¿Cómo se relaciona el microbioma intestinal y el autismo infantil?
Según una investigación reciente, determinados componentes bacterianos y no bacterianos del microbioma intestinal podrían contribuir al trastorno tanto en niños como en niñas
Un grupo de investigadores identificó un vínculo entre las bacterias intestinales y el autismo, una afección que se encuentra presente en una de cada 100 personas y que cuenta con unos 700.000 casos solo en el Reino Unido, según informó la Sociedad Nacional del Autismo.
Los resultados del estudio indican que, en los niños, las bacterias pueden contribuir a la afección y, los especialistas sugieren que componentes específicos del microbioma intestinal, es decir microorganismos como las bacterias, hongos y virus que viven en el tubo digestivo de los animales, podrían utilizarse durante la etapa de diagnóstico.
Por otra parte, la investigación también permitirá resolver la larga espera a la se enfrentan las personas que necesitan ser atendidas.
El autismo, también llamado trastorno del espectro autista (TEA), es de por vida y afecta el desarrollo, la comunicación, las interacciones y la manera en se procesa la información.
La Dra. Elizabeth Lund, consultora independiente en nutrición y salud gastrointestinal, que no participó en el estudio, señaló: “La idea de que el análisis de muestras de materia fecal pueda ayudar al diagnóstico es muy emocionante, ya que actualmente hay un enorme demora respecto a los niños y adultos que esperan ser evaluados. El proceso actual es muy largo y faltan profesionales clínicos, como psicólogos y psiquiatras capacitados para realizar un diagnóstico adecuado”.
Y agregó: "Los investigadores señalan con razón que estos datos no pueden determinar si las diferencias al nivel del microbioma son la causa del TEA o si las diferencias en la dieta, u otros factores ambientales, asociados a los niños con TEA conducen a las diferencias observadas”.
“Sin embargo, en mi opinión, las preferencias alimentarias de las personas con TEA son tan diversas que es poco probable que causen una diferencia consistente en el microbioma intestinal”, concluyó.
La profesora Siew Ng, de la Universidad de Hong Kong, y sus colegas analizaron muestras de materia fecal de 1.627 niños de entre uno y 13 años, con o sin TEA.
Descubrieron que determinados componentes bacterianos y no bacterianos del microbioma intestinal y sus funciones podrían contribuir al trastorno tanto en niños como en niñas.
Teniendo en cuenta otros factores, como la dieta, la medicación y otros problemas de salud, también descubrieron que varios componentes del microbioma estaban alterados en los niños con TEA.
En consecuencia, crearon un modelo basado en 31 microbios y funciones diferentes que hacía más preciso el diagnóstico, en comparación con la observación de un solo componente, como las bacterias.
Los resultados se publicaron en la revista científica Nature Microbiology.
El profesor Bhismadev Chakrabarti, director de investigación del Centro para el Autismo de la Universidad de Reading, que no participó en la investigación, declaró: “Lo emocionante de este estudio es que abre la posibilidad de investigar vías bioquímicas específicas y su impacto en distintos rasgos del autismo. También podría brindar nuevas formas de detectar el autismo, si resulta que los marcadores microbianos refuerzan la capacidad de las pruebas genéticas y conductuales para detectar la afección”.
Asimismo, destacó la importancia de contar con "una futura plataforma que pueda combinar evaluaciones genéticas, microbianas y de comportamiento simple” para abordar la brecha que existe en el proceso de detección.
Por último, comentó: “Con los resultados de este estudio, la lente a través de la cual vemos el microbioma dentro del autismo se ha ampliado definitivamente”.