Juicio de Ghislaine Maxwell: Lo que averiguamos hasta ahora desde el interior de la sala del tribunal
Revelaciones explosivas de Ghislaine Maxwell y el mundo interior de Epstein, una vociferante defensa de la “socialité” difamada han consumido el juicio hasta ahora, escribe Bevan Hurley
El juicio de Ghislaine Maxwell comenzó con una sentencia que intentó sintetizar el complejo caso que abarca décadas y jurisdicciones, y atraviesa el mundo, por lo usual reservado, de la élite ultra rica de EE.UU.
“Quiero contarles sobre una joven llamada Jane”, dijo la fiscal Lara Pomerantz al jurado conformado por cinco hombres y siete mujeres.
El caso del gobierno federal de EE.UU. contra Maxwell, de 59 años, se centra en su relación de décadas con Jeffrey Epstein. Se afirma que ella actuó como su facilitadora para atraer a adolescentes vulnerables con promesas de becas, atención y asistencia financiera para sus familias, y las obligó a convertirse en objetos de su gratificación sexual.
Esto luego se expandió a un "esquema piramidal de abuso", según los fiscales, en el que las jóvenes que ya se encontraban en la órbita de Epstein ofrecían como reclutas a compañeros de clase y amigas con la promesa de dinero fácil.
Maxwell enfrenta seis cargos: uno de incitación a una menor para que viaje y participe en actos sexuales ilegales, transporte de una menor con la intención de participar en actos sexuales ilegales, tráfico sexual de una menor y tres cargos de conspiración relacionados con todo lo anterior.
Ella negó todos los cargos. Epstein murió a los 66 años mientras esperaba su juicio.
Día uno: Historia de dos argumentos iniciales
Después de retrasos en la selección y disponibilidad del jurado por la mañana, los argumentos de apertura comenzaron por la tarde. En ellos, la fiscal Lara Pomerantz retrató a Maxwell como una depredadora que manipulaba a las chicas y las “sirvió para que fueran abusadas sexualmente”.
“Hicieron que estas chicas se sintieran vistas”, afirmó. Al parecer lo hizo mediante la adopción del lenguaje juvenil de las adolescentes que describía.
Detrás de una cubierta de plástico en medio del juzgado federal en el centro de Manhattan, Pomerantz extendió un brazo mientras le señalaba a Maxwell al jurado.
La estrategia de la fiscalía pronto se hizo evidente, ya que Pomerantz repitió el nombre de Epstein una y otra vez y utilizó la frase "la acusada y Epstein" más de una docena de veces más.
Epstein se convirtió en un emblema del mal en los años transcurridos desde su arresto por cargos de tráfico y abuso sexual de menores de edad. Él y Maxwell, la "mujer mayor, supuestamente respetable", eran "cómplices en el crimen", culpables por igual en el relato de la fiscalía por los crímenes atroces que se presume cometieron.
A pesar de que Maxwell era la única persona en juicio, serviría como representante de Epstein, después de que muchos vieran el suicidio del hombre de 66 años en prisión mientras esperaba su juicio como otro escape de la justicia.
La abogada defensora, Bobbi Sternheim, abrió con mucho ímpetu y usó una referencia bíblica a Adán y Eva para argumentar que las mujeres han sido culpadas de los males de los hombres desde el Jardín del Edén.
“Los cargos contra Ghislaine Maxwell son por cosas que hizo Jeffrey Epstein, pero ella no es Jeffrey Epstein”, añadió Sternheim.
Sternheim también hizo una referencia desconcertante a James Bond y le dijo a la corte de Epstein: “En muchos aspectos, era como un James Bond del siglo XXI. Su misterio despertó interés”.
Hizo hincapié en decir que los cuatro abogados defensores, a quienes se les paga hasta US$7 millones, están orgullosos de representar a la mujer difamada de 59 años.
El caso dependería de tres cosas: memoria, manipulación y dinero.
Sternheim tenía su propia historia que contar sobre una joven llamada Jane, de quien reveló que era una actriz exitosa que ahora tenía poco más de 40 años y había aparecido en telenovelas, películas y reality shows.
“Es una actriz consumada. Ella es una profesional en interpretar papeles. Y a medida que cambian sus guiones y personajes, también cambia la historia que escucharán en esta sala de tribunal”, comentó Sternheim.
Continuó atacando la credibilidad de las otras tres acusadoras, Annie Farmer, y otras dos que, como Jane, testificarían bajo los seudónimos de Kate y Carolyn.
Sternheim afirmó que cada una había cambiado su historia a lo largo de los años bajo la presión del FBI o con la esperanza de obtener un pago del fondo para víctimas establecido por el patrimonio de Epstein después de su muerte.
Ella enumeró los pagos en dólares exactos que las mujeres habían recibido, que van desde los US$1,5 millones a US$5 millones, antes de tener en cuenta los honorarios legales.
Hacia el final del día, la fiscalía llamó a su primer testigo: el piloto personal de muchos años de Epstein, Larry Visoski.
Día dos: el piloto y el pedófilo
Visoski reanudó su testimonio el martes por la mañana y contó que Epstein y un grupo de personas famosas volaron por todo el mundo en dos de los jets privados personales de Epstein, un Gulfstream G550 y un Boeing 727.
Los expresidentes Donald Trump y Bill Clinton, el desacreditado actor Kevin Spacey y el príncipe Andrew volaron a bordo del “Lolita Express”, un apodo dado al avión Boeing más grande comprado por Epstein en 2000, según el testimonio del piloto.
Además de ser piloto, Visoski tuvo una amistad de 25 años con Epstein y ofreció un vistazo revelador dentro de las casas y rutinas del difunto pedófilo.
Epstein se trasladaba de forma constante entre mansiones en Nueva York, Palm Beach, Nuevo México, su isla privada en las Islas Vírgenes de EE.UU., Little Saint James y su apartamento en París, declaró el piloto.
En su testimonio, Visoski llevó a los miembros del jurado a un recorrido por cada una de las opulentas casas de Epstein. Describió a detalle la distribución, las características y el carácter de cada una en función de las numerosas veces que se había alojado en ellas a lo largo de los años, y el hecho de que había instalado sistemas de entretenimiento doméstico y cines en cada uno.
Visoski también voló helicópteros para Epstein. Al llevar a Epstein y sus invitados a las Islas Vírgenes, volaba el jet a la isla principal de St. Thomas y luego transportaba a los pasajeros por casi 11 millas (18 kilómetros) en helicóptero, para aterrizar en un helipuerto privado en la isla. Maxwell también pilotaba el helicóptero en ocasiones, añadió.
Visoski también recordó volar a Jane, quien dijo que parecía ser una “mujer madura” con “penetrantes ojos azules pálido”.
También negó haber visto alguna conducta sexual inapropiada en los vuelos o en las casas de Epstein. Como padre de dos niñas que conocieron y pasaron tiempo con Epstein y Maxwell, aseveró que habría renunciado a su trabajo y se habría asegurado de que sus hijas nunca los volvieran a ver si hubiera estado al tanto del abuso de menores.
Sesión de la tarde del segundo día: “Jane” sube al estrado
Jane caminó con confianza hacia el estrado de los testigos el martes por la tarde, y solo se quitó el cubrebocas después de que la jueza Alison Nathan ordenara a los dibujantes de la corte que no dibujaran su imagen.
Su testimonio comenzó cuando conoció a Epstein y a Maxwell a los 14 años en el Interlochin Center for the Arts, una escuela de verano en Michigan para músicos y actores talentosos.
Jane declaró que Epstein le dijo que él era un donante importante de la escuela que otorgaba becas a estudiantes de artes talentosos.
“Parecía muy interesado en saber qué pensaba sobre el campamento, cuáles eran mis clases favoritas”.
Cuando escucharon que Jane también era de Palm Beach, Florida, donde Epstein era dueño de una mansión frente al mar, pidió el número de teléfono de su madre.
Jane contó cómo estaba de duelo por la muerte de su padre, un compositor de renombre, siete meses antes. La muerte había obligado a la familia a vender su casa, y ella dormía en una cama con su madre en una casita de alberca en la casa de un amigo cuando conoció a Epstein.
En sus primeras visitas quedó deslumbrada por la mansión palaciega y dice que Epstein se jactaba de su dinero y sus conexiones.
Maxwell era una figura peculiar y fraternal, que en ocasiones sorprendía a Jane al andar en topless y contarle historias vulgares, comentó.
Jane testificó que el abuso sexual tuvo lugar primero cuando estaba a solas con Epstein, y luego escaló para involucrar a Maxwell y luego a otras mujeres mayores.
Aseguró que la llevaron en el jet privado de Epstein a Nueva York y Santa Fe, donde la obligaron a realizar actos sexuales sadomasquistas con Epstein.
Cuando la fiscal Alison Moe le preguntó cómo la había afectado el abuso, ella respondió: “¿Cómo se maneja una relación saludable con una brújula rota? Ni siquiera entendía cómo se supone que es el amor real”.
El interrogatorio maratónico de Jane por parte de Laura Menninger, que alegaba que había cambiado varias veces su historia y que la motivaba una ganancia financiera, comenzó a última hora del martes por la tarde.
Día tres: los abogados defensores intentan desacreditar el testimonio de Jane y revelan la reunión de Mar-a-Lago con Trump
Los recuerdos de Jane sobre la participación de Maxwell en su abuso sexual fueron objeto de un ataque de horas durante el agresivo interrogatorio de Menninger el miércoles.
Menninger confrontó en varias ocasiones a Jane con declaraciones que había hecho al FBI durante más de 10 entrevistas entre 2019 y 2021. Profundizó en las presuntas inconsistencias entre las entrevistas y el testimonio de Jane en la corte.
La experimentada abogada defensora comentó que las notas de las conversaciones policiales sugerían que Jane no estaba segura de si Maxwell en verdad la había tocado o besado, lo que contrastaba con el vívido relato que le dio al jurado sobre la supuesta participación de la socialité en masajes sexuales y abusos junto con Epstein.
El testimonio se convirtió en un asunto intermitente ya que la fiscal Moe hizo una serie de objeciones. Afirmó que la defensa trataba de forma deliberada de confundir a Jane con una vaga línea de preguntas que no indicaba claramente si se le pedía que recordara un recuerdo o lo que le había dicho al FBI.
Jane se mantuvo en gran parte serena, dio repetidas respuestas de “no recuerdo” a las preguntas de la defensa.
“La memoria no es lineal”, agregó Jane.
Menninger trató de retratar su testimonio en la corte como otro papel más en la carrera de Jane.
Le preguntó a Jane sobre su papel en una telenovela de larga duración y describió las muchas líneas argumentales en las que su personaje había estado involucrado, incluida la persecución de un asesino en serie, trabajar como prostituta y acabar con un cartel de la droga mexicano.
Cuando la fiscalía pudo interrogar a Jane de nuevo Moe le preguntó si “actuaba aquí hoy”.
Jane respondió que había sido difícil contarle a una habitación llena de extraños “los secretos más vergonzosos y profundos que he cargado conmigo toda mi vida”.
Se derrumbó al contar cómo se había ido sintiendo cada vez más cómoda al contar su historia y empezó a sentir que podía confiar en los investigadores del gobierno.
“Esto es algo de lo que he huido toda mi vida. Estoy cansada de eso”, aclaró.
Menninger le había preguntado a Jane sobre un viaje que hizo con Epstein a Mar-a-Lago cuando tenía 14 años.
Meninger continuó: “Te llevó en un auto verde oscuro y conociste a Donald Trump, ¿correcto?”
“Sí”, respondió Jane.
Menninger preguntó si Jane recordaba haber estado en los aviones privados de Epstein con una “multitud de personas”, incluido el príncipe Andrew, a lo que Jane respondió que era correcto.
Dijo que también conoció al hermano de Epstein, Mark, y a su exchef personal, el célebre chef Adam Perry Lang, que vive en Los Ángeles, en vuelos en sus jets privados.
Jane agregó que nunca se le ordenó que tuviera relaciones sexuales con los asociados de Epstein ni que reclutara a otras chicas.