Los intensos combates en Gaza afectan a las entregas de ayuda y reducen refugios para los civiles
Fuerzas israelíes combatían el miércoles contra milicianos de Hamás en toda la Franja de Gaza tras ampliar su ofensiva terrestre a la segunda ciudad más grande del territorio, lo que redujo aún más la zona donde los palestinos pueden buscar cobijo y paralizó la distribución de una ayuda vital a la mayor parte del territorio.
El ataque en el sur amenaza con más desplazamientos masivos en el asediado enclave costero, donde según Naciones Unidas unos 1,87 millones de personas —en torno al 80% de la población— han huido ya de sus hogares.
Buena parte del norte del territorio, incluidas amplias zonas de Ciudad de Gaza, ha quedado completamente arrasado, y los palestinos temen que el resto de la Franja de Gaza pueda sufrir un destino similar mientras Israel intenta desmantelar Hamás, muy arraigado en el territorio que gobierna desde hace 16 años.
Israel dice que ya no acepta la presencia militar de Hamás en Gaza después del 7 de octubre que desencadenó la guerra, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha dicho que Israel mantendrá un control de seguridad sobre el territorio de forma indefinida, algo a lo que se oponen Estados Unidos y buena parte de la comunidad internacional.
LOS COMBATES MÁS INTENSOS HASTA AHORA
El ejército israelí dijo el martes que sus fuerzas se encontraban “en el corazón” de Jan Yunis, tras lo que describió como "el día más intenso” de combates desde que comenzó la ofensiva terrestre hace más de cinco semanas, con fuertes enfrentamientos también en el norte.
Durante los últimos tres días, la distribución de ayuda —principalmente suministros de harina y agua— sólo ha sido posible en la ciudad fronteriza de Rafah y sus alrededores, en el límite sur de la Franja, debido a los combates y los cortes de carreteras de las fuerzas israelíes, según la oficina de ayuda humanitaria de Naciones Unidas.
El combustible y los suministros médicos están en “niveles críticamente bajos” en el hospital Mártires de Al Aqsa, en la localidad central de Deir al-Balah, al norte de Jan Yunis, según Médicos Sin Fronteras.
“Sin electricidad, los respiradores dejarían de funcionar, las donaciones de sangre tendrían que detenerse, la esterilización de instrumentos quirúrgicos sería imposible", dijo Marie-Aure Perreaut Revial, coordinadora de emergencias del grupo de ayuda en Gaza. El hospital también se está quedando sin material quirúrgico y sujeciones externas para mantener juntos huesos rotos.
La Franja de Gaza lleva desde octubre sin electricidad e Israel ha limitado mucho las importaciones de combustible, lo que obligó a varios hospitales a cerrar porque no podían mantener en marcha los generadores de emergencia.
La guerra ha matado a más de 16.200 personas en Gaza —el 70% de ellos mujeres y niños— y herido a más de 42.000, según el Ministerio de Salud de Gaza, que publicó nuevas cifras el martes por la noche. El ministerio no distingue entre civiles y combatientes muertos, pero en general sus datos coinciden con una cifra publicada por el ejército israelí esta semana.
El ministerio afirma que cientos de personas han muerto o resultado heridos desde que terminó la semana de tregua el viernes, y muchos siguen atrapados bajo los escombros.
El ejército acusa a Hamás de utilizar a los civiles como escudos humanos cuando los milicianos operan en zonas residenciales. Pero Israel no ha dado información detallada sobre ataques individuales, algunos de los cuales han destruido cuadras enteras.
El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, dijo que los milicianos guardan armas en casas y otros edificios para que combatientes vestidos de civil puedan utilizarlas para disparar a las tropas.
“Atacarles requiere un uso significativo del fuego, tanto para atacar al enemigo como para, por supuesto, proteger a nuestras fuerzas”, dijo el martes.
INDIGNACIÓN ENTRE FAMILIAS DE REHENES
Israel afirma que debe expulsar a Hamás del poder para evitar una repetición del ataque que desencadenó la guerra, en el que Hamás y otros milicianos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y se llevaron a unos 240 hombres, mujeres y niños como rehenes, tras rebasar las prestigiosas defensas israelíes.
Más de 100 rehenes fueron liberados durante el cese el fuego de la semana pasada, junto con 240 palestinos encarcelados por Israel.
Familiares de los rehenes tuvieron una tensa reunión con Netanyahu y el gabinete de guerra el martes, en la que algunos gritaron a los miembros del gobierno y les acusaron de no tener un plan para llevar a casa a los demás cautivos.
Cinco de los rehenes liberados dieron detalles de su experiencia durante la reunión. Uno habló de que los combatientes de Hamás “tocaban” a las mujeres cautivas y otro dijo que los milicianos habían afeitado el vello corporal de un hombre para humillarle, según un grupo que representa a las familias.
Por su parte, un médico que atendió a algunos de los 110 rehenes liberados dijo a The Associated Press que al menos 10 mujeres y hombres habían sufrido abusos o agresiones sexuales, sin dar más detalles, lo que se sumaba a las numerosas acusaciones de violaciones y otras atrocidades cometidas durante el ataque de Hamás del 7 de octubre.
SIN FINAL A LA VISTA
Hamás aún tiene capacidad de combatir en el norte, donde Israel irrumpió con una fuerza abrumadora hace semanas, lo que apunta a que erradicar el grupo sin causar más bajas y desplazamientos masivos —como ha solicitado Estados Unidos, el principal aliado de Israel— podría ser difícil.
El ejército dice que 88 de sus soldados han muerto en la ofensiva en Gaza. Un mando militar dijo esta semana que al menos 15.000 palestinos han muerto, incluidos 5.000 milicianos, pero no explicó cómo había alcanzado esas cifras el ejército.
Incluso tras semanas de bombardeo, el principal líder de Hamás en Gaza, Yehya Sinwar —cuyo paradero es desconocido— pudo dirigir complejas negociaciones del alto el fuego y orquestar la liberación de decenas de rehenes la semana pasada. Los milicianos palestinos también han mantenido su fuego de cohetes hacia Israel.
La guerra ha sido una catástrofe sin precedentes para los civiles palestinos, que eclipsa a las cuatro guerras previas entre Israel y Hamás y se espera que su sufrimiento vaya a más conforme avance la ofensiva.
Tras la enorme evacuación del norte de Gaza ordenada por Israel al inicio de la guerra, la mayoría de la población gazatí se vio hacinada en los 230 kilómetros cuadrados (90 millas cuadradas) del centro y el sur del territorio.
Desde que se adentró en el sur, el ejército israelí ha ordenado a la gente que abandone casi dos docenas de vecindarios en Jan Yunis y sus alrededores, lo que reduce aún más, en más de un cuarto, las zonas donde los civiles pueden buscar refugio.
No estaba claro cuántas personas habían acatado las órdenes de evacuación, ya que muchos palestinos dicen que no se sienten a salvo en ningún lugar en Gaza y temen que si abandonan sus hogares no se les permita regresar.
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Magdy informó desde El Cairo.