“Momento decisivo” en la lucha contra el Alzheimer: descubren fármaco que ralentiza la enfermedad
Los resultados de un nuevo ensayo se etiquetaron como símbolo de “una nueva era en la que la enfermedad de Alzheimer podría volverse tratable”
Se está aclamando un nuevo fármaco que representa un momento decisivo en la lucha contra el Alzheimer después de que un ensayo pionero descubriera que ralentiza la progresión de la enfermedad.
Un estudio encontró que el uso de donanemab ralentizó el “declive clínico” hasta en un 35%, lo que permitió a las personas diagnosticadas seguir realizando tareas diarias con independencia, como administrar sus finanzas, tomar medicamentos o hacer compras.
Alzheimer’s Research UK etiquetó los resultados del nuevo ensayo como símbolo de “una nueva era en la que la enfermedad de Alzheimer podría volverse tratable”.
La enfermedad de Alzheimer es causada por una acumulación de proteínas en el cerebro que afecta la forma en que las células cerebrales transmiten mensajes.
Se trata de la forma más común de demencia, un conjunto de síntomas caracterizados por un deterioro acumulativo de varias de las funciones cerebrales. El riesgo puede aumentar con la edad y la estadística actual refleja que afecta a una de cada 14 personas mayores de 65 años y a una de cada seis personas mayores de 80 años.
Sin embargo, el NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) señala que aproximadamente 1 de cada 20 personas diagnosticadas tiene menos de 65 años, lo que se conoce como enfermedad de Alzheimer de inicio temprano.
La enfermedad de Alzheimer es progresiva y puede desarrollarse poco a poco; el primer signo a menudo se presenta en la forma de problemas menores de memoria. A medida que se desarrolla, estos síntomas pueden empeorar e incluir confusión o desorientación, problemas del habla y del lenguaje, alucinaciones y cambios en la personalidad, incluido el aumento de la agresión.
Al examinar a casi 1.800 personas con Alzheimer en etapa temprana, el estudio observó que la mitad de los participantes recibieron una infusión mensual de donanemab y la otra mitad un placebo en el transcurso de 18 meses.
Los resultados, publicados en el Journal of the American Medical Association y presentados en la Conferencia Internacional de la Alzheimer’s Association en Ámsterdam, concluyeron que, después de 76 semanas de tratamiento, el fármaco logró retrasar el deterioro clínico en un 35,1% en las personas con Alzheimer temprano.
De manera crítica, los escaneos cerebrales entre esta cohorte demostraron niveles bajos o medios de tau, una proteína que estabiliza el esqueleto interno de las células nerviosas en el cerebro.
“Es realmente un punto de inflexión en la lucha contra el Alzheimer y la ciencia está demostrando que es posible ralentizar la enfermedad”, celebró el Dr. Richard Oakley, director asociado de investigación e innovación en la Alzheimer’s Society.
“Los tratamientos como donanemab son los primeros pasos hacia un futuro en el que la enfermedad de Alzheimer podría considerarse una afección a largo plazo junto con la diabetes o el asma; es posible que las personas tengan que vivir con ella, pero podrían recibir tratamientos que les permitan manejar sus síntomas de manera efectiva y seguir viviendo una vida plena”.
“Los resultados completos de hoy respaldan lo que escuchamos sobre donanemab en mayo, que el fármaco puede retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer en más de un 20%”.
“El estudio se suma a la creciente evidencia de que tratar a las personas lo antes posible puede ser más beneficioso, ya que los efectos de donanemab fueron mejores en personas que se encontraban en una etapa más temprana de la enfermedad”.
Sin embargo, un pequeño número de participantes presentó efectos secundarios graves, incluida la inflamación del cerebro. También hubo tres muertes en el grupo de donanemab y una en el grupo de placebo que se consideraron “relacionadas con el tratamiento”.
Como tal, el Dr. Oakley advirtió que los reguladores “tienen que equilibrar” estos efectos secundarios con los beneficios del fármaco, y agregó que los efectos secundarios graves “solo ocurrieron en el 1,6% de las personas que recibieron el fármaco”.
“También debemos tener en cuenta que la mayoría de las personas que participaron en este ensayo eran caucásicas; es crucial que en futuros ensayos veamos más diversidad para demostrar que los nuevos tratamientos farmacológicos tienen efectos similares para todos los que viven con la enfermedad de Alzheimer”, continuó.
“Así como hemos visto una transformación en el tratamiento del cáncer en las últimas décadas, tenemos muchas esperanzas de estar en el mismo camino para la demencia”.
Traducción de Michelle Padilla