas de segundo, más rápido que el tiempo que se tarda en parpadear.
“Pensé que [Thompson] había ganado al final”, admitió Lyles. “Me acerqué a él mientras esperábamos y le dije: ‘Creo que lo lograste, bien hecho’, y entonces apareció mi nombre y pensé: ‘Dios mío, soy increíble’”.
No solo había superado a siete finalistas rivales, sino también el peso de la expectativa estadounidense, ya que logró el oro olímpico en los 100 metros masculinos por primera vez en 20 años, desde Justin Gatlin en Atenas.
“Había tantos anuncios circulando y tanta gente, o sea hasta Snoop Dog está aquí, diciendo que yo iba a ser el elegido. No voy a decir que no es presión, definitivamente es presión. Decir que el momento no me supera, que el momento estaba hecho para mí, decir constantemente que va a ser lo que necesito”.
Fue un momento que encapsuló a Lyles: drama, entretenimiento, puro teatro. Michael Johnson la calificó como la mejor final de 100 metros planos que había visto en su vida. “Tuvimos una carrera increíble en la que podías lanzar una manta sobre la línea de meta”, afirmó la leyenda del sprint estadounidense. “Ni siquiera supimos quién había ganado durante unos minutos”.
Traducción de Michelle Padilla