¿Por qué es tan polémico el viaje de Nancy Pelosi a Taiwán?
Taiwán está atrapada en medio de una lucha geopolítica entre Beijing y Washington
La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán, el viaje de más alto nivel de un funcionario estadounidense en 25 años, ha provocado una crisis diplomática entre Estados Unidos y China.
Beijing advirtió a Estados Unidos que estaba “jugando con fuego” si permitía la visita de la presidenta de la Cámara, e incluso Joe Biden había advertido en contra de que se hiciera.
Pero, ¿por qué es tan controvertido el viaje de Pelosi?
Taiwán, una democracia autónoma de unos 23 millones de habitantes frente a la costa de China, se ha convertido en un punto álgido en la creciente lucha geopolítica entre Washington y Beijing.
Taiwán tiene su propio sistema político democrático, su constitución y su ejército, y muchos taiwaneses consideran que la isla es una nación separada de China. Pero Beijing considera que Taiwán es una provincia disidente que acabará cayendo bajo su control, por la fuerza si es necesario.
Estados Unidos, por su parte, es aliado de Taiwán y se ha mostrado ambiguo sobre cómo respondería a un ataque militar de China para capturar la isla.
El rápido crecimiento económico y militar de China en las últimas décadas ha asegurado su posición como principal rival geopolítico de Washington. La política exterior de Estados Unidos ha pasado en los últimos años a centrarse en cómo contrarrestar el ascenso de Beijing. Taiwán está en medio de esta competencia.
La disputa sobre el estatus de Taiwán se remonta a siglos atrás. China reclama el territorio de la isla desde el año 229 de nuestra era. La isla fue gobernada por la dinastía Qing desde 1683 hasta 1895, momento en el que fue gobernada brevemente por Japón tras la primera guerra chino-japonesa.
Tras la Segunda Guerra Mundial, China retomó el control de la isla. Cuando estalló la guerra civil en China y el ejército comunista de Mao Zedong tomó el control. Los que quedaron del antiguo gobierno chino y sus partidarios huyeron a Taiwán en 1949.
Ese gobierno en el exilio, fuera del control de Beijing, acabaría convirtiéndose en un sistema político democrático con vínculos económicos con China. Tiene todas las características de un estado independiente, pero su estatus actual es objeto de una fuerte controversia.
Oficialmente, Estados Unidos se adhiere a la política de “una sola China”, que reconoce al gobierno de Beijing como “el único gobierno legal de China”. Pero los sucesivos dirigentes estadounidenses han mantenido lazos no oficiales con Taiwán durante varias décadas, y la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 obliga al gobierno estadounidense a proporcionar armas defensivas a Taiwán.
Estados Unidos ha mantenido una política de “ambigüedad estratégica” sobre si respondería de forma militar a un ataque chino a la isla. Sin embargo, Biden enturbió las aguas al afirmar que Estados Unidos defendería a Taiwán en caso de un ataque.
El líder chino, Xi Jinping, se ha mostrado más firme que sus predecesores al declarar su intención de unificar Taiwán con el continente. Beijing considera el viaje de Pelosi como una provocación y a raíz de esto, ha intensificado la actividad militar en torno a la isla.
Para ambos líderes, Taiwán representa una parte clave de su propia filosofía y de su forma de ver el mundo.
Xi considera que poner a Taiwán bajo el control de China es fundamental para sus esfuerzos por restaurar el lugar de su país en el mundo como potencia global. Por su parte, Biden considera que la defensa de un sistema democrático frente a China forma parte de una batalla global más amplia entre la autocracia y la democracia, un punto de vista que define su política exterior.