Chad Daybell fue sentenciado a muerte y, según las leyes de Idaho, podría morir por fusilamiento
Este 30 de mayo, el predicador estadounidense fue declarado culpable de asesinar a su esposa y a los hijos de su amante en 2019
Luego de un notorio juicio por asesinato de seis semanas en el que se compartieron cruentos testimonios, Chad Daybell ha sido sentenciado a muerte y, según una nueva ley, podría morir por fusilamiento.
Daybell (55) es un autoproclamado profeta “del culto del fin del mundo” con creencias extremas que, en 2020, se propuso liderar a un grupo de 144.000 personas hacia la salvación durante la segunda venida de Cristo. Ahora es una de las nueve personas que se enfrentan a la pena de muerte en Idaho, EE. UU., luego de que un jurado lo declarara culpable la semana pasada. Los fiscales dijeron que el “afán de sexo, poder y dinero” motivó a Daybell a asesinar en 2019 a su esposa Tammy Daybell, así como a los dos hijos menores de su entonces pareja Lori Vallow (Tylee Ryan, de 16 años, y J. J. Vallow, de 7), cuyos restos fueron hallados en junio de 2020 en la casa de Daybell ubicada en la ciudad de Rexburg, Idaho, nueve meses después de su desaparición.
Dos días después del veredicto de culpabilidad, el jurado lo sentenció a la pena de muerte, ante lo cual Daybell no reaccionó. De hecho, cuando el juez Steven Boyce le preguntó si quería hacer una declaración, el hombre se negó.
En el estado de Idaho no suele aplicarse la pena de muerte, pero este castigo ha cobrado más notoriedad a raíz del extraño caso de Daybell, así como del juicio de Bryan Kohberger, sospechoso del asesinato de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho en 2022.
Según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte de EE. UU., desde el año 1976, cuando la Corte Suprema reintrodujo la pena capital, solo tres personas han sido ejecutadas en Idaho. La primera ejecución se produjo en 1994, y las otras dos en 2011 y 2012.
Ahora, los métodos de ajusticiamiento en Idaho han vuelto a ser noticia.
El año pasado, Idaho se convirtió en el quinto estado de EE. UU. en permitir el fusilamiento como modalidad de ejecución. Esta ley está vigente desde el 1.° de julio de 2023. Los únicos otros estados que permiten los pelotones de fusilamiento son Misisipi, Utah, Oklahoma y Carolina del Sur. Sin embargo, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte (con sede en Washington D. C.), Utah es el único estado que ha utilizado este método en los últimos 50 años.
El 18 de junio de 2010, el convicto Ronnie Lee Gardner fue ejecutado en la Prisión Estatal de Utah por haber asesinado a un abogado durante un intento de fuga de un tribunal.
El ajusticiamiento se llevó a cabo con Gardner sentado en una silla, con sacos de arena a su alrededor y un blanco fijado sobre el corazón, según describió The Associated Press. Cinco funcionarios de la prisión, elegidos al azar de entre un grupo de voluntarios, le dispararon con rifles de calibre 30, y Gardner fue declarado muerto dos minutos después. Uno de los rifles había sido cargado con un cartucho vacío sin decirle a nadie cuál era para calmar los sentimientos de culpa que pudieran experimentar los participantes, ya que les permite pensar que no fueron responsables de la ejecución.
Este interés renovado en el fusilamiento como método de ejecución se debe en parte a la búsqueda de alternativas a la inyección letal, luego de que las compañías farmacéuticas prohibieran el uso de sus fármacos con este fin. En otros estados, se ha autorizado nuevamente el uso de la silla eléctrica y las cámaras de gas, o al menos se está discutiendo.
Para algunas personas, incluyendo a la jueza de la Corte Suprema de EE. UU. Sonia Sotomayor, los pelotones de fusilamiento son una modalidad menos cruel que la inyección letal.
Según reportó The Associated Press , esto se basa en la expectativa de que las balas impacten directamente en el corazón, desgarrándolo, lo que hace que la persona se desangre con rapidez y pierda la conciencia.
“Además de ser casi instantánea, la muerte por disparo puede no doler si se la compara [con otros métodos]”, escribió Sotomayor en un voto en desacuerdo en 2017, cuando la mayoría de la Corte Suprema rechazó la solicitud de un convicto del estado de Alabama de ser ejecutado por fusilamiento.
Sotomayor argumentó que los fármacos de la inyección letal pueden causar parálisis mientras se sigue consciente, lo que impediría ver el dolor intenso que podrían estar sintiendo. “Es irónico que el método aparentemente más compasivo en realidad sea el más cruel implementado hasta ahora”, escribió.
Sin embargo, muchos cuestionan que la muerte por fusilamiento no cause dolor.
En un caso federal de 2019, los fiscales presentaron declaraciones del anestesiólogo Joseph Antognini, quien afirmó que las muertes por fusilamiento no necesariamente son indoloras.
El médico explicó que los convictos pueden permanecer conscientes hasta 10 segundos luego de recibir los disparos, dependiendo de dónde impacten las balas. Durante esos segundos, pueden llegar a experimentar un dolor fuerte, “especialmente si hay fracturas óseas o lesiones en la espina dorsal”.
Otros han alegado que estos ajusticiamientos producen una imagen mucho más violenta y sangrienta que las inyecciones letales. Esto podría traumatizar a los familiares de la víctima, así como a otros testigos presentes, a los ejecutores, y al personal que tenga que limpiar el lugar luego de la ejecución.
Entonces, ¿qué ocurrirá con Daybell?
Según reportó la CNN, ahora que recibió su sentencia, se programará una revisión obligatoria de la condena y ahí podrá apelar la orden de ejecución.
En EE. UU., el proceso de apelaciones en los casos de pena de muerte puede prolongarse durante años, mientras que las apelaciones suelen llegar hasta la Corte Suprema antes de que el convicto sea finalmente ejecutado.
Traducción de Sara Pignatiello