‘Aeropuerto exprés’ o cómo se está gestando la construcción de un emblema del populismo mexicano
La administración de Andrés Manuel López Obrador trabaja a marchas forzadas en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, un emblema político de su gobierno e insignia del populismo, aseguran expertos.
A poco menos de 100 días de su inauguración, el Gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), trabaja a marchas forzadas para entregar el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en la Base Aérea de Santa Lucía. El arranque de operaciones está previsto para el 21 de marzo de 2022, fecha en que se conmemora el natalicio del prócer de la democracia mexicana, Benito Juárez.
Como si se tratara de una competencia de relevos, funcionarios de la actual administración quieren que el nuevo aeropuerto cuente con toda su infraestructura el 1 de enero de 2022, para que “empiecen todas las pruebas y se verifiquen los procesos”, aseguró en conferencia de prensa, Oswaldo Osorio Peñaflor, el mayor ingeniero constructor y líder del Agrupamiento de Ingenieros de Santa Lucía.
El presidente de México ha sido enfático. Quiere que las Fuerzas Armadas se encarguen de la obra más representativa de su gobierno. El mandatario también pretende que los militares hagan la conexión con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), ubicado a 51 kilometros, un trayecto de más de 1 hora y 30 minutos en automóvil. El costo total del proyecto sería de cerca de 75.000 millones de pesos, más de 3.726 millones de dólares. Casi la mitad de esos fondos fueron aprobados en este 2021.
En días recientes, AMLO dio a conocer la ruta terrestre que fungirá como uno de los principales accesos para arribar al AIFA. Se trata de una ampliación del ya existente Tren Suburbano que, actualmente, conecta a la Ciudad de México desde Buenavista, hacia el Estado de México, en el municipio de Cuautitlán. La administración federal añadirá 24 kilómetros a la ruta y cinco estaciones: Cueyamil, Los Agaves, Nextlalpan y Xaltocan, así como la estación de la Terminal Aérea.
El director de Comercialización de Ferrocarriles Urbanos, Max Noria Anguiano, aseguró que el tiempo de recorrido de la estación Buenavista a la Terminal Aérea será de 38 minutos; mientras que AMLO aseguró que sería de 45 minutos. De acuerdo con información oficial, los trenes contarán con cinco vagones y una capacidad para transportar a 719 pasajeros, de los cuales, 326 viajarían sentados. Actualmente, el costo de un viaje de Buenavista a Cuautitlán es de 20 pesos –poco menos de un dólar americano–; la nueva ruta se estima que costaría hasta 60 pesos, cerca de tres dólares.
En esta primera etapa, el Gobierno de México prevé la culminación total de dos pistas comerciales de 4,5 kilómetros de longitud de concreto hidráulico; además de calles de rodaje y plataforma; y la primera ala del gran edificio que conformará el AIFA, el cual tendrá 34 posiciones de llegada, 17 de ellas de contacto y las demás remotas. De acuerdo con algunas imágenes que ha mostrado la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la base del edificio será en forma hexagonal, inspirada en un ‘chimalli’, un escudo utilizado en la antigüedad por guerreros mesoamericanos.
El AIFA también contará con locales comerciales para tiendas, cafeterías y restaurantes de comida rápida. Según las autoridades y preservando el principio de la “austeridad republicana” del Gobierno Federal, se cree que el diseño será similar al de otras terminales del país pero sin ningún lujo de por medio. Los 33 baños del AIFA en esta primera etapa serán temáticos y contarán con decoraciones referentes a las tradiciones mexicanas, como la Independencia y el Día de Muertos.
De acuerdo con la escasa información disponible del proyecto, al menos hasta el mes de septiembre se habían destinado más de 18.800 millones de pesos –cerca de 895 millones de dólares– en obras carreteras relacionadas con el AIFA.
Hasta ahora, solo tres aerolíneas de bajo costo han confirmado operaciones en el nuevo aeropuerto. Se trata de las mexicanas, Volaris y VivaAerobus; y la venezolana Conviasa, una empresa fundada en 2004 por el controversial mandatario Hugo Chávez.
Un tufo a “decretazo” y corrupción
Las obras del Gobierno de AMLO van ‘viento en popa’, tanto la construcción del AIFA; y otras más como la refinería de Dos Bocas, Tabasco, y el Tren Maya. Esto debido a que el presidente emitió un polémico decreto publicado el pasado 22 de noviembre en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el cual insta a todas las dependencias a aprobar los proyectos de la administración federal.
El denominado “decretazo” no solo presume ser un ‘carta abierta‘ para que el Ejército esté involucrado en todas las áreas de desarrollo del país, sino que también se ha convertido –según la prensa local– en “la constructora más grande de México”. En al menos dos años, las fuerzas castrenses han recibido más de 25.000 millones de pesos –cerca de 1.250 millones de dólares– para la construcción de escuelas, hospitales, carreteras y el AIFA.
En semanas recientes, el diario Wall Street Journal describió el “decretazo” como un “acto de desesperación más que un signo de fuerza” del presidente. En otro fuerte editorial, el rotativo estadounidense refirió que México se aproxima al “comienzo del fin de la democracia”. Y alertó que la autodenominada “Cuarta Transformación” –el movimiento político del mandatario mexicano– pretende regresar a los regímenes de la década de 1970, cuando el Poder Ejecutivo gobernaba bajo una “dictadura blanda”. En ese sentido, algunos expertos creen que el AIFA es un emblema del populismo mexicano.
Sin embargo, en un revés político, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó la suspensión parcial del “decretazo” por el que las obras federales son consideradas como de “seguridad nacional”, pero solo en términos de información sobre las mismas. Con esta medida, el Gobierno de AMLO no podrá reservar la información que se le solicite y tendrá que rendir cuentas sobre cada caso en específico que la ciudadanía solicite.
Y es que luego de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), propuesto durante la administración del entonces presidente Enrique Peña Nieto, López Obrador impulsó de inmediato la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles.
Algunos de los datos proporcionados por la administración del expresidente Peña Nieto remarcan la diferencia entre ambos proyectos. En su momento, el NAICM calculó que durante su primera etapa daría servicio a cerca de 68,6 millones de pasajeros anuales a partir de 2025; y aseguró que, su capacidad máxima de operación, sería de 137 millones de pasajeros, prevista para 2045. Por su parte, el AIFA prevé atender una demanda de 19,5 millones de pasajeros durante su primera fase de forma anual, a partir de 2022; y en su última fase de construcción en 2050, dicho aeropuerto podría transportar a 85 millones de pasajeros.
Otra de las diferencias notables en cuanto a ingeniería, es la cantidad de pistas de despegue y aterrizaje que estaban previstas para ambos aeropuertos. El NAICM tenía contemplada la creación de hasta 95 puertas de embarque gracias a sus tres pistas; además de que expertos proyectaron la construcción de hasta seis pistas distribuidas en dos terminales.
Por su parte, el AIFA solo tendrá tres pistas y algunas de las ventajas que prevén expertos, es que su Tarifa del Uso Aeroportuario (TUA) para vuelos domésticos sea menor que la del AICM. El costo de la TUA en el AIFA sería de 120 pesos, casi seis dólares; mientras que la TUA del AICM, actualmente es de 570 pesos, casi 30 dólares.
La cancelación del NAICM costó 163.540 millones de pesos –más de 8.170 millones de dólares–, según un reporte de la Auditoria Superior de la Federación (ASF). Una de las razones por las que se descartó el proyecto que ya tenía un 53 por ciento de avance fue la poca transparencia y rendición de cuentas, pues según AMLO, el proyecto “beneficiaría a un grupo de potentados al servicio del poder político”.
Sin embargo, el AIFA no se ha alejado de la corrupción que el gobierno de AMLO criticó de administraciones pasadas. Algunas investigaciones periodísticas han revelado que esta construcción ha avanzado más del 50 por ciento y sin hacer público un solo contrato. Al menos en 2021, el Ejército Mexicano recibió 21.000 millones de pesos para el proyecto, es decir, poco más de 1 mil millón de dólares.
Otras investigaciones han desvelado la falta de transparencia de esta edificación, pues aseguran que empresas fantasmas, compañías sancionadas por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), negocios de juegos e, inclusive, pequeños negocios como tlapalerías, han sido las beneficiadas con al menos 966 contratos millonarios. El caso más emblemático es el del pequeño negocio que vende artículos de albañilería y ferretería, que recibió contratos por 77 millones de pesos –más de 3,8 millones de dólares– por el presunto suministro de 500.000 piezas
Otra de las empresas recibió 19 millones de pesos en contratos –950.000 dólares– y no hay registro de su sede física ni del dueño que, aparentemente, se desempeña como policía municipal en México.
A finales de la semana pasada, el Gobierno de México dio a conocer las rutas del AIFA que “permiten incrementar la capacidad del espacio aéreo del Valle de México y optimizar sus rutas de vuelo”, expresó la máxima dependencia del país en un comunicado de prensa.
Algunos expertos han hecho pública su preocupación de la simultaneidad de los vuelos en AIFA, AICM y el Aeropuerto de Toluca, en el Estado de México; ya que aseguran que “no es viable” y representa “un riesgo en las operaciones”. El gobierno de AMLO ha reiterado que sí es posible y aseguró que la información está sustentada en las normas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Los cambios a algunas de las rutas previstas aplicarían para las siguientes entidades y ciudades: Aguascalientes, Ciudad del Carmen, Ciudad Juárez, Ciudad Victoria, Colima, Cuernavaca, Chihuahua, Durango, Hermosillo, Ixtapa Zihuatanejo, León, Matamoros, Mérida, Mexicali, México, Monterrey, Morelia, Nuevo Laredo, Puebla, Querétaro, Saltillo, San José del Cabo, San Luis Potosí, Tampico, Tapachula, Tijuana, Toluca, Torreón, Veracruz y Villahermosa.