Iglesia de lucha libre en el Reino Unido busca conversos con bautismos y golpes
Sentados alrededor de un cuadrilátero de lucha libre, los feligreses rugieron cuando el héroe local Billy O’Keeffe arrojó al suelo a un luchador llamado Disciple. Rodeados de vitrales, aplaudieron y vitorearon al caer al pasillo los fornidos y tatuados luchadores durante un enfrentamiento entre seis hombres agrupados en dos equipos.
Esta es la Iglesia de la Lucha Libre, que lleva sangre, sudor y lágrimas —principalmente sudor— a la iglesia anglicana de San Pedro en la localidad de Shipley, en el norte de Inglaterra. Es la creación de Gareth Thompson, un hombre carismático de 37 años que dice haber sido salvado por la lucha libre profesional y por Jesús, y quiere que otros tengan la misma experiencia.
Thompson dice que los personajes exagerados y las batallas morales preorquestadas de la lucha libre profesional encajan naturalmente con un mensaje cristiano.
"Reducido a lo básico, se trata del bien contra el mal", observó. "Cuando me convertí en cristiano, empecé a ver el mundo de la lucha libre a través de un lente cristiano. Empecé a ver a David y Goliat. Empecé a ver a Caín y Abel. Empecé a ver a Esaú siendo despojado de su herencia. Y pensé: 'Podríamos contar estas historias'".
Una compatibilidad forjada en el cielo
La asistencia a la iglesia en el Reino Unido ha estado disminuyendo desde hace décadas, y el censo de 2021 encontró que menos de la mitad de las personas en Inglaterra y Gales ahora se consideran cristianas. Aquellos que dicen no tener religión aumentaron del 25% al 37% en una década.
Eso ha llevado a las iglesias a ser creativas para poder sobrevivir.
"Tienes que correr algunos riesgos", señaló la reverenda Natasha Thomas, la sacerdotisa a cargo de San Pedro. Reconoció que "no estaba completamente segura de en qué me estaba metiendo" cuando aceptó albergar eventos de lucha libre.
"No es la iglesia como uno la conoce. Ciertamente no es para todos", observó. "Pero está atrayendo a un grupo diferente de personas, una comunidad diferente, de la que normalmente tendríamos".
En una noche reciente de la Iglesia de la Lucha Libre, casi 200 personas —parejas mayores, adolescentes, fanáticos de la lucha libre con perforaciones y tatuajes, padres con niños pequeños emocionados— llenaron las sillas alrededor de un cuadrilátero erigido bajo el techo abovedado de la iglesia centenaria.
Después de una breve homilía y oración de Thomas, se dio paso a dos horas de golpes, choques entre cuerpos y cabezazos voladores. El ambiente se volvió alegre y ruidoso, mientras los fanáticos agitaban enormes dedos de espuma y gritaban "¡pónlo fuera de combate!" a los participantes.
Algunos feligreses de toda la vida han dado la bienvenida a la infusión de energía.
"Creo que es absolutamente maravilloso", manifestó Chris Moss, quien se casó con su esposo Mike en San Pedro hace casi 50 años.
“Puedes ver a algunos de los luchadores y pensar...”, y frunció el ceño con desagrado. Pero hablar con ellos le hizo darse cuenta de que "no debes juzgar un libro por su portada".
La lucha libre fue un salvavidas
Thompson, cuyo sobrenombre de lucha es Gareth Angel, lucha y también preside el caos organizado. Es una mezcla de predicador y maestro de ceremonias, con una camiseta que dice: "Reza, come, lucha, repite".
Ha amado la lucha libre desde que le proporcionó consuelo y liberación durante una infancia problemática en la que sobrevivió al abuso sexual y a un período de indigencia mientras era adolescente.
"Podía ver a Shawn Michaels y a The Rock y Stone Cold (Steve Austin) y podía decir, quiero ser como ellos", señaló. "Así, siempre ha sido un escape para mí, y una liberación y una forma de alejarme de ciertas cosas. Pero luego Dios obviamente ha cambiado eso ahora y se ha convertido en esta pasión".
Encontró el cristianismo en 2011, organizó su primer evento de la Iglesia de la Lucha Libre en un exclub nocturno convertido en iglesia en 2022, y se mudó a San Pedro el año pasado.
Además de los espectáculos mensuales de los sábados por la noche, su organización de beneficencia Kingdom Wrestling organiza sesiones de entrenamiento para adultos y niños en una salón trasero de la iglesia, junto con clases de defensa personal para mujeres, un grupo de salud mental para hombres y entrenamiento para niños que han sido expulsados de la escuela.
Para muchos en la unida comunidad de luchadores y aficionados del Reino Unido, la religión es un nuevo ingrediente, pero no uno que no sea bienvenido.
"Principalmente estoy aquí por la lucha libre", reconoció Liam Ledger, de 33 años, cuyo sobrenombre en la lucha es Flamin’ Daemon Crowe. Sentado en un vestuario de olor acre mientras los luchadores hablaban sobre planes de pelea, se ponían rodilleras y amarraban las agujetas de sus botas de muchos agujeros, indicó que es un poco "surrealista" cuando se llevan a cabo bautismos entre combates.
"Funciona en ambos sentidos", señaló. "Hay personas que vienen aquí que están muy metidas en la religión, y están aquí por todo ese tipo de cosas. Y luego dicen: 'Oh, en realidad esta lucha libre es algo divertida'".
Kiara, la campeona femenina reinante de Kingdom Wrestling, indicó que la organización la ha ayudado a llevar su fe católica a su vida en la lucha libre.
"Es gracias a Kingdom Wrestling que he tenido la confianza de rezar en el vestuario ahora antes de los combates", manifestó Kiara, de 26 años, cuyo nombre real es Stephanie Sid. "Invito a mi rival a rezar conmigo, rezar para que tengamos un combate seguro, rezar para que no haya lesiones y rezar para que entretengamos a todos aquí".
En busca del crecimiento
Sólo un puñado de personas ha pasado de ver la lucha libre a asistir a los servicios dominicales por la mañana en San Pedro, pero la Iglesia de la Lucha Libre bautizó a 30 personas en su primer año. Thompson, cuya marca de cristianismo renacido tiene mayor fortaleza que la de muchos anglicanos tradicionales, planea expandirse a otras ciudades británicas. Un día, dice, él podría iniciar su propia iglesia.
Desde hace tiempo ha habido una superposición entre el cristianismo y la lucha libre en Estados Unidos, donde figuras como el héroe de Thompson, Shawn Michaels, proclaman orgullosamente su fe. Pero el Reino Unido es un lugar menos religioso, y Shipley, una antigua localidad industrial a 280 kilómetros (175 millas) al norte de Londres, está muy lejos de la región estadounidense conocida como el Cinturón de la Biblia.
Sin embargo, Thompson no se deja intimidar por los escépticos.
"La gente dice: 'Oh, la lucha libre y el cristianismo, son dos cosas falsas en un mundo falso que existe para sí mismo'", observó. “Si no crees en ello, por supuesto que pensarás eso de ello. Pero mi propia experiencia personal de mi fe cristiana es que está viva y es verdadera. El mundo de la lucha libre, si realmente crees en él, crees que es verdadero y puedes suspender tu incredulidad”.
“La suspendes porque quieres perderte en ella. Quieres creer en ella. Quieres tener esperanza en ella”, agregó.
___
La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.