¿Crees que los fans del Liverpool se equivocaron al abuchear al príncipe William? Primero lee esto
Hay una conmovedora ironía en el hecho de que los parlamentarios conservadores y sus seguidores, que regularmente critican la “cultura de la cancelación de los exageradamente políticamente correctos”, se enfurezcan por los abucheos espontáneos; ¿qué pasó con la libertad de expresión, muchachos?
Si, como yo, viste el fútbol el sábado, y viste al Chelsea perder ante el Liverpool en los penaltis (6-5, después de un empate 0-0), es posible que hayas notado que la multitud abucheó al Príncipe William mientras le entregaba al equipo ganador la sagrada Copa FA. También hubo rechifla durante la interpretación del himno nacional y el himno “Abide With Me”.
¿Te sorprendiste? ¿Quedaste impactado? ¿Decepcionado? Si fue así, no estuviste solo: algunos fans (de la familia real, claro) han expresado su desaprobación en las redes sociales, incluidos ciertos políticos. La diputada conservadora y exsecretaria de cultura Karen Bradley, por ejemplo, describió la situación como “inaceptable y vergonzosa”. “Insto a la Asociación de Fútbol (FA) a que tome todas las medidas necesarias y persiga a los responsables”, comentó para el Daily Mail; mientras que el presidente de la Cámara de los Comunes, sir Lindsay Hoyle, dijo que “condena totalmente” los abucheos.
“La final de la Copa FA debería ser una ocasión en la que nos unamos como país. No debería ser arruinada por el comportamiento totalmente vergonzoso de una minoría de fans”, agregó. “Justamente en este año, el Jubileo de Platino de la Reina, esto es terrible”. El líder de Lib Dem, Ed Davey, también intervino y dijo que los fans que abuchearon “no representan a sus clubes ni a nuestro país”.
Pero antes de que te subas al carro de “no abuchear”, espera un minuto. Lee esto, primero: abuchear es una tradición. No es la primera vez que los simpatizantes del Liverpool hacen esto, y no en específico contra el príncipe William; en realidad ha estado sucediendo desde la década de 1980. Surgió de la oposición al gobierno conservador que estaba en el poder en ese momento.
No debería sorprender que los fans de la ciudad que sufrió a través de Hillsborough, la ciudad que se niega a comprar y vender The Sun como resultado, la ciudad que votó por Quedarse [en la UE] en 2016, la ciudad que sufrió terriblemente con Thatcher, la ciudad que simboliza la oposición contra lo ya establecido, optó por abuchear a la familia real. Y aunque no es personal, per se (el príncipe William estuvo en la final en su papel de presidente de la FA, y no como miembro de la realeza), es absolutamente simbólico.
Es un símbolo de la furia que sienten muchos en el país por verse obligados a vivir en la pobreza, en Brexit, en una crisis del costo de vida. La yuxtaposición de la riqueza heredada de la monarquía, simbolizada por el príncipe William, en un año en el que se nos anima a celebrar el jubileo de la reina, se siente como una bofetada cuando tantos sufren.
También debemos señalar lo absurdo de condenar los abucheos al príncipe William como algo peor que los cánticos y abucheos racistas de algunos aficionados al fútbol durante la Eurocopa del año pasado . Luego, escuchamos a la ministra del Interior, Priti Patel, defender el derecho de los fans a abuchear a la selección de Inglaterra por la “política de gestos” de arrodillarse en apoyo de Black Lives Matter. “Esa es una opción para ellos, francamente”, comentó en ese momento.
Sin mencionar la conmovedora ironía en el hecho de que los parlamentarios conservadores y sus seguidores, que regularmente denuncian la “cultura de la cancelación de los exageradamente políticamente correctos”, se enfurezcan por los abucheos espontáneos. ¿Qué pasó con la libertad de expresión, muchachos?
Desde arrodillarse para mostrar su apoyo a Black Lives Matter hasta abuchear a un representante de la clase dirigente, uno que está tan completamente desconectado de la crisis del costo de vida que consideró adecuado enviar la corona incrustada de joyas de la reina Isabel en su propio automóvil a la apertura del parlamento, la semana pasada; en un momento en que 2 millones de personas en el mismo país no pueden permitirse comer todos los días, el fútbol siempre ha sido político.
Los fans son personas, y las personas han estado haciendo declaraciones políticas durante años. No tiene nada que ver con el príncipe William.