Sandra Cisneros sobre la escritura, la independencia y ser “la embajadora de todo”
La escritora veterana Sandra Cisneros, una de las autoras que se presentará en el Festival Literario de Santa Fe, habla con Alexandra Tirado Oropeza sobre su trayectoria, independencia y su opinión sobre tender la cama
Sandra Cisneros nunca pensó que sería dueña de una casa. Creció junto con seis hermanos y sus dos padres en un barrio de inmigrantes en Chicago, por lo que siempre soñó con tener un lugar tranquilo, donde pudiera estar sola, tener el pelo despeinado y no tener que tender su cama.
Había soñado con una tierra de soledad donde sus pensamientos pudieran plasmarse en papel y no tuviera que doblar cuidadosamente su ropa cada vez después de lavarla. Un lugar donde pudiera ser creativa, un lugar donde no tuviera miedo. Pero nunca, ni por un instante, pensó que sería una casa.
Como escritora, vivía al día con su sueldo y estaba ya en sus treinta, hasta que su libro, “The House on Mango Street”, se convirtió en un éxito de ventas internacional. Fue entonces cuando su agente y contador le dio la noticia: ahora puedes permitirte comprar una casa.
“Fue algo más allá de mis sueños, ¿sabes? Tenía miedo, y cada vez que terminaba de pagar las cuentas de la casa del año, me decía, espero poder hacerlo de nuevo [el próximo año]”, confesó Cisneros.
Esa casa estaba en San Antonio, Texas, y terminó de pagarla por completo. Fue la casa donde escribió su libro de cuentos “Woman Hollering Creek and Other Stories”, sus memorias “A House of My Own” y muchas otras obras.
“No necesitas un esposo, pero necesitas un agente, un contador y un planificador financiero”, comentó mientras reía.
Actualmente, Cisneros vive en San Miguel de Allende, México, en una casa distinta. Acaba de terminar una serie de viajes de prensa para su última novela, “Martita, I Remember You/Martita, te recuerdo” y está en el proceso de adaptar “House on Mango Street” a una ópera con el compositor Derek Bermel. En mayo, se presentará en el Festival Literario de Santa Fe junto a una de sus amigas y mentoras de toda la vida, Joy Harjo. También sigue dirigiendo sus talleres de escritura y continúa asesorando a escritores y escribiendo material propio.
Entonces, decir que Cisneros es una mujer solicitada es quedarse corto.
Sin embargo, durante nuestra conversación, ella se muestra tranquila y acogedora. Mientras hablamos, tiene a su perro Nahui con ella, y se lima las uñas mientras me habla desde su cama destendida.
“Mi madre decía, ‘mírate, no tendiste la cama’”, recuerda Cisneros, sonriendo. “Mi madre hacía la cama todos los días, pero no escribía; si escribes, no tienes que hacer la cama, eso es lo que yo digo”.
Hablar con Cisneros se parece mucho a tener una conversación con tu tía favorita. Da consejos sobre cómo mantener un rostro joven (”escritura y tratamientos faciales”), sobre escribir (“escribir lo que nadie escribe”) y sus tres reglas de oro para las mujeres jóvenes: gana tu propio dinero, valora la soledad y controla tu fertilidad.
Sobre esta última, ella dice: “Tengo que hacer una elección para esta vida. Voy a estar sola y criar a un niño o voy a criar libros, pero no puedo tener ambas cosas”.
Hay algo de irreverencia en ella porque, en muchos sentidos, la forma en que ha vivido su vida contradice lo que a menudo se espera de una latina. En la cultura latina, siempre hay ciertas expectativas para las mujeres: debes saber limpiar, debes saber cocinar y debes tener un marido.
Pero desde pequeña Cineros había decidido que no necesitaba aprender a cocinar, quería limpiar solo cuando le daba la gana y tampoco quería marido. En cambio, eligió estudiar y convertirse en escritora, una decisión que fue muy alentada por su madre, quien la impulsó a ser independiente y ganar su propio dinero.
“Mi madre estaba muy limitada por las oportunidades y la generación en la que nació”, relató Cisneros. “Creo que la vida de mi mamá me enseñó lo que yo no quería ser y también me dio la fuerza para ser quien soy. Es decir, no quería tener siete hijos sin control natal, ya sabes, ocho nacidos vivos y un par de abortos espontáneos”.
En vida, la madre de Cisneros, Elvira, era una amante del arte, siempre llevaba a su familia a los museos y tramitaba para todos sus hijos credenciales de la biblioteca antes de que siquiera supieran leer. Pero también estaba frustrada con su vida y con el hecho de que nunca podría convertirse en artista. En muerte, dice Cisneros, ella es mucho más feliz con su tiempo en la Tierra.
“Es hermoso saber que, ya sabes, podemos llegar a nuestra muerte desalentados pero aún desarrollarnos después de la muerte. Así que estoy agradecida con mi mamá, especialmente ahora en espíritu. Ella ha sido un gran apoyo y me visita y sueña”.
Cisneros es profundamente espiritual y cree que sus seres queridos todavía están con ella, aunque no físicamente. Pero lo que realmente la ha ayudado a superar sus momentos más desesperados es su escritura.
“Algunas personas van a terapia, yo escribo”, asegura. De hecho, era la razón principal por la que deseaba tanto tener una casa, para poder escribir, para poder apagar el ruido y descubrir sus sentimientos a través de la pluma. Todo lo que aleja a Cisneros de la escritura es casi físicamente doloroso.
Pero durante la última década, su vida ha estado llena de reuniones, talleres, discursos, manuscritos, consejos, entrevistas y ruido. La mujer que aprecia la soledad más que la mayoría se ha colocado en una posición de desfile social sin fin. Ella lo llama ser “la embajadora de todo”.
“Sentí que tenía que representar”, expresó. “Y creo que eso me llevó a hacer muchas cosas que me alejaron de mi escritorio; las fundaciones, las tertulias de los talleres de escritores de la gran ciudad. Es solo que, ya sabes, tenía que hacer de todo. Era agotador”.
Ciertas cosas se esperan después de que te conviertas en un escritor conocido en tu comunidad, dice ella. ¿Pero es específicamente difícil porque ella es una escritora de color?
“Quiero decir, no creo que escritores como John Updike tuvieran que ser embajadores de todos los hombres blancos”, señala Cisneros con atrevimiento.
Aún así, su compromiso con las generaciones futuras en la escritura es sobresaliente. Todavía dirige talleres, todavía lee manuscritos y todavía escribe notas publicitarias para poetas emergentes. Entonces, cuando llega el momento de leer para su propio placer, no tiene tiempo de leer ningún libro que no le sirva.
“Sabes, mi conductor de Uber puede llegar en cualquier momento. Decir ‘hora de irnos’”, afirma, refiriéndose a su propia mortalidad. “Así que solo quiero leer a las mujeres latinas, y especialmente quiero leer libros de escritoras latinas jóvenes. Quiero leer a todas los escritoras latinoamericanas que no entendí porque estaba leyendo a los hombres”.
Saca el libro que está leyendo actualmente (Wild Tongues Can't Be Tamed ) y examina la página de las autoras. Todas son mujeres que escriben sobre su experiencia en la diáspora latina, y ella está decidida a absorber sus palabras. Quiere dar fe de ellas.
“Estoy muy contenta porque hay como 15 escritoras, y [solo conozco] a dos de ellas”, dice mientras repasa los nombres. “Cada vez que tomo una antología en la que conozco a dos y no conozco al resto, es una buena señal porque significa que ellas pueden ser las embajadoras. Y yo puedo ser embajadora de mí misma”.
El primer Festival Literario de Santa Fe se llevará a cabo del 20 al 23 de mayo de 2022. El evento de cuatro días está programado para explorar temas en un momento de cambio extraordinario: en política, raza, inmigración, medio ambiente y más. The Independent, como socio de medios internacional del evento, brindará cobertura durante todos los días del festival, así como durante el periodo previo, con entrevistas exclusivas a algunos de los autores principales. Para obtener más información sobre el festival, visita el sitio web del festival. Para obtener más información sobre la compra de boletos, haz clic aquí.