Primer ministro de Haití ordena a las pandillas que dejen las armas y promete retomar la capital
El primer ministro haitiano, Garry Conille, ordenó a las pandillas que entregaran sus armas durante un discurso transmitido por televisión a última hora del miércoles, en el que reconoció lo peligrosa que se ha vuelto la vida en la capital de Haití y fuera de ella, y prometió tomar medidas enérgicas contra la violencia descontrolada.
Conille habló un día después de que un segundo grupo de 200 policías kenianos llegara a Haití para ayudar a aplacar la violencia generalizada de las pandillas, como parte de una misión respaldada por la ONU y dirigida por el país del este de África.
“La vida cotidiana en Puerto Príncipe se ha convertido en una batalla por la supervivencia”, afirmó. “Muchos inocentes han perdido la vida”.
Las pandillas controlan el 80% de Puerto Príncipe, y se las ha culpado de matar o herir a más de 1.500 personas tan sólo en los tres primeros meses del año.
A primera hora del miércoles, los periodistas de The Associated Press observaron una fila de vehículos blindados que recorrían el bulevar principal del centro de Puerto Príncipe, una de las zonas más peligrosas de la capital, mientras una multitud de haitianos se reunía en silencio para observar, con los brazos en la cadera.
Los vehículos transportaban a policías kenianos y haitianos que se desplegaron por el centro de la ciudad. Sonaron varios disparos, pero no está claro quién disparó ni si hubo heridos o muertos.
”Dejen las armas y reconozcan la autoridad del Estado”, dijo Conille en un mensaje dirigido a las pandillas.
A finales de febrero, las pandillas lanzaron ataques coordinados contra infraestructura estatal clave. Se hicieron con el control de más de dos docenas de comisarías de policía, abrieron fuego contra el principal aeropuerto internacional, obligándolo a cerrar durante casi tres meses, y asaltaron las dos mayores prisiones de Haití, liberando a más de 4.000 reclusos.
La violencia provocó la dimisión del ex primer ministro Ariel Henry a finales de abril y la instalación de un consejo presidencial de transición y de Conille como nuevo primer ministro.
Diego Da Rin, del International Crisis Group, señaló que la violencia pandillera empezó a disminuir a finales de mayo, y que el primer contingente de kenianos llegó a finales de junio.
Señaló que, hasta ahora, los kenianos parecían haber limitado sus patrullajes a los barrios de Puerto Príncipe que no habían sido tomados por las pandillas.
“Realmente no ha habido ninguna operación ofensiva”, dijo.
En los próximos meses, a los kenianos se unirán policías y soldados de Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benín, Chad y Jamaica, hasta un total de 2.500 efectivos.
Conille afirmó que restablecer la seguridad es una de sus principales prioridades, pero advirtió de que llevará tiempo. Dijo que el objetivo es recuperar todo el territorio controlado por las pandillas “casa por casa, barrio por barrio, comunidad por comunidad”.
“Tenemos que liberar a Haití de todo tipo de pandillas que están matando y violando a la población”, afirmó Conille.
La violencia de las pandillas también ha dejado a más de medio millón de personas sin hogar en los últimos años, a medida que pandillas rivales luchan por el control de más territorio. Más de la mitad de los desplazados son mujeres y niñas, y muchos viven hacinados en campamentos y refugios improvisados e insalubres.
El miércoles, la ONU señaló que en la mayoría de los campamentos se utilizan las violaciones como táctica deliberada para controlar el acceso de las mujeres a la escasa ayuda humanitaria.
Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, instó al recién nombrado gobierno de Haití a prevenir y responder a este tipo de violencia.
“El nivel de inseguridad y brutalidad, incluida la violencia sexual, al que se enfrentan las mujeres a manos de las pandillas en Haití no tiene precedentes”, afirmó en un comunicado. “Debe acabar ya”.
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Coto informó desde San Juan, Puerto Rico.