¿Cuántos miles de millones ganan las empresas de Elon Musk de los contribuyentes estadounidenses?
Mientras su jefe arremete con mano dura contra las agencias federales, SpaceX y Tesla ganan mucho dinero con contratos gubernamentales, escribe Io Dodds
Elon Musk emprendió una cruzada contra el gasto público. A menos, aparentemente, que el gasto se destine a él.
“Si no se toman medidas para frenar el déficit, Estados Unidos tendrá graves problemas. No es diferente de una persona que se endeuda demasiado”, dijo el jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en su red social X en diciembre.
“La corrupción y el despilfarro se están erradicando en tiempo real”, añadió el 2 de febrero, mientras tomaba duras medidas contra las agencias federales y prácticamente desmantelaba la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional sin autorización del Congreso.
Sin embargo, según datos federales analizados por The Independent, el Gobierno estadounidense ha prometido o concedido a las propias empresas de Musk casi 21.000 millones de dólares desde 2008.
El dinero seguía fluyendo el 17 de febrero, con otros 76,7 millones prometidos desde la toma de posesión de Donald Trump.
¿Cuánto dinero está pagando el contribuyente estadounidense a cada una de las empresas de Musk, y cuál es el propósito?
Llevar a la NASA a la Luna
La mayor parte de esta financiación procede de contratos federales con SpaceX, la empresa espacial privada que Musk fundó en 2002.
Según USASpending.gov, una base de datos pública de contratos federales exigida por ley, la forma más habitual de medir este tipo de contratos es fijarse en el importe total que el gobierno estadounidense está obligado a pagar por contrato. Así que eso es lo que haremos.
Desde que se tiene constancia, se han prometido a SpaceX casi 20.700 millones de dólares en contratos gubernamentales, becas de investigación y otras formas de ayuda pública, de los que hasta ahora se han pagado unos 8.700 millones.
De ese dinero prometido, 14.600 millones procedían de contratos con la NASA, que abarcaban desde suministros a la Estación Espacial Internacional hasta el diseño y ensayo de un nuevo módulo de aterrizaje lunar.
Un contrato cubre los servicios de lanzamiento de varios satélites de la NASA, mientras que otro cubre los vuelos de carga a la estación espacial Lunar Gateway prevista por la agencia, que se pondrá en órbita alrededor de la Luna para apoyar futuras visitas.
Quizá el más emocionante sea un contrato para destruir de forma segura la Estación Espacial Internacional cuando sea abandonada en algún momento después de 2030. La empresa está construyendo una versión mejorada de su cápsula Dragon para la tripulación, que utilizará su potente motor para empujar la estación a una órbita descendente que, en última instancia, hará que se queme en la atmósfera terrestre.
Y aunque 14.600 millones de dólares puede parecer un buen pago, no es nada comparado con el desembolso máximo que SpaceX podría obtener en el futuro si la NASA decide ejercer todas las opciones de cada contrato: la menuda cifra de 56.400 millones de dólares.
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Lanzamiento de satélites secretos del Departamento de Defensa
La mayor parte del resto de los contratos de SpaceX son con el Departamento de Defensa, que ha prometido 5.600 millones de dólares y ha ofrecido un desembolso futuro máximo de 32.800 millones.
Las descripciones de estos contratos son algo más vagas, lo que resulta característico de su naturaleza militar. La mayoría son lanzamientos de satélites, incluidos los de la secreta Oficina Nacional de Reconocimiento.
De hecho, los informes indican que SpaceX tiene un contrato para construir cientos de satélites espía con una agencia de inteligencia estadounidense no identificada.
Otros pagos se refieren a la filial de SpaceX, Starlink, que presta servicios de Internet móvil a regiones remotas desde una constelación de más de 7.000 satélites en órbita terrestre baja.
Uno de estos contratos es con la Fuerza Aérea de EE. UU. para un “acuerdo básico de dispositivos y suscripción a Starlink”.
Además de varias becas de investigación, SpaceX también tiene contratos con otras agencias estadounidenses, aunque estos son mucho más pequeños. La empresa debe 1,4 millones de dólares al Departamento de Comercio, por ejemplo, y 578.875 dólares al Departamento de Asuntos de Veteranos.
La mayoría de los contratos cubren servicios de Starlink, entre ellos para buques de investigación oceánica fuera de puerto, trabajadores que reparan un puente en el Parque Nacional de Yellowstone y funcionarios del Servicio Geológico de Estados Unidos en Anchorage (Alaska).
A Starlink también se le prometieron unos 2,3 millones de dólares en ayuda gubernamental de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) —una agencia que Musk ha calificado de “malvada” y “organización criminal” que necesita “morir”—, al parecer como parte de un programa de infraestructuras en Macedonia.
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Tesla se queda atrás
Tesla, la empresa de vehículos eléctricos que también dirige Musk, ha ganado mucho menos con contratos y adjudicaciones gubernamentales. En USASpending.gov solo figuran 4,5 millones de dólares, en su mayoría destinados a la generación de energía solar o a la compra de vehículos gubernamentales.
Sin embargo, la empresa se ha beneficiado considerablemente de otros tipos de ayuda fiscal en el pasado. En 2010, cuando había vendido menos de 2.000 coches, obtuvo un préstamo a bajo interés de 465 millones de dólares del Departamento de Energía para ayudarle a desarrollar nuevos vehículos eléctricos.
Tesla también se ha beneficiado de al menos unos 3.400 millones de dólares en créditos fiscales concedidos a sus clientes para comprar sus coches, lo que ha permitido a la empresa vender más vehículos a precios más altos de lo que habría sido posible de otro modo.
Gran parte de sus beneficios (10.700 millones de dólares, según una estimación reciente) los ha obtenido de la venta de créditos de emisión a otros fabricantes de automóviles más contaminantes. No los pagan los contribuyentes, pero son obligatorios por normativa gubernamental.
Según los informes, se está trabajando en un contrato de 400 millones de dólares para “vehículos eléctricos blindados”, aunque tras la publicación de la noticia se modificó su redacción para evitar mencionar específicamente a Tesla.
¿Qué dice SpaceX?
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Para que quede claro, las empresas de Musk, SpaceX y Tesla, prestan servicios reales al gobierno estadounidense, y esos servicios cuestan dinero. Cabe mencionar que ambas compañías fueron contactadas para que brindaran comentarios para este reportaje.
Cuando cuatro astronautas se quedaron varados en la Estación Espacial Internacional por problemas con la cápsula rival Starliner de Boeing en 2024, se contrató a SpaceX para traerlos de vuelta. Durante un tiempo, fue la única entidad estadounidense capaz de transportar seres humanos hacia y desde la ISS.
“Nos lo hemos ganado”, dijo el director de operaciones de SpaceX, Gwynne Shotwell, en noviembre de 2024, en referencia a la estrecha relación de SpaceX con la NASA. “Licitamos, fuimos el precio más bajo, el mejor postor, ganamos y ejecutamos. No está mal servir al gobierno de EE. UU. con gran capacidad y productos”.
Pero eso no exime a Musk de las leyes sobre conflicto de intereses, sobre todo teniendo en cuenta que algunas de las agencias a las que apunta están en plena investigación de sus empresas.
Musk también ha sido increíblemente amplio en su definición de “despilfarro, fraude y abuso”, a menudo tergiversando por completo los programas que destaca en las redes sociales.
Por ejemplo, ha atacado a empresas de medios de comunicación como Politico por vender servicios de suscripción a agencias gubernamentales (no muy distinto de SpaceX) y ha afirmado falsamente que un contrato del Departamento de Defensa con Reuters para ayudar a resistir ciberataques era un contrato para engañar al público estadounidense.
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Pero no hay por qué preocuparse. Según la Casa Blanca, es el propio Musk quien decidirá si sus propios negocios causan o no un conflicto de intereses.
Traducción de Michelle Padilla