Opinión: No deberían usar temas de salud mental como un arma contra Amber Heard
El equipo legal de Johnny Depp ha afirmado que Amber Heard tiene dos trastornos de personalidad, pero Mina Hadi argumenta que este es un enfoque preocupante de la salud mental
Me diagnosticaron TLP (trastorno límite de la personalidad) hace unos tres años. Tuve un arrebato particularmente inusual con un miembro de la familia y finalmente decidí volver a mi médico de cabecera, quien me derivó a un psiquiatra. Me vio durante solo dos sesiones antes de diagnosticarme.
Al igual que muchos pacientes con TLP, cuando reciben un diagnóstico por primera vez, hay una sensación de alivio porque hay un nombre para cómo te sientes, un término concreto que puedes señalar. Sin embargo, una vez que mis emociones se calmaron, me sentí diferente. Dudé en mencionar mi diagnóstico a mi familia o empleador porque, seamos sinceros, la frase “emocionalmente inestable” no inspira confianza en la mayoría de los colegas y familiares. La descripción de mí como una persona con trastorno límite pinta una imagen muy específica y engañosa de que soy inherentemente peligrosa, pero es necesario aclarar las cosas con respecto a la realidad del TLP para la mayoría de las personas.
Esta semana, Amber Heard recibió un diagnóstico de TLP junto con uno de trastorno histriónico de personalidad por parte de la Dra. Shannon Curry, quien fue contratada por el equipo legal de Johnny Depp. El diagnóstico es parte del juicio por difamación en curso entre Depp y Heard que comenzó el 11 de abril. Depp argumenta que Heard lo difamó cuando escribió un artículo publicado en The Washington Post en 2018 titulado “I spoke up against sexual violence — and faced our culture’s wrath. That has to change” (“Me pronuncié en contra de la violencia sexual y enfrenté la ira de nuestra cultura. Eso tiene que cambiar”). Depp no fue mencionado por su nombre en el artículo.
El TLP es el trastorno de personalidad más comúnmente reconocido. Hay nueve síntomas en total, y se deben cumplir cinco para tener un diagnóstico de TLP; entre ellos se encuentran los comportamientos impulsivos (como el consumo excesivo de sustancias), las autolesiones, el vacío emocional crónico, los miedos intensos al abandono y las relaciones inestables. Alrededor del 75 por ciento de las personas con TLP hacen al menos un intento de suicidio en su vida, y hasta el 10 por ciento de las personas con TLP mueren por suicidio.
Curry considera que Heard es “creída”, “juzgadora” y que está enojada, y la describió como alguien que se la pasa alternando entre sus papeles de “princesa y víctima”. No soy psicóloga, pero uso mi experiencia vivida para brindar capacitación a muchos profesionales de la salud mental. Según la propia admisión de Curry, sus observaciones “no son un hecho”. Más bien, “los puntajes [de Heard] fueron consistentes con los de otras personas que habían obtenido estos puntajes [...] [con] estos rasgos específicos”.
No soy la primera en cuestionar la terminología de los trastornos de personalidad, los posibles sesgos en el diagnóstico y cómo no se tiene suficientemente en cuenta el contexto social. Entonces, cuando Curry presentó este diagnóstico como parte del caso que se está construyendo en el juicio por difamación contra Heard, y que parecía atribuir el supuesto antagonismo de Heard a su TLP, los fundamentos para esto son, en el mejor de los casos, endebles, particularmente porque el TLP a menudo se diagnostica erróneamente.
Además, estas etiquetas se le asignan a una presunta sobreviviente de maltrato familiar en un intento por desacreditar sus afirmaciones. El juicio en Estados Unidos se parece a un caso similar de difamación presentado por Depp en el Reino Unido contra el periódico The Sun en 2020. En noviembre de ese año, un juez encontró que la descripción del periódico de Depp como un “golpeador de esposas” era “sustancialmente cierta”.
Las investigaciones también han demostrado que existe una fuerte correlación entre el trauma y el TLP, por lo que pensaría que esto, y la naturaleza delicada del caso, provocaría una discusión más compasiva sobre el diagnóstico.
Tal vez sea el lenguaje utilizado lo que debería reconsiderarse. Muchas intervenciones de salud mental ahora usan un término alternativo, Necesidades Emocionales Complejas, que no implica, como lo hace el de “trastorno de la personalidad”, que hay algo intrínsecamente malo en alguien. Con el TLP, esta negatividad se siente aún con mayor intensidad cuando se considera su otro término: trastorno de inestabilidad emocional.
Curry habló constantemente ante el tribunal en su testimonio sobre el uso de escalas en el diagnóstico y describió que los problemas de salud mental generalmente tienen componentes genéticos, neurológicos y ambientales. Entonces, ¿en qué parte de la escala estaban los supuestos arrebatos de Heard? Para mí, estos no son característicos de un trastorno de personalidad específico, sino más bien de la falibilidad y los defectos del comportamiento humano. Sus presuntas acciones deben adjudicarse a estas razones, no relacionarse con un diagnóstico que luego se convertirá en un arma.
Cuando estas conversaciones sobre problemas psicológicos complejos salen a la luz pública, se simplifican demasiado y corren el riesgo de manchar a muchos otros con el mismo pincel. Por no hablar de echarle la culpa a alguien que, en este caso, ha afirmado ser víctima de maltrato. Establece un precedente para casos futuros que involucren a personas con TLP, cuyos diagnósticos pueden usarse en su contra en un tribunal de justicia.
Entonces, en lugar de patologizar las supuestas acciones de un solo individuo y en el proceso condenar, por así decirlo, a todos los que tienen TLP, sugiero normalizar estas conversaciones, en público, en los lugares de trabajo y en el hogar. Independientemente del resultado de este juicio, debemos escuchar a las personas que tienen TLP. No es fácil vivir con eso, pero tampoco es lo que me define a mí o a otros que recibieron el diagnóstico, y ciertamente no debería ser una defensa en un juicio por maltrato familiar.