Hamás vuelve a plantear la posiblidad de una solución de 2 Estados, pero Israel no está convencido
El grupo palestino Hamás ha dicho durante más de 15 años que aceptaría un acuerdo con Israel para crear dos Estados, al menos un acuerdo temporal. Pero Hamás también se negó a decir si reconocería a Israel o si renunciaría a su lucha armada contra éste.
Para Israel y otros, especialmente después del ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 que desató la actual guerra en Gaza, eso prueba que Hamás sigue decidido irrevocablemente a destruir a Israel. Estados Unidos y países europeos rechazan al grupo, al que consideran una organización terrorista.
Para algunos observadores, Hamás ha dado indicios de un posible pragmatismo que podría abrir una ruta para una solución. Pero la vaguedad del grupo mientras intenta hallar la cuadratura del círculo en sus propias posiciones ha dado lugar a suspicacias.
Hamás ofrece “treguas” a largo plazo en lugar de la paz total. Ha abandonado las promesas de destruir a Israel que solía emitir abiertamente, pero respalda la “resistencia armada”, y dice que luchará por la liberación de toda “la tierra de Palestina”.
Más recientemente, Khalil al-Hayya, un alto funcionario de Hamás, le dijo a The Associated Press en una entrevista el miércoles que el grupo depondría las armas y se convertiría en un partido político si se establece un Estado palestino independiente en Cisjordania y la Franja de Gaza a lo largo de las fronteras previas a 1967.
Aunque volvió a hablar de una tregua, también fue una propuesta inusual el que Hamás pudiera disolver su brazo armado.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se ha comprometido a destruir a Hamás tras el ataque del 7 de octubre. Netanyahu ha rechazado repetidas veces la creación de un Estado palestino y, según los críticos, trabajó para socavar fuertemente la Autoridad Palestina que gobierna en Cisjordania, la cual ha reconocido a Israel.
A continuación, un vistazo a algunos de los matices en las posiciones de Hamás, en el pasado y ahora:
CONVERSACIONES PARA UN GOBIERNO DE UNIDAD
En 2006, después de que Hamás ganó las elecciones legislativas palestinas, entabló conversaciones con Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina, para un gobierno de unidad. En medio de las negociaciones, Ismail Haniyeh —el máximo líder político de Hamás en la actualidad— dijo que el grupo respaldaba la creación de un Estado palestino a lo largo de las fronteras de 1967 “en esta etapa, pero a cambio de un alto el fuego, no de un reconocimiento”.
A la larga, ambas partes alcanzaron un acuerdo bajo el cual el gobierno de unidad, incluido Hamás, “respetaría” los acuerdos de paz de la Autoridad Palestina con Israel. Era una fórmula que le permitía a Hamás evitar aceptar los acuerdos y reconocer a Israel.
Israel y Washington se negaron a reconocer el gobierno de unidad e impusieron sanciones económicas. El gobierno rápidamente se vino abajo en medio de combates entre Hamás y la facción Fatah de Abás, lo cual concluyó con la toma de Gaza por parte de Hamás en 2007.
En 2008, el entonces jefe político de Hamás, Khaled Mashaal, indicó que aceptaría un Estado en Cisjordania y Gaza junto con una tregua de 10 años con Israel. Dijo que jamás reconocería a Israel, pero dejó entrever que Hamás accedería a un acuerdo de paz permanente con Israel si los palestinos aceptaban uno en un referendo.
Desde entonces, Hamás y la Autoridad Palestina han sostenido varias rondas de conversaciones en pos de un gobierno de unidad, y con frecuencia esos diálogos han concluido con variaciones en la redacción sobre la posición de Hamás. En cada ocasión, los intentos por alcanzar la unidad se han visto arruinados por la propia rivalidad entre ambas facciones y la negativa de Occidente a aceptar cualquier gobierno que incluya a Hamás a menos que reconozca expresamente a Israel.
LA NUEVA “CARTA” DE 2017
Después de años de conversaciones internas, Hamás dio a conocer una nueva plataforma política en 2017 que presentaba un cambio drástico en el tono con respecto a su carta fundacional original, publicada en 1988.
La carta de 1988 presentaba el conflicto palestino-israelí bajo términos religiosos muy marcados. Hablaba de “nuestra lucha contra los judíos”, insistía en que la tierra pertenecía a los musulmanes y declaraba que la yihad (la guerra santa) era la única forma de solucionar la cuestión palestina.
El documento de 2017 abandonó gran parte de esa retórica religiosa, y en lugar de ello presentó su causa en términos de derechos humanos, incluido el derecho de los refugiados a volver y el derecho a resistir la ocupación. Decía que su lucha no era contra los judíos, sino contra el sionismo, al que llamaba un proyecto “colonial” que había tomado la tierra de los palestinos y reprimía sus libertades.
El documento consagraba la aceptación casi por completo del establecimiento de un Estado en Cisjordania y la Franja de Gaza. Decía que un Estado así, con Jerusalén como su capital y el regreso de los refugiados palestinos, era un “consenso nacional”.
De todas formas, indicó que rechaza “cualquier alternativa a la liberación total y completa de Palestina, desde el río hasta el mar”. Esa área incluye lo que es Israel en la actualidad, y en el contexto de la agenda de Hamás, Israel ve ese tipo de expresiones como una exhortación a destruirlo.