¿Qué es el “movimiento 4B” y por qué las mujeres quieren unirse tras la victoria electoral de Trump?
Para muchas mujeres de Corea del Sur, el movimiento 4B no es meramente simbólico: es una postura social encaminada a reclamar el control sobre sus vidas, cuerpos y futuros en respuesta a un sistema que consideran cada vez más hostil
El movimiento surcoreano 4B registró un repunte de interés a raíz de los resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024.
El miércoles (6 de noviembre) por la mañana, el candidato republicano Donald Trump se proclamó vencedor frente a la vicepresidenta Kamala Harris. A lo largo de su campaña de reelección de 2024, el expresidente celebró la decisión del Tribunal Supremo de 2022 de anular el caso Roe vs. Wade, una sentencia que puso fin al derecho al aborto en todo el país. También fueron los derechos reproductivos los que impulsaron a muchas mujeres a acudir a las urnas el día de las elecciones; de hecho, Misuri se convirtió en el primer estado en derogar una prohibición restrictiva del aborto.
Sin embargo, después de que Trump declarara su victoria sobre la candidata demócrata Harris, algunos estadounidenses expresaron que se reafirmó su idea de que la mayoría de los ciudadanos en Estados Unidos preferiría a cualquier otra persona como presidente antes que a una mujer. Quizá por eso se disparó el interés por el movimiento 4B de Corea del Sur —un movimiento contra el patriarcado— en Estados Unidos pocas horas después de la victoria de Trump.
“Mujeres estadounidenses, parece que es hora de dejarse influenciar por el movimiento 4B de Corea”, escribió una mujer en X/Twitter.
“Mujeres estadounidenses, es hora de aprender de las coreanas y adoptar el movimiento 4B”, repitió otro usuario, mientras que una tercera persona planteó: “Las mujeres de Corea del Sur lo están haciendo. Es hora de unirnos a ellas. NO vamos a recompensar a los hombres, ni tendrán acceso a nuestros cuerpos”.
El movimiento 4B, que al parecer se originó en 2019, representa cuatro palabras coreanas que empiezan por “bi” o “no” en inglés: bihon significa no matrimonio heterosexual; bichulsan, no parto; biyeonae, no citas; y bisekseu, no relaciones sexuales heterosexuales. Las partidarias de este movimiento se niegan a salir, casarse, mantener relaciones sexuales o tener hijos con hombres, con el fin de boicotear un sistema que, en su opinión, perpetúa la desigualdad de género.
Las miembros del movimiento 4B ven el matrimonio como una amenaza existencial para las mujeres, y sus preocupaciones están bien fundadas. Al igual que en Estados Unidos, las mujeres surcoreanas también sufren diferencias salariales. Mientras que las mujeres estadounidenses suelen ganar 82 céntimos por cada dólar que ganan los hombres, las surcoreanas ganan un 31 % menos que ellos, la mayor diferencia salarial entre hombres y mujeres de los países democráticos. Un informe de 2018 reveló que en los últimos nueve años, al menos 824 mujeres habían sido asesinadas y 602 más habían corrido el riesgo de morir debido a la violencia en la pareja. Un estudio de 2021 reveló además que una de cada tres mujeres coreanas ha sufrido violencia doméstica, y que las parejas íntimas son responsables del 46 % de estos casos.
En respuesta, las mujeres del movimiento 4B han optado por desvincularse totalmente de las relaciones tradicionales, afirmando que practicar el bihon es el único camino hacia la autonomía. “Practicar el bihon significa eliminar los riesgos del matrimonio o las citas heterosexuales”, explicó Yeowon, natural de Busan, a The Cut.
No está claro hasta qué punto está extendido el movimiento 4B, dada su naturaleza en gran medida anónima y fuera de redes, además de que sus orígenes son igual de misteriosos. Sin embargo, los académicos atribuyen su aumento a la creciente brecha educativa entre hombres y mujeres en Corea del Sur. Al igual que ocurre con la brecha educativa de género en Estados Unidos, donde las mujeres representan el 59,5 % de todos los estudiantes universitarios, las coreanas superaron a los hombres en las tasas de matriculación universitaria a partir de 2013. En la actualidad, casi tres cuartas partes de las mujeres coreanas cursan estudios superiores, frente a menos de dos tercios de los hombres.
Este cambio alimentó la creciente tensión entre hombres y mujeres, y grupos de hombres descontentos acuñaron el término “kimchinyeo”, o “mujeres kimchee”, para estereotipar a las mujeres con estudios universitarios como “egoístas, vanidosas y explotadoras de sus parejas”, explicó la académica feminista Euisol Jeong en su investigación sobre el “feminismo troll”.
Estas actitudes culturales también se manifiestan en las tendencias en Estados Unidos, donde los hombres se enfrentan a cambios en los roles de género. Al sentir la presión de un menor número de trabajos manuales y la disminución de las ventajas educativas, muchos hombres se sienten atraídos a votar por candidatos conservadores como Trump, que prometen una vuelta a los valores tradicionales que, para algunos, priorizan los intereses de los hombres a expensas de la autonomía de las mujeres.
“La masculinidad está en un cambio constante”, declaró la antropóloga Treena Orchard recientemente a The Independent en una entrevista sobre la brecha política entre hombres y mujeres. “Los hombres se sienten limitados, y es como si sintieran que tienen menos opciones en cuanto a cómo ser hombres, cómo pensar en su lugar en el mundo, y se sienten devaluados”.
Para muchas mujeres de Corea del Sur, el movimiento 4B no es meramente simbólico: es una postura social encaminada a reclamar el control sobre sus vidas, cuerpos y futuros en respuesta a un sistema que consideran cada vez más hostil.
Tras las elecciones —en las que se han visto amenazados los derechos de la mujer, como la autonomía reproductiva—, llevar el movimiento 4B a Estados Unidos podría ser una respuesta radical. Sin embargo, el aumento del interés de las estadounidenses por el movimiento 4B pone de manifiesto una frustración compartida ante lo que muchos consideran un retroceso de los derechos y libertades de la mujer, especialmente a medida que los valores conservadores ganan terreno entre los votantes masculinos.
A medida que el movimiento gana impulso en Internet, se plantea una pregunta: ¿se unirán las mujeres estadounidenses, o tal vez crearán su propia versión, como forma de protesta contra el segundo mandato presidencial de Trump en la Casa Blanca?
Traducción de Michelle Padilla