Hombre es despedido de su negocio familiar porque su esposa cuidaba de muñecos hiperrealistas
Christina Keeler, de 38 años, quiso comprar estos muñecos hiperrealistas después de ver un documental sobre ellas
Una mujer que desarrolló la afición de cuidar muñecos hiperrealistas (bebés reborn) “para sobrellevar” la muerte de su primer bebé —y sigue haciéndolo con su marido y dos “bebés arcoíris”— declaró que los padres de su marido desaprobaron su hobby y, como consecuencia, lo despidieron del negocio familiar.
Christina Keeler, de 38 años, ama de casa y YouTuber de Wyalusing (Pensilvania, Estados Unidos), quedó embarazada de su primer bebé “milagroso” en 2015, a pesar de padecer endometriosis y de que a los 20 años le habían dicho que no podría concebir.
Sufrió un aborto espontáneo, pero tras ver un documental sobre los llamados muñecos reborn, se dio cuenta de que conseguir un muñeco hiperrealista sería la “solución perfecta”.
Bill, el marido de Christina, de 43 años, se mostró “reticente” al principio, pero empezó a apoyarla al ver lo mucho que le “ayudaba” con su “dolor”.
La pareja tuvo dos hijas “milagrosas”, Grace (6 años) y Joy (4), que ahora ayudan a alimentar, cambiar y vestir a los cinco muñecos reborn de la familia —que cuestan entre £1.560 y £3.899 cada uno— en su “cuarto infantil”, con todo y “una cuna y un armario”.
La familia saca a menudo los muñecos a la calle y comparte su experiencia en YouTube, donde Christina documenta las reacciones de la gente a sus muñecos y vídeos de partos. Algunos muñecos de silicona vienen con un falso útero que permite practicar una cesárea en casa.
Pero la familia de Bill estaba “asqueada” con la práctica, hasta el punto de que le dieron a elegir entre dejar de tener los muñecos o abandonar el negocio familiar.
Él se negó a cerrar el canal de YouTube y no quería que Christina abandonara su gusto, por lo que lo despidieron.
Christina se embarazó de su primer bebé en 2015, un año después de que su madre muriera de cáncer.
La pareja estaba “eufórica” por el embarazo porque a Christina le habían dicho a los veinte años que no podría concebir porque tiene endometriosis, pero abortó a las ocho semanas.
Christina dijo a PA Real Life: “Fue tan devastador perder al bebé. Recuerdo estar tumbada en la cama del hospital después de que me sacaran al bebé de la barriga, y llamando a gritos a mi madre y llorando deseando abrazar a mi bebé”.
Luchó “mucho” contra el dolor de perder a su madre y a su bebé en tan poco tiempo.
Explicó: “Este sentimiento de tristeza nunca desapareció, fue tan doloroso que nunca volví a hablar de ello”.
A pesar de tener a sus dos hijas “milagrosas”, Grace y Joy, Christina seguía anhelando tener en brazos a su primer bebé y, tras ver un documental sobre muñecos reborn, quiso comprar uno para ver si le ayudaba en su duelo.
Dijo: “Me sentí bendecida por tener dos niñas sanas, pero la sensación de echar de menos al primer bebé nunca desapareció del todo”.
“Cuando la más pequeña tenía unos dos años, mi marido y yo vimos un documental sobre muñecos reborn”.
“Y él me dijo: ‘Es muy raro’, y yo le hice creer que pensaba lo mismo, pero en realidad quería uno para que me ayudara a sobrellevarlo y pensé que sería la solución perfecta”.
Tras convencer a su marido, Christina encargó su primera muñeca hiperrealista, Hannah, que le costó unos £155.
Relató: “Se lo conté a mi marido y no estaba nada de acuerdo, se sentía dudoso, pero después de explicarle mi razonamiento, se mostró mucho más comprensivo y lo aceptó mejor”.
Cuando llegó la muñeca, Christina sintió al instante que le ayudaba con su duelo.
Dijo: “Me ayudó terapéuticamente porque por primera vez, cuando recibí mi primera muñeca reborn, pude hablar de la pérdida de nuestro bebé”.
“Y desde entonces me he recuperado enormemente de esa pérdida, porque puedo hablar de ello, compartir mi historia y ayudar a los demás; me ayudó con mi duelo, sin duda”.
Christina tiene ahora una colección de cinco muñecos llamados Carter, Cadence, Quinn, Isabella y Sammy, a los que adora vestir, abrazar y dar de comer.
Lleva los muñecos en público y la gente suele confundirlos con bebés de verdad.
Explica: “Tenemos un cuarto infantil con una cuna y un armario. Los vigilo durante todo el día y otros días, sobre todo cuando las niñas quieren participar, les elijo un atuendo, los llevo a desayunar, hago que les den el biberón, los cambio”.
“Si vamos a hacer mandados, a menudo los llevamos con nosotros y los ponemos en la sillita y el cochecito”.
Christina y su familia han compartido sus experiencias en YouTube, donde se les conoce como The Reborn Family.
Christina explica: “Hago vídeos sobre las reacciones de la gente a mis muñecos, así como vlogs y vídeos de partos; tengo unos muñecos reborn de silicona que vienen en un útero y a los que se les practica una cesárea en casa, para dar a luz al bebé”.
A pesar de que su familia más cercana apoya su práctica, Christina admite que no todos en su familia lo entienden.
Dice: “La familia de mi marido no estaba, y sigue sin estar, de acuerdo con los reborns, aunque pueden ver lo mucho que me ayudaron. Estaban asqueados”.
“Nos mudamos de California a Pensilvania porque mi marido era el siguiente en la línea de sucesión para hacerse cargo del negocio familiar porque estaban a punto de jubilarse, y nos preguntaron si nos gustaría hacerlo y aceptamos”.
“Cuando estaban de vacaciones se encontraron con nuestro canal de YouTube, nos llamaron y se sintieron mortificados y muy avergonzados, y dijeron que estábamos arruinando el nombre de la familia”.
Cuando los padres de Bill volvieron a casa, le dieron un ultimátum para que dejara de tener los muñecos.
Christina explicó: “Bill dijo que no iba a dejar su trabajo, y que no quería que dejara de tener reborns porque eran muy terapéuticos para mí en ese momento, y su padre dijo: ‘Bueno, entonces estás despedido’”.
La familia de mi marido estaba asqueada, decían que estábamos arruinando el nombre de la familia
PA Real Life se puso en contacto con el padre de Bill en busca de comentarios, pero no había respondido al momento de la publicación.
A pesar de que sus reborns han provocado tensiones en la familia, Christina no se ve a sí misma abandonando su hobby a corto plazo.
Dice: “Los reborns me siguen ayudando con mi pérdida y me encanta compartir contenido con otras personas que han perdido bebés, y también pueden ayudar mucho a las personas con demencia, a las que son estériles, a las que sufren ansiedad y depresión… No me gustaría dejar de hacerlo”.
Traducción de Michelle Padilla