En un valle árido de California, un plan propone zonas de sombra en equidad ante el sofocante calor
Cuando Limba Contreras se mudó a la comunidad desértica de Oasis, California, hace unos 50 años, su familia dependía de un enfriador de agua para mantener una temperatura cómoda dentro de su hogar. Otras veces se refrescaban con una manguera afuera. Pero cuando el calor superaba 38 grados centígrados, la hielera era inútil y la manguera un respiro temporal.
“Sufríamos por el calor y porque no teníamos ningún otro recurso”, dijo la bibliotecaria jubilada de una escuela primaria.
Contreras y su familia ahora tienen aire acondicionado, pero le preocupa la falta de sombra en los patios de juegos y campos de los pocos parques que tienen. “En el mero calor los niños no pueden jugar en los juegos porque están muy calientes, no hay sombra”, apuntó el sábado en El Valle del Este de Coachella, una importante zona agrícola en el sur de California.
Autoridades, líderes comunitarios y trabajadores del campo se reunieron en un parque para la inauguración de un plan de sombra que ataque el aumento del calor y sea un factor para mejorar las condiciones de equidad en la población.
El Valle del Este de Coachella es un lugar árido y caliente. Las temperaturas durante el verano saltan a más de 37 grados centígrados. Los residentes de esta zona rural y desértica en el condado de Riverside son en su mayoría latinos, hispanohablantes y de bajos ingresos. Muchos viven en casas móviles sin aire acondicionado y trabajan afuera en el campo bajo el sofocante sol.
Aun así, hay pocas zonas de sombra o alternativas para refrescarse. Son escasos los espacios verdes con árboles o áreas donde los edificios puedan servir para cubrirse de los rayos solares. Esa falta de sombra puede aumentar el estrés por calor en el cuerpo y ser peligrosa para la salud.
De hecho, entre 2013 y 2023, el calor fue la causa contribuyente o subyacente de 143 muertes en el Valle de Coachella, según la oficina del sheriff del condado de Riverside, que carecía de estadísticas desglosadas para el Este del Valle de Coachella. En todo Estados Unidos, el calor fue un factor determinante en casi 1.960 muertes en 2023, según Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
Cada año, el calor mata a más personas que la combinación de inundaciones, huracanes y tornados, de acuerdo con conclusiones de el Servicio Meteorológico Nacional, y expertos advierten que el calor extremo será más intenso, frecuente y letal con el cambio climático.
El Plan Maestro de Sombra del Valle del Este de Coachella intentará abordar este problema creciente en las comunidades de Mecca, Thermal, Oasis y North Shore, cercanas a Salton Sea, el lago más grande en California y de la ciudad turística de Palm Springs. El proyecto identificará dónde y cómo crear zonas de sombra a través de cambios de políticas, opciones de construcción inteligente y aportes de miembros comunitarios.
“Esta área ha estado descuidada durante mucho tiempo y es lamentable”, dijo Víctor Manuel Pérez, supervisor del distrito del condado de Riverside, quien representa a las comunidades. “Aquí hay gente trabajadora que merece mucho mejor”.
Llevar más árboles y estructuras de sombra a parques, escuelas y otras áreas “garantizará que los jóvenes y sus familias tengan un lugar donde puedan protegerse del calor, porque estamos hablando de 115 grados” en julio y agosto, dijo. “Es bastante malo”.
La iniciativa es el último esfuerzo en Estados Unidos para aumentar la resiliencia climática en las comunidades latinas y de otras minorías, que están desproporcionadamente más expuestas al calor extremo en parte porque tienen menos recursos, como espacios verdes o aire acondicionado, para combatirlo.
Mariela Loera, gerente de políticas regionales para la organización Consejo de Liderazgo para la Justicia y la Rendición de Cuentas, dijo que grupos de bajos ingresos y raciales marginados no tienen el mismo acceso a espacios donde se toman decisiones.
“Y luego son excluidos de esos espacios, son fácil de ignorar, y no reciben las comodidades básicas que merecen”, dijo Loera, quien trabaja en el Valle del Este de Coachella y no es parte del plan.
El proyecto se financia con fondos por 644,411 dólares de la Oficina de Planificación e Investigación del Gobernador en California. Es una colaboración entre la Iniciativa de Diseño Kounkuey, el Comité de Liderazgo Oasis, el sistema de salud de la Universidad de Riverside y el Centro de Innovación Luskin de la Universidad de California (UC), en Los Ángeles.
Pero enfrenta desafíos. No está claro quién tiene la competencia para implementar proyectos en comunidades no incluidas y cuando el plan esté terminado, necesitarán encontrar recursos para implementar sus recomendaciones.
Hay otros casos de planes similares para crear sombra en otras partes del mundo. En Phoenix, Arizona ya hay uno. También en Tel Aviv, Israel, y en Abu Dhabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos.
Varias ciudades en Estados Unidos, entre ellas Austin, Nueva York y Miami, han desarrollado también planes de acción climática y resiliencia, que usan árboles como defensa frente al asfalto y el recalentamiento del suelo.
“A menudo se habla del calor a través de la lente de las ciudades y ése es un tema importante, pero lo que quedó fuera de la mesa fue cómo está afectando a las comunidades rurales”, dijo V. Kelly Turner, profesora asistente de planificación urbana y geografía en la Universidad de California (UC), en Los Ángeles.
Turner, cuyo trabajo se centra en la adaptación de las ciudades a condiciones más cálidas, quería involucrarse en el proyecto porque nunca había visto un plan de sombra en una área rural.
“Y pensé que había una historia importante que contar, no solo la isla de calor urbana y los eventos de calor extremo, sino la experiencia vivida día a día en lugares que no están desarrollados, pero donde la gente experimenta calor extremo en su vida diaria”, dijo.
Loera dijo que las casas precarias que son comunes en esas zonas y otras infraestructuras pobres aumentan la carga de calor para sus residentes.
“No es solo que haga calor. Es como si hiciera calor y luego no hubiera adónde ir”, dijo. “Entonces, tener cualquier tipo de estructura de sombra en cualquier lugar ayudará.”
Las personas que trabajan al aire libre como campesinos —que son en su mayoría latinos— y en la construcción son población vulnerable. Un promedio de 40 trabajadores mueren al año por el calor, aunque el gobierno reconoce que los datos podrían ser probablemente más altos debido a la falta de reportes.
Elidio Hernández Gómez, de 59 años, fue uno de ellos. En 2023, el trabajador de campo y papá de dos hijos se desplomó y murió un día en agosto cuando la temperatura en Fresno, California, estaba cerca de los 38 grados centígrados.
Estudios han demostrado que la sombra puede reducir el estrés del cuerpo por calor entre un 25% a 35% durante el día. Áreas sombreadas pueden ser de seis a siete grados más frescas que las superficies sin sombra, según un estimado del gobierno.
Como parte del proyecto, a miembros del Comité de Liderazgo Oasis —integrado por residentes de las comunidades— se les paga para que tomen una clase virtual acerca de los efectos del calor con Turner y con estudiantes de maestría en planificación urbana y regional en la UCLA.
En una de las últimas sesiones, un miércoles por la noche reciente, la clase se dividió en subgrupos enfocados en identificar espacios en los que los residentes sienten más calor: zonas agrícolas, en el tránsito, casas móviles y refugios de emergencia, así como en parques y escuelas.
Algunos miembros del comité mencionaron que se necesita sombra de mayor cobertura en parques y en áreas públicas. Sobre todo, a raíz de que varios árboles se cayeran después de unas fuertes lluvias y vientos y perdieran sombra.
Silvestre Caixba Villaseca contó, con ayuda de un traductor de español a inglés, que él habló sobre las estructuras de sombra de pobre calidad que hay en el campo.
El material del que están hechas absorbe calor y no refresca, dijo, y los trabajadores a menudo buscan sombra en sus vehículos o bajo árboles.
Al final del día, muchos campesinos regresan a sus hogares, que están calientes y han acumulado temperatura durante todo el día.
“Nadie, después del trabajo, se va a un lugar donde pueda refrescarse”.
Pero Villaseca también se preocupa por sus hijos, en particular por su hijo de seis años.
El sábado, bajo un cielo azul salpicado de nubes y antes de que llegara una tormenta de polvo, habló de la falta de sombra en la escuela primaria de Silvestre Jr. Todos los días, después de clase, hace fila con sus compañeros afuera esperando que los recojan.
“Está en pleno sol, no tiene nada de sombra, ni de sombra estructural o árboles”, dijo. “No tiene nada.”
A pesar del calor, Contreras —la bibliotecaria jubilada de Oasis— encuentra hermoso el desierto, las montañas, las puestas del sol, las palmeras y campos.
“Se ve muy bonito, pero aquí está la gente que necesita esa ayuda, que necesita protegerse del sol, del calor, de todo”, afirmó. “No podemos cambiar el tiempo, pero sí podemos cambiar como vivimos. Protegernos".
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