El papa Francisco fallece a los 88 años: explicación de sus mayores polémicas y cambios en la Iglesia católica
Francisco, que ejerció como papa durante más de una década, fue una figura transformadora de la Iglesia católica, conocido tanto por sus reformas progresistas como por las controversias que suscitaron entre los miembros
El papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y figura transformadora de la Iglesia católica, falleció el lunes de Pascua a los 88 años.
El cardenal Kevin Farrell anunció su fallecimiento, que se produjo en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano a las 7:35 a. m., hora local.
Francisco, cuyo último evento público fue hace apenas un día, cuando llegó a la Plaza de San Pedro para desear “Felices Pascuas” a miles de fieles, recibió recientemente el alta hospitalaria tras cinco semanas de tratamiento por una infección.

Líderes mundiales de todo el mundo lamentaron la noticia de su fallecimiento, que ahora pone en marcha el centenario proceso de elección de un nuevo papa.
Francisco, que fue papa durante más de una década, fue una figura transformadora de la Iglesia católica, conocido tanto por sus reformas progresistas como por las controversias que suscitaron entre sus miembros.
Elegido en 2013 como el primer papa de América Latina y el primer jesuita en ocupar el cargo, Francisco se dispuso a remodelar el tono y la dirección de la Iglesia, uno proceso con el que a menudo irritó a la clase dirigente tradicionalista.
Inclusión de la comunidad LGBT+
Una de las cuestiones más polémicas durante su mandato fue su acercamiento a la comunidad LGBTQ+. En 2013, a los pocos meses de asumir el papado, se hizo su famosa su respuesta a una pregunta sobre sacerdotes homosexuales: “¿Quién soy yo para juzgar?”.
El comentario causó revuelo en todo el mundo y marcó un cambio en el tono de la Iglesia, a pesar de que no alterara la doctrina fundamental.
Lo más reciente fue la aprobación de una política histórica que permitía a los sacerdotes bendecir a parejas del mismo sexo, una medida que enfureció a muchos obispos conservadores.
Su postura recibió el rechazo de algunos obispos católicos de África, Polonia y otros países, que afirmaron que no aplicarían la nueva política vaticana, mientras que otros le restaron importancia.
Las reacciones mostraron lo polarizante que sigue siendo el tema y cómo el esfuerzo que Francisco emprendió a lo largo de una década por hacer de la Iglesia un lugar más acogedor para la comunidad LGBT+ todavía era capaz de despertar resistencia entre los líderes católicos tradicionalistas y conservadores.
Defensa del clima
Francisco también fue abierto al expresar su postura sobre la crisis climática y dedicó a esta cuestión su encíclica Laudato Si’, publicada en 2015, en la que insta a actuar para cuidar la creación de Dios frente al cambio climático y la degradación del medio ambiente.
En 2017, instó a los líderes políticos a “apoyar el consenso del mundo” de que el cambio climático y otros males medioambientales han creado una crisis ecológica que perjudica más a los más pobres del mundo.
Francisco y el patriarca ecuménico Bartolomé de Constantinopla, máxima figura del cristianismo ortodoxo oriental, pidieron una acción urgente para “sanar nuestra creación lastimada”.

En 2020, afirmó que la pandemia de covid-19 demostró cómo la Tierra puede recuperarse “si la dejamos descansar” y debe incitar a la gente a adoptar estilos de vida más sencillos para ayudar a un planeta que “se queja” bajo la constante demanda de crecimiento económico.
Su activismo contra la crisis climática mereció elogios de ecologistas y líderes mundiales, pero suscitó críticas de figuras eclesiásticas que consideraban que se estaba aventurando demasiado en la política secular.
Católicos divorciados y vueltos a casar
También provocó divisiones su actitud hacia los católicos divorciados y vueltos a casar, a los que durante mucho tiempo se había prohibido comulgar. En el documento Amoris Laetitia, de 2016, animó a adoptar un enfoque más compasivo y caso por caso con dichas personas.
Francisco envió una carta a los obispos de Argentina el 5 de septiembre de 2016 en la que elogiaba un documento que habían redactado en el que se decía que los sacerdotes podían (en algunos casos) ofrecer la “ayuda de los sacramentos” a los católicos que viven en “situaciones familiares irregulares”, como parte de un esfuerzo más amplio para apoyar e integrar a los católicos divorciados y vueltos a casar en la vida de la Iglesia.
“No hay otras interpretaciones”, escribió Francisco.
Su apoyo se consideró un paso notable, pero provocó la reacción de los tradicionalistas, que lo acusaron de diluir la doctrina.

Gestos simbólicos y modestia
Incluso los gestos más simbólicos de Francisco —como elegir vivir en una modesta casa de huéspedes del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, o lavar los pies a presos y migrantes el Jueves Santo— fueron vistos a veces por los críticos como gestos hechos por apariencias o que perturbaban la tradición.
Respuesta al abuso sexual
Quizás la controversia más persistente de su papado fue su gestión de la crisis de abuso sexual de la Iglesia. Aunque Francisco tomó medidas para exigir responsabilidades a los obispos y creó nuevas comisiones para investigar los abusos, muchos supervivientes y defensores aseguraron que la respuesta seguía siendo inadecuada. En 2018, causó revuelo internacional su defensa inicial de un obispo chileno acusado de encubrir abusos; más tarde se disculpó y admitió que había cometido graves errores de juicio.
A pesar de las reacciones, Francisco siguió comprometido con su visión de una Iglesia más inclusiva, humilde y comprometida con el mundo. Sus detractores dentro del Vaticano le acusaban a menudo de sembrar confusión, mientras que sus partidarios sostenían que acercaba la Iglesia a las realidades de la vida moderna.
Traducción de Michelle Padilla