Naufragio en el Mar Rojo: sobrevivientes relatan 30 horas atrapados bajo el agua
Siete personas continúan desaparecidas tras la trágica expedición de buceo en el Mar Rojo
Salieron el domingo por la mañana con la ilusión de disfrutar de un viaje de cinco días de buceo en el Mar Rojo, uno de los destinos más codiciados por los amantes del mar, conocido por sus espectaculares arrecifes de coral y su rica vida marina.
Sin embargo, lo que iba a ser una experiencia inolvidable para los 31 turistas a bordo del lujoso yate Sea Story se transformó en una pesadilla: el lunes, aparentemente afectada por fuertes olas, la embarcación se hundió en menos de siete minutos.
En total, 44 personas, incluido el equipo de la tripulación, se encontraban a bordo del yate de 44 metros de eslora cuando se emitió la señal de socorro cerca de Marsa Alam, en Egipto. Hasta el momento, solo 33 han sido rescatadas.
Entre los rescatados se encuentran los británicos Colin Sharratt y Sally Jones, aficionados a la vela, según The Times.
Sin embargo, las autoridades egipcias, que continuaron la búsqueda en el barco hundido, han recuperado ya cuatro cadáveres. Siete personas siguen desaparecidas, incluida la pareja británica Jenny Cawson (36 años) y su esposo Tariq Sinada (49).
El sábado, la familia de Cawson declaró a la BBC que seguían recibiendo información diaria del Ministerio de Asuntos Exteriores, pero expresaron su frustración por la “falta de noticias”.
Con respecto a los sobrevivientes, algunos pasaron hasta 30 horas atrapados en bolsas de aire dentro del yate antes de ser rescatados.
Es un trágico desenlace para lo que debía ser un idílico viaje de buceo para los turistas a bordo, provenientes de países como Reino Unido, Estados Unidos, Alemania e Irlanda, quienes confiaron en la experiencia de Dive Pro Liveaboard para operar la excursión.
La vida a bordo del majestuoso barco de madera de cuatro cubiertas era de lujo: los pasajeros disfrutaban de un elegante salón con bar y 18 habitaciones equipadas con baño privado y aire acondicionado.
Sin embargo, el viaje tomó un giro sombrío después de que el barco zarpara de Marsa Alam el domingo e ignorara las advertencias meteorológicas emitidas por la Autoridad Meteorológica de Egipto (EMA).
La EMA había advertido sobre la posibilidad de grandes olas y desaconsejó cualquier actividad marítima tanto el domingo como el lunes.
Sin embargo, a las 5:30 de la mañana del lunes, se emitió la señal de socorro. El gobernador del mar Rojo, Amr Hanafi, explicó que la tragedia comenzó cuando una gigantesca ola impactó contra el buque, lo que provocó que se hundiera en un lapso de entre cinco y siete minutos.
En cuestión de instantes, el agua inundó la estructura mientras los pasajeros gritaban desesperados desde el interior de los camarotes, mientras la embarcación se volcaba, según relató el padre de un superviviente a The Times.
Uno de los supervivientes británicos contó a los investigadores: “Intenté nadar hacia la superficie, pero la corriente era demasiado fuerte y sentí que me ahogaba”. Según el medio, ese turista logró sobrevivir gracias a su chaleco salvavidas, que lo mantuvo a flote hasta la llegada de los equipos de rescate.
A continuación, se desplegó una masiva operación de rescate liderada por las fuerzas navales egipcias, el ejército y la Gobernación del Mar Rojo. El lunes, 28 personas fueron rescatadas y llevadas a un lugar seguro: las imágenes muestran el instante en que el grupo, en estado de shock, alcanza tierra firme.
La búsqueda se suspendió durante la noche y se reanudó el martes por la mañana. Desde entonces, las autoridades han ofrecido pocos detalles sobre los avances.
Khattab al-Faramawy, tío de Youssef que participó en la operación de rescate, declaró a la BBC: “Nos sumergimos a 12 metros de profundidad”. Además, describió la misión como complicada debido a la necesidad de usar linternas para orientarse en la oscuridad.
Increíblemente, cinco supervivientes, entre ellos Youssef, lograron resistir atrapados dentro del barco durante 30 horas, respirando gracias a una burbuja de aire de solo 20 centímetros.
“Es un gran alivio estar a salvo otra vez”, dijo un turista belga a las autoridades, mientras agradecía a los militares egipcios por el rescate y la ducha caliente tras una terrible experiencia que lo dejó “temblando de frío”.
Ese mismo día, se recuperaron cuatro cadáveres de la embarcación, que permanecen sin identificar.
Por otra parte, aunque los sobrevivientes hablan de una gran ola, algunos expertos han cuestionado esta versión.
El oceanógrafo Simon Boxall declaró a Sky News que no existen pruebas de una ola de gran tamaño y que las condiciones del viento “no eran lo suficientemente fuertes” para generar olas de tres a cuatro metros.
Además, afirmó: “No creo que una ola haya provocado el hundimiento. Es necesario investigar este caso. Por ahora, la información de las autoridades egipcias es limitada”.
Traducción de Leticia Zampedri