Libertad resulta agridulce para palestinos liberados de prisiones israelíes

Sam Mednick
Viernes, 24 de enero de 2025 13:56 EST

Cuando Dania Hanatsheh fue liberada de una prisión israelí esta semana y trasladada en autobús hasta un mar de palestinos jubilosos en Ramala, fue un déjà vu incómodo.

Después de casi cinco meses de detención, era la segunda vez que la mujer de 22 años era puesta en libertad como parte de un acuerdo entre Israel y Hamás para pausar la guerra en Gaza.

La euforia de Hanatsheh por ser libre de nuevo se ve teñida de tristeza por la devastación en Gaza, dijo, así como por la incertidumbre sobre si podrían detenerla en el futuro —un sentimiento común en su comunidad.

“Las familias palestinas están preparadas para ser arrestadas en cualquier momento”, apuntó Hanatsheh, una de las 90 mujeres y adolescentes liberados por Israel durante la primera fase del acuerdo de alto al fuego. “Te sientes impotente, como si no pudieras hacer nada para protegerte”.

Casi 2.000 prisioneros palestinos serán liberados como parte de un acuerdo para detener los combates durante seis semanas, liberar a 33 rehenes de Gaza y aumentar el suministro de combustible y ayuda al territorio. Muchos de los prisioneros que serán liberados han sido detenidos por infracciones como arrojar piedras o cócteles molotov, mientras que otros están condenados por matar a israelíes.

Hanatsheh fue arrestada la primera vez en noviembre de 2023, apenas unas semanas después de la guerra que desencadenó el ataque mortal de Hamás a Israel. Fue liberada días después durante un alto al fuego de una semana en el que cientos de palestinos fueron puestos en libertad a cambio de casi la mitad de los aproximadamente 250 rehenes que Hamás y otros llevaron por la fuerza a Gaza.

Fue detenida de nuevo en agosto, cuando tropas israelíes irrumpieron en su casa tras volar la puerta con un explosivo, afirmó.

En ninguna de las ocasiones le informaron por qué había la arrestaron, dijo. Una lista que lleva el Ministerio de Justicia de Israel indica que Hanatsheh fue detenida por “apoyar el terrorismo”, aunque nunca fue acusada ni juzgada y no pertenece a ningún grupo extremista.

Su historia resuena en toda la sociedad palestina, donde casi todas las familias —en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental— tienen un pariente que ha pasado un tiempo en una cárcel israelí. Esto ha dejado marca en generaciones de familias, que así tienen menos miembros que ganan un sustento y obliga a los niños a crecer sin uno o ambos padres durante largos períodos.

Desde el comienzo de la guerra hace 15 meses, el número de palestinos en prisiones israelíes se ha duplicado a más de 10.000, una cifra que incluye detenidos de Gaza y varios miles de arrestados en Cisjordania y Jerusalén oriental, según Hamoked, un grupo jurídico israelí.

A muchos prisioneros nunca se les dice por qué fueron detenidos. La política de “detención administrativa” de Israel le permite encarcelar a personas —como hizo con Hanatsheh— con base en pruebas secretas, sin acusarlas públicamente ni celebrar un juicio. Sólo los oficiales de inteligencia o los jueces conocen los cargos, dijo Amjad Abu Asab, jefe del Comité de Padres de Detenidos, en Jerusalén.

Según los términos del alto al fuego, los prisioneros palestinos liberados por Israel no pueden ser arrestados otra vez por los mismos cargos, ni ser devueltos a la cárcel para que terminen de cumplir su condena por delitos pasados. Los prisioneros no están obligados a firmar ningún documento cuando son liberados.

Las condiciones de los presos palestinos se deterioraron mucho después que comenzó la guerra en Gaza. El entonces ministro de Seguridad Nacional del país, Itamar Ben-Gvir, se jactó el año pasado de que, bajo su supervisión, las prisiones ya no serían “campamentos de verano”.

Varios de los reos liberados esta semana dijeron que carecieron de alimentos y atención médica adecuados, y que se vieron obligados a dormir en celdas abarrotadas.

Los hombres y las mujeres prisioneros en Israel son golpeados rutinariamente y rociados con gas pimienta, y se les priva de visitas de sus familiares o de un cambio de ropa, detalló Khalida Jarrar, la detenida más destacada que fue liberada.

Durante años, Jarrar, de 62 años, ha entrado y salido de la prisión como miembro líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, una facción de izquierda con un brazo armado que ha llevado a cabo ataques contra israelíes.

Human Rights Watch ha denunciado las reiteradas detenciones de Jarrar —la última vez fue detenida a finales de 2023— como parte de una represión israelí injusta contra la oposición política no violenta.

En un acto celebrado en Ramala para dar la bienvenida a los presos recién liberados, Jarrar saludó a una larga fila de simpatizantes. Pero no todos celebraban. Algunas familias temían que el alto al fuego no durara lo suficiente para que sus familiares fueran liberados.

Durante la primera fase del alto al fuego, Israel, Hamás y los mediadores de Qatar, Estados Unidos y Egipto intentarán llegar a un acuerdo para la segunda fase, en la que todos los rehenes restantes en Gaza serán liberados a cambio de más prisioneros palestinos, una retirada israelí completa de Gaza y una “calma sostenible”. Las negociaciones sobre la segunda fase comienzan el 16to día del alto al fuego.

Para Yassar Saadat, la primera liberación de prisioneros fue un momento particularmente agridulce. Su madre, Abla Abdelrasoul, fue liberada después de estar bajo “detención administrativa” desde septiembre, según el Ministerio de Justicia, que dijo que su delito era “seguridad para el Estado –otro”. Pero su padre —uno de los prisioneros más destacados en Israel— permanece tras las rejas.

“No sabemos si será liberado, pero no perdemos la esperanza”, expresó. Su padre, Ahmad Saadat, un líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, fue condenado por matar a un ministro del gabinete israelí en 2001 y cumple una sentencia de 30 años.

No está claro si será liberado e, incluso si lo es, si podrá ver a su familia. El acuerdo de alto al fuego establece que todos los prisioneros palestinos que fueron condenados y sean liberados serán exiliados, ya sea a Gaza o al extranjero, y se les prohibirá regresar alguna vez a Israel o a Cisjordania.

La liberación de algunos asesinos convictos es un tema delicado para muchos israelíes —en particular para aquellos cuyos familiares fueron asesinados.

Richard Lakin, padre de Micah Avni, fue asesinado a tiros y apuñalado por un miembro de Hamás en un autobús de transporte público en 2015 —y el nombre de su asesino está en la lista de prisioneros que serán liberados en la primera fase. Si bien Avni está agradecido de que más rehenes en Gaza comiencen a regresar a casa, no cree que esto conduzca a una paz duradera entre Israel y Hamás.

“Estos acuerdos tienen un costo de vida enorme, enorme, y va a haber muchas, muchas, muchas más personas asesinadas en el futuro por las personas que fueron liberadas”, afirmó.

Israel tiene un historial de aceptar intercambios desequilibrados. En 2011, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acordó liberar a más de 1.000 prisioneros palestinos a cambio de un solo soldado israelí, Gilad Schalit, tomado como rehén por Hamás.

Uno de los presos liberados durante ese acuerdo fue Yahya Sinwar, exlíder de Hamás y uno de los orquestadores del ataque del 7 de octubre. Tropas israelíes lo mataron el año pasado en Gaza.

Algunos palestinos dijeron que los intercambios desiguales de prisioneros por rehenes están justificados por las políticas de detención aparentemente arbitrarias de Israel. Otros expresaron que, por ahora, lo único en lo que quieren concentrarse es en recuperar el tiempo perdido con sus familias.

Amal Shujaeiah refirió que pasó más de siete meses en prisión, acusada por Israel de participar en eventos propalestinos en su universidad y presentar un podcast que hablaba sobre la guerra en Gaza.

De regreso en casa, la joven de 21 años sonreía y abrazaba a amigos y familiares.

“Hoy estoy con mi familia y seres queridos, alegría indescriptible... un momento de libertad que te hace olvidar las penas”.

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