Trump firma decreto para “eliminar” el Departamento de Educación sin autorización del Congreso
La Casa Blanca admitió que no puede eliminar por completo el departamento sin la aprobación del Congreso
Al firmar el jueves un decreto destinado a “eliminar” el Departamento de Educación, el presidente Donald Trump logró una victoria política largamente esperada por los conservadores que han presionado para privatizar la educación.
Rodeado por alumnos en pupitres, Trump firmó el decreto durante una ceremonia en la Sala Este a la que asistieron múltiples gobernadores republicanos y activistas que celebraron la medida, incluida la secretaria de Educación, Linda McMahon, de quien el presidente dijo que espera que sea la última persona que ocupe el cargo.
Trump afirmó que la decisión del presidente Jimmy Carter de firmar la legislación por la que se creaba el departamento se había enfrentado a una oposición generalizada e insistió en que los malos resultados en los exámenes de los estudiantes estadounidenses daban la “razón” a los críticos.
“Los alumnos de nuestras escuelas públicas de primaria y secundaria obtienen hoy peores resultados en lectura que cuando se inauguró el departamento, y con creces”, aseveró, y añadió que, a pesar de ello, el presupuesto del departamento “se disparó un 600 %” para incluir “burócratas en edificios de todo Washington”.

Trump también elogió a su administración por haber reducido a la mitad la plantilla del departamento desde que asumió el cargo. Pero, en una aparente referencia a la oposición legal a la que inevitablemente se enfrentará su decreto, insistió en que “las funciones útiles del departamento” se preservarían en su totalidad, incluidas “las becas Pell y los recursos de financiación del Título Uno para niños con discapacidad y necesidades especiales”.
“Pero más allá de estas necesidades básicas, mi administración tomará todas las medidas legales para cerrar el departamento. Vamos a cerrarlo y cerrarlo lo antes posible. No nos hace ningún bien”, afirmó.
Por supuesto, como todos los departamentos del gabinete, el de educación es una creación del Congreso y solo una ley del Congreso puede cerrarlo de manera oficial.
Durante su anuncio, el presidente afirmó que dejar la educación “en manos de los estados” permitiría a EE. UU. estar a la altura de países como “Dinamarca, Noruega, Suecia [...] y China”, y sugirió que estados muy poblados como Nueva York permitirían que “secciones del estado” gestionaran los sistemas escolares, algo que ya ocurre porque las escuelas neoyorquinas se administran a nivel de ciudad y condado.
“Habrá uno de Manhattan, uno del condado de Suffolk, uno del condado de Nassau y uno del condado de Westchester. Habrá cuatro, cinco o seis. Habrá del norte del estado de Nueva York. Y a esos condados, creo que les va a ir muy bien, y creo que en última instancia a Manhattan le debería ir muy bien. Pero lo dividiremos en secciones, y creo que será muy bueno”, formuló.
“Vamos a amar y apreciar a nuestros maestros junto con los niños y trabajar con los padres y todos los demás y cantar cosa de ver, y realmente va a ser algo especial”.
A continuación, Trump pasó del atril adornado con el sello presidencial a un escritorio decorado de forma similar, rodeado de niños sentados con él en sus propios pupitres de tamaño infantil. Tomó su característico rotulador Sharpie para firmar el decreto antes de sostenerlo en alto. En un momento surrealista, los niños sentados a su lado firmaron sus propios “decretos”.
A pesar de la afirmación de Trump de que su acción devolverá la responsabilidad de la educación “a los estados”, dicha tarea ha recaído durante mucho tiempo en los gobiernos estatales y locales, no en el gobierno federal. El Departamento de Educación no desempeña ningún papel en la determinación de los planes de estudios, los requisitos de matriculación o graduación, los programas de clases o la contratación en escuelas, institutos o universidades públicos.
El papel real del Departamento de Educación en cuestiones educativas es en gran medida financiero, y limitado.
Si bien proporciona financiación federal a las escuelas de jardín de niños a preparatoria (K-12), los fondos que distribuye a los estados y distritos escolares locales ascienden aproximadamente al ocho por ciento de la financiación escolar en su conjunto, con especial atención a la provisión de fondos destinados a apoyar a los sistemas escolares de bajos ingresos y a los estudiantes que viven en la pobreza en virtud del Título I de la Ley de Educación Primaria y Secundaria.
California, Texas, Nueva York, Florida, Georgia, Ohio, Illinois, Pensilvania y Carolina del Norte se encuentran entre los estados con mayor número de estudiantes que participan en programas del Título I.
La asignación anual del departamento ascendía a unos 268.000 millones de dólares (alrededor del 4 % del presupuesto general del Gobierno), lo que hace que cualquier ahorro sea insignificante en comparación con lo que Trump y sus aliados han prometido recortar del gasto federal.

Y aunque los conservadores han criticado durante mucho tiempo el papel del departamento en la educación primaria y secundaria, la gran mayoría de su presupuesto se utiliza para gestionar el enorme programa federal de préstamos a estudiantes, en virtud del cual el Departamento de Educación es el mayor proveedor de ayuda financiera para los estudiantes universitarios estadounidenses, tanto en forma de préstamos como de otras ayudas basadas en la necesidad para estudiantes de bajos ingresos, como las becas Pell.
Las universidades dependen mucho más del dinero del gobierno federal que las escuelas de K-12 a través de ayudas económicas federales y becas de investigación.
El departamento supervisa el Informe nacional, que recopila datos sobre los resultados de los alumnos en los exámenes y hace un seguimiento del progreso general.
También vela por el cumplimiento de las leyes de derechos civiles en las escuelas y se asegura de que las instituciones que reciben financiación federal respeten dichas leyes, incluidas las que protegen a los estudiantes de la discriminación por motivos de raza o sexo. Dichas funciones a menudo han irritado a los conservadores bajo las administraciones demócratas, incluidas las de Obama y Biden, que suscitaron la ira de activistas y legisladores republicanos por sus esfuerzos para combatir las agresiones sexuales en los campus universitarios y garantizar la protección de los estudiantes LGBT+ frente a la discriminación.
Una hoja informativa de la Casa Blanca obtenida por The Independent comunicó que el decreto de Trump “ordenaría que los programas o actividades que reciban cualquier fondo restante del Departamento de Educación no promuevan la DEI [diversidad, equidad e inclusión] ni la ideología de género”.
En las últimas semanas, McMahon —cuyo marido es el fundador de World Wrestling Entertainment, Vince McMahon— ha reducido a la mitad el número de empleados del departamento.
Antes del despido masivo de McMahon, la plantilla del departamento rondaba los 5.000 empleados —la más reducida de todos los departamentos del gabinete— y ahora es de unos 2.500.
Sheria Smith, presidenta de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales local 252, el sindicato que representa a alrededor de 2.000 trabajadores del departamento, fustigó la orden de Trump como “nada más que una extralimitación ilegal del poder ejecutivo diseñada para despedir a funcionarios públicos dedicados y diezmar los servicios críticos que proporcionan a millones de estadounidenses en todo este país”. Ageregó que la administración de Trump “claramente no tiene respeto por las miles de personas que han dedicado sus carreras a servir a este país”.
“Los estadounidenses de todo el país sufrirán las consecuencias de este decreto imprudente. Los estadounidenses dejarán de recibir de forma adecuada y eficiente los servicios de los que dependen, desde la capacidad de investigar las quejas sobre derechos civiles hasta el acceso a la ayuda financiera a los estudiantes, y mucho más”, observó Smith, quien añadió que “no se puede subestimar que parece que esta administración está empeñada en eliminar la tan necesaria rendición de cuentas y la supervisión que proporciona el Departamento de Educación”.
Otra ejecutiva sindical, la presidenta de la Federación Estadounidense de Maestros, Randi Weingarten, reaccionó al decreto de Trump con una simple declaración de cuatro palabras en X: “Nos vemos en tribunales”.
Traducción de Michelle Padilla