La guerra de Vietnam terminó hace 50 años, pero la lucha contra el Agente Naranja continúa

La Guerra de Vietnam terminó el 30 de abril de 1975, cuando la capital de Vietnam del Sur, Saigón, cayó en manos de las fuerzas comunistas. Pero millones de personas aún enfrentan batallas diarias con su legado químico.
Nguyen Thanh Hai, de 34 años, es uno de los millones con discapacidades vinculadas al Agente Naranja. Nacido con graves problemas de desarrollo, le resulta difícil completar tareas que otros dan por sentadas: abotonarse la camisa azul que lleva a una escuela especial en Da Nang, practicar el alfabeto, dibujar formas o formar oraciones simples.
Hai creció en Da Nang, el sitio de una base aérea de Estados Unidos donde las tropas que partían dejaron grandes cantidades de Agente Naranja que han perdurado durante décadas, filtrándose en los suministros de alimentos y agua en áreas como el pueblo de Hai y afectando a generaciones de residentes.
En todo Vietnam, las fuerzas estadounidenses rociaron 72 millones de litros (19 millones de galones) de defoliantes durante la guerra para despojar al enemigo de su cobertura. Más de la mitad era Agente Naranja, una mezcla de herbicidas.
El Agente Naranja estaba impregnado de dioxina, un tipo de químico vinculado al cáncer, defectos de nacimiento y daños ambientales duraderos. Hoy en día, tres millones de personas, incluidos muchos niños, aún sufren graves problemas de salud asociados con la exposición a este químico.
Vietnam ha pasado décadas limpiando el legado tóxico de la guerra, en parte financiado por la tardía asistencia de Estados Unidos, pero el trabajo está lejos de completarse. Ahora, millones en Vietnam están preocupados de que Estados Unidos pueda abandonar la limpieza del Agente Naranja mientras el presidente Donald Trump recorta la ayuda exterior.
Cuando la guerra terminó, Estados Unidos dio la espalda a Vietnam, ansioso por pasar la página de un capítulo doloroso en su historia.
Pero Vietnam quedó con docenas de puntos críticos de dioxina repartidos en 58 de sus 63 provincias.
Vietnam dice que los impactos en la salud duran generaciones, amenazando a los hijos, nietos e incluso bisnietos de las personas expuestas a los químicos con complicaciones de salud que van desde el cáncer hasta defectos de nacimiento que afectan la columna vertebral y el sistema nervioso.
Pero la ciencia sobre el impacto en la salud humana, tanto para aquellos expuestos al Agente Naranja como para las generaciones que siguen, sigue sin resolverse. Esto se debe en parte a que cuando los dos países finalmente comenzaron a trabajar juntos en 2006, se centraron en encontrar dioxina en el medio ambiente y limpiarla en lugar de estudiar el tema aún controvertido de su impacto en la salud humana, explicó Charles Bailey, coautor del libro "De Enemigos a Socios: Vietnam, Estados Unidos y el Agente Naranja".
"El estudio sobre las causas sigue incompleto", dijo Bailey.
Vietnam identifica a las víctimas del Agente Naranja revisando la historia familiar, dónde vivieron y una lista de problemas de salud vinculados al veneno. Y las discapacidades de Hai probablemente estaban vinculadas al rociado del defoliante, agregó Bailey.
El hombre de 34 años sueña con convertirse en soldado como su abuelo, pero no pudo salir de casa durante años, esperando solo mientras su familia salía a trabajar. Fue solo hace cinco años que comenzó a asistir a una escuela especial. "Soy feliz aquí porque tengo muchos amigos", indicó. Otros estudiantes en la escuela esperan convertirse en sastres o fabricantes de varitas de incienso.
La contaminación también despojó a Vietnam de sus defensas naturales. Casi la mitad de sus árboles de mangle, que protegen las costas de fuertes tormentas, fueron destruidos. Gran parte de su bosque tropical fue dañado irreversiblemente, mientras que el herbicida también agotó el suelo de nutrientes en algunas de las áreas más vulnerables al clima de Vietnam.
En las décadas posteriores al fin de la guerra, el país en recuperación cercó sitios fuertemente contaminados como el aeropuerto de Da Nang y comenzó a brindar apoyo a las familias afectadas.
Pero Estados Unidos ignoró en gran medida la creciente evidencia de los impactos en la salud, incluso en sus propios veteranos, hasta mediados de la década de 2000, cuando comenzó a financiar la limpieza en Vietnam. En 1991, Estados Unidos reconoció que ciertas enfermedades podrían estar relacionadas con la exposición al Agente Naranja y permitió que los veteranos que las padecían fueran elegibles para beneficios.
Desde 1991, ha gastado más de 155 millones de dólares para ayudar a personas con discapacidades en áreas afectadas por el Agente Naranja o plagadas de bombas sin explotar, según el Departamento de Estado. Los dos países también han cooperado para recuperar a los muertos de la guerra, con Estados Unidos ayudando a Vietnam en la búsqueda de sus propios desaparecidos.
Limpiar el Agente Naranja es costoso y a menudo peligroso. El suelo fuertemente contaminado necesita ser desenterrado y calentado en grandes hornos a temperaturas muy altas, mientras que el suelo menos contaminado puede ser enterrado en vertederos seguros.
A pesar de años de trabajo, aún quedan grandes sitios por limpiar. En Da Nang, donde una base aérea fue contaminada durante el almacenamiento y transporte del Agente Naranja, Estados Unidos completó una limpieza de 110 millones de dólares en 2018, pero un área del tamaño de diez campos de fútbol aún permanece fuertemente contaminada.
La cooperación en temas de legado de guerra también sentó las bases para el crecimiento de los lazos entre Estados Unidos y Vietnam, culminando en 2023 cuando Vietnam elevó a Estados Unidos a su estatus diplomático más alto de socio estratégico integral.
"Estados Unidos considera a Vietnam un socio clave para avanzar en un Indo-Pacífico libre y abierto", declaró la exsecretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, en Vietnam en 2023.
Pero los recortes de Donald Trump a USAID detuvieron proyectos clave en Vietnam, y aunque muchos se han reanudado, persisten dudas sobre la fiabilidad de Estados Unidos.
Vietnam ahora tiene que negociar una nueva realidad en la que el presidente de Estados Unidos dice que el país ya no puede permitirse ayudar a otros.
El país no puede manejar los químicos tóxicos que aún persisten sin ayuda, sostuvo Nguyen Van An, presidente de la Asociación para las Víctimas del Agente Naranja en Da Nang. "Siempre creemos que el gobierno de Estados Unidos y los fabricantes de este químico tóxico deben tener la responsabilidad de apoyar a las víctimas", observó.
Dijo que esperaba que cualquier interrupción en los proyectos en curso debido a los cambios políticos en Washington fuera temporal.
Los datos insuficientes significan que los expertos no pueden decir definitivamente cuándo terminará el riesgo para la salud humana. Pero el problema más urgente es que si los esfuerzos de limpieza se interrumpen, el suelo contaminado ahora expuesto podría llegar a los cursos de agua y dañar a más personas.
Un proyecto de 10 años para limpiar unos 500.000 metros cúbicos (650.000 yardas cúbicas) de suelo contaminado con dioxina, suficiente para llenar 40.000 camiones, en la base aérea de Bien Hoa se lanzó en 2020. Se detuvo por una semana en marzo y luego se reinició.
Pero Bailey, quien trabajó en temas relacionados con el Agente Naranja en Vietnam durante años, afirmó que el futuro financiamiento de USAID para la limpieza y un programa de 30 millones de dólares para personas con discapacidades era incierto.
Con los recortes federales a USAID, se espera que la mayoría del personal en Vietnam se haya ido para finales de este año, dejando a nadie para administrar el financiamiento para los programas de remediación, incluso si no se recorta.
"Esto básicamente deja una montaña muy grande de suelo contaminado. Solo el 30% de la cual ha sido tratada y eso es menos contaminado", apuntó Bailey.
Agregó que menos de la mitad del suelo en Bien Hoa había sido tratado y gran parte del suelo restante estaba fuertemente contaminado y necesitaba ser tratado en un incinerador aún no construido.
Tim Rieser, quien fue asistente de política exterior del senador retirado Patrick Leahy cuando el demócrata de Vermont aseguró el financiamiento original para los proyectos de remediación de la Guerra de Vietnam y ahora es asesor principal del senador Peter Welch, manifestó que el Congreso aún apoya los programas, pero sería difícil para ellos continuar sin personal.
"Durante más de 30 años, Estados Unidos y Vietnam han trabajado juntos para reconstruir relaciones al abordar los peores legados de la guerra, como el Agente Naranja", dijo. "Ahora la administración Trump está cerrando todo sin sentido, sin preocuparse por el impacto de sus acciones en las relaciones con un socio importante en el Indo-Pacífico".
La embajada de Estados Unidos en Hanói no respondió a una solicitud de comentarios.
Chuck Searcy, un veterano estadounidense de la Guerra de Vietnam que ha trabajado en programas humanitarios en el país desde 1995, manifestó que le preocupa que la confianza construida a lo largo de los años pueda erosionarse muy rápidamente. Señaló que aquellos que se benefician de los proyectos financiados por Estados Unidos para abordar los legados de la guerra son "víctimas inocentes".
"Han sido victimizados dos veces, una vez por la guerra y las consecuencias que han sufrido. Y ahora al quitarles el apoyo", expresó.
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El corresponsal David Rising en Bangkok contribuyó con esta nota.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.