El rezago educativo de jóvenes y niños en México, otra consecuencia de la pandemia de covid-19
Una de las consecuencias de la pandemia de covid-19 que apenas comienza a vislumbrarse es el rezago educativo que, a su vez, profundizará la desigualdad económica en México
La pandemia de covid-19 aún no termina, pero los estragos que ha causado en América Latina y el Caribe saltan a la vista. En su informe anual Panorama Social de América Latina, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) estima que entre 2020 y 2021 las personas en situación de pobreza extrema pasaron de 81 a 86 millones como consecuencia de la profundización de la crisis social y sanitaria derivada del COVID-19.
Aun cuando los niños, niñas y adolescentes no están entre las principales víctimas directas del virus, enfrentan rezago educativo y abandono escolar, falta de socialización, estrés y ansiedad, además de desnutrición porque muchos menores dejaron de recibir el desayuno escolar, para algunos, la única comida que tenían al día; a esto se suma que muchos viven en entornos violentos o enfrentan maltrato en el hogar de donde, durante todo el confinamiento, no pudieron salir.
América Latina es una de las regiones del mundo que interrumpió por más tiempo las clases presenciales; en promedio 56 semanas de interrupción parcial o social, generando retraso en el aprendizaje, en el desarrollo de habilidades cognitivas, y riesgo de aumento del abandono escolar.
La suspensión de las clases presenciales en todos los niveles educativos trajo diferentes modalidades de aprendizaje a distancia; a través de los medios de comunicación convencionales como la radio y televisión pero, sobre todo, por medio de plataformas en línea. Esto hizo más evidente las desigualdades en el acceso, uso y aprovechamiento de internet.
De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, la crisis sanitaria provocó en México un rezago que equivale a dos años de escolaridad. “Antes de la pandemia los mexicanos alcanzaban en promedio aprendizajes correspondientes a 3° de secundaria. Hoy su conocimiento llegará solo al equivalente a 1° de secundaria”, dice el informe.
Según cálculos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), alrededor de 628 mil jóvenes de entre 6 y 17 años han interrumpido sus estudios. “Una disminución de esta magnitud significa un retroceso de 13 años en el nivel de asistencia escolar”; y significa que durante su vida laboral se podrían reducir sus ingresos en un 8 por ciento anual.
A nivel económico, el país también sufrirá consecuencias graves a partir de la falta de desarrollo educativo, según las estimaciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) el costo podría ser de hasta 136 por ciento del PIB de 2019.
La actual situación deja en evidencia la necesidad de avanzar hacia sistemas de protección social que garanticen que madres, padres y cuidadores puedan brindarles a los menores de edad seguridad, cuidado y cariño.