Detienen a 4 policías vinculados con muerte de joven en este de México
Cuatro policías municipales están bajo investigación en relación a la muerte de un joven en el estado de Veracruz, en el Golfo de México, luego que vecinos de la víctima protagonizaron violentas protestas e intentaron linchar a los agentes, a quienes acusan del asesinato.
La Secretaría de Seguridad Pública del estado informó que los policías de Lerdo de Tejada, un municipio costero del sur del estado, fueron detenidos a última hora del viernes y puestos a disposición de la fiscalía para investigar la muerte de Brando de Jesús Arellano Cruz, de 27 años.
El joven murió por disparos el viernes por la noche cuando viajaba en un vehículo. Su familia cree que la policía posiblemente le marcó el alto, él no paró por miedo y justo después llamó por teléfono a su padre, Delfino Arellano Ramírez, avisándole que le seguían los agentes y que él se dirigía a casa de su abuela.
Según explicó el padre a los medios, en ese momento él optó por dirigirse también a ese lugar. Cuando llegó, el vehículo de su hijo ya estaba detenido y fue cuando entonces escuchó dos disparos.
“Él se paró porque llegó a la casa de su abuela... y ya una vez que el automóvil está parado ahí, le dispararon impunemente”, explicó.
Cuando Arellano Ramírez se acercó al auto, vio el impacto de la bala, se asomó por el vidrio "y vi que mi hijo estaba de bruces y ya estaba chorreando sangre”. El disparo le impactó en la cabeza.
Tanto el padre como la madre, que acudió al lugar poco después, increparon a los agentes pidiéndoles explicaciones pero éstos les intimidaron y les dijeron que no tenían nada ver con lo ocurrido aunque eran los únicos armados que podían verse en la zona.
El suceso provocó que decenas de vecinos rodearan a los policías locales, exigiéndoles explicaciones y comenzaran a golpearlos enfurecidos. Uno de ellos huyó. Los otros cuatro fueron rescatados por la policía estatal y la Guardia Nacional, que lograron sacarles de entre la multitud y los trasladaron a un hospital.
“Unos asesinos disfrazados de policías me lo quitaron”, clamaba Arellano Ramírez al exigir justicia por el asesinato de su hijo, padre de dos niños de 7 y 2 años.
"Desde el gobierno del estado declaramos que no habrá impunidad ante lo sucedido”, señalaron las autoridades en su comunicado.
Pero esta declaración oficial no contuvo la furia de la gente. La multitud se dirigió al edificio del Ayuntamiento donde, con palos y lonas, prendieron fuego a dos patrullas, una camioneta y parte del edificio.
La alcaldesa María Esther Arroniz lamentó en sus redes sociales la muerte del joven, pero condenó que “valiéndose de esta desgracia, un grupo de personas agite a la ciudadanía para alimentar el odio, el vandalismo y la inestabilidad social”.
Habitantes de esta localidad han denunciado en varias ocasiones abusos de las fuerzas de seguridad.
El comerciante Julio Cesar Ramírez contó cómo él fue detenido en dos ocasiones y fue acusado falsamente de portar sustancias no legales. Ramírez aseguró que durante los arrestos fue víctima de agresiones verbales y del estigma social tras ser señalado por las autoridades locales.
"Quizás no es la forma correcta que el pueblo debió de actuar, pero también hay que entender que es un pueblo cansando de abusos, cansado de arbitrariedades”, dijo.
María Antonia Yépez, otra vecina del lugar, dijo que muchos jóvenes son detenidos sin aparente motivo para luego pedirles dinero para dejarles libres.
Veracruz es desde hace años un estado con altos niveles de violencia vinculada al crimen organizado —está en la ruta más rápida para llegar de Centroamérica a Estados Unidos— y donde fuerzas de seguridad de distintas agencias han estado vinculadas a casos de corrupción o con abusos graves a los derechos humanos muchas veces en colusión con los delincuentes.