Hidrógeno blanco: ¿la nueva esperanza para la energía renovable?
La quema de hidrógeno solo produce calor y agua, y está atrayendo miles de millones de dólares en inversiones.
¿Y si la respuesta a la crisis climática estuviese escondida desde tiempos inmemoriales bajo nuestros pies?
Es la posibilidad que plantean los crecientes descubrimientos de vastos depósitos subterráneos de hidrógeno blanco en todo el mundo.
La quema de hidrógeno solo produce calor y agua, y está atrayendo miles de millones de dólares en inversiones a medida que los países intentan abandonar los combustibles fósiles de manera rápida.
Pero no todo el hidrógeno se genera de la misma manera, y la industria energética utiliza una escala móvil codificada por colores para indicar su sostenibilidad. El más común es el “hidrógeno gris”, elaborado a partir de gas natural, un combustible fósil. El “hidrógeno azul” se crea de la misma manera, pero captura las emisiones de carbono, y el “hidrógeno verde” se produce mediante el uso de energía no contaminante para dividir el agua. Como sugiere el nombre, el hidrógeno verde es la opción “más ecológica”, pero es caro y se produce en cantidades más pequeñas.
Luego está el hidrógeno blanco, también conocido como hidrógeno natural, dorado o geológico, que no se deriva de otros elementos como el oxígeno mediante grandes cantidades de electricidad.
Durante mucho tiempo, varios científicos no pensaron que fueran posibles los grandes depósitos de hidrógeno blanco, pero ahora se cree que hay millones de megatones de hidrógeno alojados en la corteza terrestre. El hallazgo tiene el potencial de satisfacer la demanda mundial de hidrógeno durante miles de años, informó el geólogo investigador del USGS (Servicio Geológico de los Estados Unidos), Geoffrey Ellis, experto destacado en hidrógeno blanco.
Los pioneros en hidrógeno blanco también afirman que podría producirse a costos mucho más bajos que las demás variantes. Será dos veces más barato que el hidrógeno verde más económico, según Natural Hydrogen Energy, una empresa emergente con sede en Estados Unidos.
Hasta hace poco, el funcionamiento del hidrógeno blanco en el mundo actual había pasado desapercibido. Bourakébougou, una aldea remota alejada del mar en Malí (África occidental), alimenta su suministro eléctrico con hidrógeno blanco desde hace más de una década. El descubrimiento se realizó después de que un empresario local contratara a una consultora canadiense para analizar un pozo de agua que se había incendiado cuando un trabajador encendió un cigarrillo cerca de este.
La empresa, Hydroma, afirma que la fuente contiene un 98 % de gas hidrógeno y representa la primera producción de electricidad del mundo a partir de hidrógeno blanco, sin emisiones de carbono por combustión directa.
Inevitablemente, hay un problema, y el desventurado fumador de Bourakébougou nos dio la primera pista.
El hidrógeno es mucho más inflamable que el gas natural y puede provocar incendios y explosiones con un manejo inadecuado. Debido a que el gas es tan liviano, no se pueden agregar agentes odorizantes para alertar a las personas sobre posibles fugas, a diferencia del olor a azufre en el gas natural y el propano, que se detecta de inmediato.
Otra incógnita en torno al hidrógeno, en general, es el impacto que tiene en el calentamiento global que ya afecta a nuestro planeta.
La cualidad flotante del hidrógeno significa que se escapa con facilidad, advirtió un estudio reciente del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, por lo que el calentamiento del gas es algo que “se pasa por alto y se subestima en general”.
“Por lo tanto, sigue sin estar clara la eficacia del hidrógeno como estrategia de descarbonización, sobre todo en un lapso de varias décadas”, recalcaron los investigadores.
Pero estos no son los únicos desafíos que debemos superar. Lo siguiente es hallar el material, ya que el descubrimiento de muchos de los grandes depósitos hasta ahora ha sido por accidente.
Este verano, científicos que estudiaban el metano en una cuenca minera en Francia encontraron sin querer la mayor acumulación de hidrógeno blanco hasta la fecha.
“De vez en cuando, en la ciencia, uno se topa con algo que no estaba buscando. En ocasiones, tal descubrimiento es de mayor valor del que se buscaba en un principio. Llamémoslo serendipia”, escribieron Jacques Pironon y Philippe de Donato, de la Universidad de Lorena.
La presencia de hidrógeno se suele identificar por medio de círculos de hadas que surgen en los pastizales y otra vegetación cuando las fugas de gas matan las plantas.
La ligereza del hidrógeno también se convierte en un problema a la hora de intentar transportarlo, lo que lo hace más oneroso porque se pierde en grandes cantidades. Al igual que con el proyecto de Malí, el hidrógeno blanco puede ser útil en áreas localizadas, pero resulta demasiado costoso si se lo transporta a larga distancia.
De todos modos, no hay falta de interés en el hidrógeno blanco como una fuente posiblemente ilimitada de energía renovable, y los dólares no paran de llegar. Koloma, con sede en Denver, obtuvo USD 91 millones en inversiones de un grupo que incluye a Breakthrough Energy Venture de Bill Gates. Una empresa de inversión valuó el hidrógeno blanco como una industria que generará USD 75 mil millones para el año 2030.
Michael E. Webber, de la Universidad de Texas (Austin), encontró similitudes entre el hidrógeno blanco y el comienzo del auge de la fracturación hidráulica o fracking, ya que “es principalmente una idea a la espera de mejores tecnologías, políticas y condiciones de mercado para que prospere”.
“Si esto ocurre, tal vez la industria del petróleo y el gas pueda dedicarse a extraer hidrógeno producido por procesos geológicos subterráneos e iniciar así una nueva era de combustibles bajos en carbono. De esa manera, puede evitar la interrupción del empleo y, al mismo tiempo, utilizar sus competencias a escala global para intensificar la obtención de hidrógeno rápidamente. Podría darle a la historia del hidrógeno el final feliz que se merece”, escribió.
Traducción de Michelle Padilla