Arqueólogos descubren un efecto secundario “irreparable” del tabaco

Arqueólogos descubren un registro metabólico del tabaco que perdura por siglos

Tom Watling
Viernes, 20 de diciembre de 2024 15:09 EST
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Según se detalla en una investigación arqueológica, el tabaco deja marcas en los huesos de los fumadores que persisten no solo a lo largo de su vida, sino durante siglos después de su fallecimiento.

Investigadores de la Universidad de Leicester analizaron restos humanos enterrados en Gran Bretaña entre los siglos XII y XIX y revelaron cómo el tabaco afecta profundamente los huesos y se asocia con un mayor riesgo de fracturas y otras afecciones óseas.

En el estudio, se destaca cómo la introducción del tabaco en Europa Occidental hace aproximadamente 500 años generó cambios notables en la estructura ósea humana.

Los investigadores descubrieron que el tabaco afecta de manera significativa la estructura ósea
Los investigadores descubrieron que el tabaco afecta de manera significativa la estructura ósea (PA Archive)

Tradicionalmente, los arqueólogos se basaban en pruebas dentales para identificar a fumadores, a partir de manchas o desgaste por el uso de pipas. Sin embargo, este método se volvía ineficaz cuando los dientes no se conservaban o faltaban.

El equipo de investigación de la Universidad de Leicester examinó 323 huesos corticales, la capa exterior densa y resistente de los huesos, pertenecientes tanto a fumadores conocidos como a aquellos no identificados.

A través de espectroscopia de masas, identificaron 45 diferencias moleculares que separaban claramente los huesos de los fumadores de los de los no fumadores.

En el estudio, publicado en Science Advances, se afirma: “El consumo de tabaco deja una huella en los huesos humanos lo suficientemente clara como para identificar su uso, incluso en personas de las que no se tenía información previa. Los restos óseos antiguos pueden ofrecer evidencia directa para estudiar problemas de salud en el pasado, incluidas enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco”.

La doctora Sarah Inskip, coautora del estudio, señaló: “En nuestra investigación, se revelan diferencias significativas en los huesos de las personas que consumían tabaco y aquellas que no. Por lo tanto, demostramos que el tabaco afecta la estructura de nuestros huesos”.

“A través de nuestra investigación en curso, buscamos entender cómo se originan estas diferencias, con el objetivo de esclarecer por qué el consumo de tabaco es un factor de riesgo para ciertos trastornos musculoesqueléticos y dentales”.

Aunque los efectos perjudiciales del tabaquismo en los tejidos blandos y órganos, como el aumento del riesgo de cáncer de pulmón, vejiga y garganta, así como de accidentes cerebrovasculares y enfermedades coronarias, están bien documentados, el impacto en los huesos ha sido menos estudiado.

El tabaquismo se ha relacionado con problemas óseos, como la disminución de la densidad ósea, el aumento del riesgo de fracturas y la periodontitis.

A través de esta investigación, los científicos no solo descubrieron datos sobre la prevalencia histórica del consumo de tabaco, sino que también destacaron el amplio y duradero impacto del tabaco en la salud humana, proporcionando nuevas perspectivas sobre las consecuencias esqueléticas de este hábito tan extendido.

Traducción de Leticia Zampedri

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