Grupo indígena krenak de Brasil recibe mérito literario y una disculpa por crímenes de la dictadura

Elonore Hughes,Mauricio Savarese
Viernes, 05 de abril de 2024 22:17 EDT
BRASIL-INDÍGENAS
BRASIL-INDÍGENAS (AP)

Fue una semana memorable para el grupo indígena krenak de Brasil, tras décadas de ser ignorado en el mejor de los casos y, en el peor, sometido y torturado.

El martes, el pueblo krenak recibió una disculpa formal por los abusos contra los derechos humanos que sufrió durante la dictadura militar (1964-1985), algo inédito en Brasil. Y el viernes, uno de sus líderes, el conocido escritor y ecologista Ailton Krenak, se convirtió en el primer indígena en obtener un asiento en la Academia Brasileña de Letras, el órgano literario más exclusivo del país.

Durante la ceremonia del viernes, Krenak recibió de manos de sus colegas una espada, un collar y un diploma. Ataviado con una diadema indígena y el chaleco verde tradicional de la academia, dijo que había venido “para traer más lenguas” a la sala.

“Mis parientes han venido de diferentes partes de Brasil para estar aquí. No puedo mencionar todas las etnias aquí, hay muchas”, dijo Krenak en su discurso. “Yo estoy aquí. Soy guaraní, soy kayapo, soy xavante, soy todas ellas”.

Antes, anunció a la academia que quiere crear una plataforma para que los documentos y libros de la institución estén disponibles en lenguas indígenas, muchas de las cuales están a punto de desaparecer.

“Podríamos hacerlo para todas las lenguas nativas. Depende totalmente de la Academia Brasileña de Letras incluir otras 170 lenguas además del portugués”, señaló Krenak.

“La idea es dar prioridad a la lengua hablada, y no al texto. Lo que amenaza a estas lenguas (indígenas) es la falta de hablantes”, añadió.

La disculpa del martes fue también un acto ceremonioso. En un escenario con banderas de los estados brasileños y en una sala abarrotada de indígenas, algunos de los cuales llevaban tocados tradicionales y pintura corporal negra, la profesora de Derecho Eneá de Stutz e Almeida se arrodilló ante la líder indígena Djanira Krenak.

“En nombre del Estado brasileño, quiero pedir perdón por todo el sufrimiento que ha padecido su pueblo”, dijo De Stutz e Almeida, presidenta de la comisión de amnistía adscrita al Ministerio de Derechos Humanos y encargada de investigar los crímenes de la dictadura.

Entre esos crímenes se incluye la expulsión de los krenak de sus tierras en el sureste del estado de Minas Gerais, donde se construyó el llamado reformatorio. Allí, los indígenas fueron torturados, golpeados y se les prohibió hablar sus lenguas.

Los militares también crearon una guardia rural formada por indígenas, a los que enseñaron técnicas de tortura.

La comisión también pidió disculpas al pueblo indígena guaraní kaiowá, que también fue expulsado de sus tierras en el estado de Mato Grosso do Sul para dar paso a explotaciones agrícolas gestionadas por brasileños no indígenas.

Ailton Krenak huyó de su territorio natal cuando tenía unos 11 años, y no regresó sino hasta que fue adulto.

Los militares pensaban “que Brasil podía tratar a los pueblos nativos de forma paternalista y prepararlos para la civilización”, dijo Krenak a The Associated Press en una entrevista tras la disculpa del martes.

Los casos sobre los grupos indígenas krenak y guaraní kaiowá fueron rechazados por primera vez por la comisión de amnistía en 2022, cuando estaban en funciones los miembros nombrados por el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro. Los fiscales apelaron ambas decisiones.

La presidencia de Bolsonaro (2019-2022) facilitó la minería, la tala de árboles y la agricultura a gran escala en territorios indígenas.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva lleva mucho tiempo defendiendo los derechos de los pueblos indígenas y ha creado ocho nuevos territorios exclusivos para pueblos originarios desde que asumió el cargo para un tercer mandato no consecutivo en 2023. Subió la rampa presidencial junto al jefe indígena Raoni.

En el primer año de Lula, la comisión de amnistía modificó sus normas para permitir la presentación de disculpas no sólo a individuos, sino a grupos enteros, allanando el camino para la ceremonia del martes, y potencialmente para muchas más.

La primera disculpa del Estado por la persecución de los pueblos indígenas durante la dictadura evoca la petición de perdón del Banco de Brasil por su papel en la captura y esclavización de millones de africanos.

“Los más de 300 grupos indígenas que existen en Brasil tienen una historia que contar sobre el periodo militar y, por desgracia, a mi entender, no es buena”, afirmó Rubens Valente, autor de “Los fusiles y las flechas”, un libro fundamental sobre el impacto del régimen militar en las comunidades indígenas.

Shirley Djukurnã Krenak, hija de Ailton, ha estado al frente de la lucha por el reconocimiento de los crímenes. Acogió con satisfacción las disculpas, pero dijo que no eran suficientes.

Es necesaria una compensación económica, dijo Djukurnã Krenak, así como la creación de un museo en la capital de Minas Gerais, Belo Horizonte, “para que esta historia no caiga en el pasado”.

Ailton Krenak también afirmó que una disculpa no cambia los profundos problemas sociales y económicos a los que se enfrentan los pueblos indígenas.

“No dejo de pensar en la situación de los guaraníes kaiowá, que siguen siendo diezmados por los agronegocios. ¿Una disculpa detendrá la violencia contra ellos?", cuestionó.

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Savarese informó desde Sao Paulo. Gabriela Sá Pessoa colaboró a este despacho desde Sao Paulo.

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