GB: Arqueólogos hallan collar de oro y joyas del siglo VII
Arqueólogos hallan un collar de oro y piedras preciosas de 1.300 años de antigüedad en el sitio de un nuevo desarrollo de viviendas que señala la tumba de una poderosa mujer que pudo ser una de las primeras líderes religiosas cristianas en Gran Bretaña
Un collar de oro y piedras preciosas de 1.300 años de antigüedad hallado en el sitio de un nuevo desarrollo de viviendas señala la tumba de una poderosa mujer que pudo ser una de las primeras líderes religiosas cristianas en Gran Bretaña, informaron arqueólogos el martes.
Los expertos afirman que el collar, descubierto junto con otros objetos cerca de Northampton, en el centro de Inglaterra, forma parte del enterramiento medieval más importante de una mujer jamás hallado en el Reino Unido.
La mujer desapareció hace mucho tiempo: sólo queda el esmalte de algunos dientes. Sin embargo, los científicos afirman que este hallazgo arrojará nueva luz sobre la vida en la Inglaterra del siglo VII, una época en la que el cristianismo luchaba con el paganismo por la lealtad de la gente.
Los objetos son “una clara declaración de riqueza y de fe cristiana”, afirmó Lyn Blackmore, especialista en hallazgos del Museo de Arqueología de Londres, que realizó el descubrimiento.
“Era extremadamente devota, pero ¿era una princesa? ¿Era monja? ¿Era más que una monja, una abadesa?... No lo sabemos”, dijo Blackmore.
El Tesoro de Harpole —llamado así por el pueblo donde se encontró, a unos 96 kilómetros (60 millas) al noroeste de Londres— fue desenterrado en abril por arqueólogos que trabajaban con el promotor inmobiliario Vistry Group en un vecindario de casas nuevas.
En uno de los últimos días de la excavación, que duró 10 semanas, el supervisor de la obra, Levente-Bence Balázs, observó que algo brillaba en la tierra. Resultó ser un colgante rectangular de oro con una cruz e incrustaciones de granates, la pieza central de un collar que también contenía colgantes de monedas romanas de oro y óvalos de piedras semipreciosas.
“Estos objetos no habían visto la luz del día desde hacía más de 1.300 años”, dijo Balázs. “Ser la primera persona que los ve es algo indescriptible”.