“Lo trataron como un animal”: la fiscalía concluye su relato en el juicio por el homicidio de Christian Glass
El expolicía Andrew Buen se ha declarado inocente de todos los cargos que se le imputan en relación con el homicidio del joven, ocurrido en junio de 2022 luego de que pidiera ayuda al 911
El miércoles, los fiscales dieron sus alegatos de clausura en el juicio por el asesinato de Christian Glass. Expusieron que, antes de que el expolicía Andrew Buen le disparara cinco veces, el joven estaba aterrorizado y rodeado por un grupo de agentes armados que “lo trataron como un animal enjaulado al que lastiman y hostigan”.
La fiscal del Quinto Distrito Judicial, Heidi McCollum, les volvió a mostrar a los miembros del jurado las grabaciones de las cámaras ocultas al comienzo de la audiencia, e hizo hincapié en las órdenes urgentes y repetidas que le daba el agente del condado de Clear Creek Buen al joven de 22 años para que saliera del vehículo.
Buen se ha declarado inocente de todos los cargos que se le acusan, los cuales son homicidio en segundo grado, puesta en peligro de la vida de otro y mala conducta profesional en primer grado.
El exagente fue el primero en llegar al lugar con su compañero de turno Tim Collins en respuesta a la llamada que hizo Christian al 911, pero las órdenes arbitrarias, junto con el comportamiento de Buen, “agravaron toda la situación”, según expresó McCollum al tribunal.
“Buen tuvo el control esa noche. Llegó primero, decidió que quería sacar a Christian del auto a toda costa...Llámenlo obsesión, visión en tunel, o incluso pudo haber sido su único objetivo”, explicó la fiscal.
Y continuó: “En menos de diez minutos, le comentó a la operadora: ‘Vamos a tener que sacar a este tipo del auto’, y eso fue todo. Nunca se preguntó si era lo correcto. Nunca dudó.... Y, señoras y señores, lo hizo. Efectivamente, lo sacó”.
A lo largo del juicio, los fiscales argumentaron que Buen actuó de forma agresiva, excesiva y criminal, que su decisión de sacar a Christian del auto no estaba justificada y que el joven, quien permaneció dentro del vehículo en todo momento, no representaba un peligro para ninguno de los siete agentes presentes esa noche.
El equipo de defensa de Buen ha acusado a la fiscalía de llevar a cabo una mala investigación, e incluso sugirieron que Christian estaba ebrio o drogado y que, antes de su llamada al 911, pudo haber cometido delitos como conducción imprudente. Asimismo, argumentaron que Buen creyó que la vida de sus compañeros estaba en peligro después de que Christian agarrara un cuchillo. Sin embargo, la fiscalía ha señalado reiteradas veces que el muchacho les había dicho que estaba dispuesto a sacar las armas del vehículo tanto durante el diálogo con los demás agentes como con el propio Buen.
“Estaba cooperando. Les ofreció arrojar las armas por la ventana, pero el agente Buen no quiso”, indicó McCollum.
De acuerdo con las declaraciones de la fiscal, después de que Buen le ordenara al joven que no los tocara, Glass agarró un pequeño cuchillo durante “menos de un segundo” y lo soltó a fin de obedecer a los agentes. Acto seguido, colocó las manos en el volante como se le había indicado.
“Nada de lo que hizo demostró que [Christian] representara un peligro para sí mismo o para los demás. Se había encerrado en el auto y había cumplido con todo lo que le había dicho Buen, excepto salir. Había intentado decirles que tenía miedo, estaba aterrorizado y estaba rezando”, explicó la mujer.
Por otro lado, sostuvo que ninguno de los otros agentes, que se acercaban cada vez más a Christian a medida que la situación se agravaba, disparó sus armas.
No obstante, la defensa contraargumentó durante los alegatos de clausura que las grabaciones de las cámaras ocultas no eran suficientes, puesto que solo las personas que se encontraban en el lugar podían oír, ver y percibir lo que sucedía. De hecho, la abogada Carrie Slinkard se dirigió al jurado y afirmó que los fiscales mencionaron que “nadie más disparó”, pero no les explicaron por qué.
“Hubo explicaciones, solo que no las escucharon, porque ninguno de esos testigos declaró. No se puede deducir que [Buen] sea culpable de asesinato porque otras personas hayan tomado una decisión diferente por estar en lugares y contextos diferentes, además de observar cosas diferentes”, expresó Slinkard.
El miércoles reprodujo varias veces las grabaciones del incidente ante el tribunal que, según ella, demostraban que el agente de Georgetown Randy Williams (también llamado comisario de Georgetown durante el juicio) había estado al alcance del cuchillo que agarró Christian.
“Los disparos se produjeron cuando Glass arrojó el cuchillo por la ventana, justo mientras el jefe estaba cerca”, argumentó.
Slinkard también apuntó al argumento de la fiscalía en el que indicaron que Buen no tenía justificación para sacar a Christian del vehículo, pero insistió en que las pupilas del joven estaban dilatadas y, por ende, podría haber estado ebrio o drogado.
Además, sugirió que el relato de los fiscales implicaba entonces que “cualquier persona detenida por conducir bajo los efectos del alcohol, o por cualquier otro delito, puede simplemente quedarse sentada en su auto, subir las ventanillas, no comunicarse y tener a la policía a su alrededor indefinidamente... sin importar los recursos, sin importar el delito, solo porque dijeron que tenían miedo”.
Sin embargo, el jefe adjunto de la fiscalía del distrito, Steve Potts, le insistió a los miembros del jurado que consideren la situación creada por el propio agente, que lo llevó a actuar de una manera violenta y luego a asesinar al joven.
También agregó: “Lo cierto es que había un muchacho dentro de un auto que estaba muy asustado y les dijo que no quería salir”.
Y continuó: “De hecho, una de sus primeras preguntas cuando los agentes llegaron fue si le iban a disparar. Bueno, adivinen. No solo lo hicieron, sino que lo mataron”.
“Dijo que estaba asustado y que necesitaba contención. ¿Realmente importa si también estaba drogado, ebrio o si solo estaba atravesando una crisis nerviosa? Lo cierto es que no estaba bien. ¿Así esperamos que traten a una persona en estas situaciones? ¿Gritándole, apuntándole en la cara con una linterna, apoyándose contra la ventanilla mientras la persona está en el auto con las manos sobre el volante, aterrorizada?”, finalizó el letrado.
La fiscal McCollum señaló incoherencias en el relato de la defensa, como por ejemplo que los agentes tenían miedo de que Christian saliera del auto y utilizara el cuchillo, pero que, al mismo tiempo, le ordenaban que bajara del vehículo.
“¿Cómo pudo [Christian] haber salido de la situación esa noche? O mejor dicho, ¿cómo pudo [Christian] haber sobrevivido a esa noche?”, le preguntó la mujer al jurado.
Tras despedir a dos suplentes previamente seleccionados, el juez le indicó a los jurados, antes del mediodía del miércoles, que eligieran un portavoz antes de comenzar con las deliberaciones del caso.
Christian llamó al 911 en la madrugada del 10 de junio de 2022 debido a que su auto se había quedado atascado en un camino rural, cerca de la pequeña localidad minera de Silver Plume, a unos 75 kilómetros al oeste de Denver (Colorado). Durante la conversación, el muchacho empezó a hablar de criaturas mitológicas y a hacer otras declaraciones que indicaban que podía haber estado sufriendo una crisis nerviosa. Asimismo, le comentó a la operadora que en el auto había dos cuchillos, un martillo y un mazo que podrían haber servido como armas, y se ofreció a arrojarlos fuera del vehículo cuando llegaran los agentes.
Buen fue el primer agente en llegar al lugar de los hechos con su compañero de turno. Más tarde, llegaron seis agentes pertenecientes a cinco departamentos de las fuerzas de seguridad. El sargento Kyle Gould supervisaba a distancia y dio la orden de abrir el vehículo.
Luego de intentar convencer a Christian de que saliera del vehículo, los agentes comenzaron a forzar las ventanillas y a gritarle al joven. También utilizaron armas de electrochoque y efectuaron disparos de balas de goma. En consecuencia, Glass se puso nervioso y agarró uno de los cuchillos que antes había ofrecido sacar fuera del vehículo. En ese momento, Buen disparó cinco veces contra Christian, que se encontraba en el asiento del conductor, lo que provocó su muerte.
Gould se declaró culpable el año pasado de un cargo reducido por deber de intervenir y fue removido de su puesto en Colorado. Los otros seis agentes presentes en el lugar de los hechos fueron imputados por el mismo delito.
Además, los padres de Christian, Sally y Simon Glass, lograron un histórico acuerdo por USD 19.000.000 en Colorado, cuyos términos incluyeron una mejora en la capacitación de agentes en cuanto a técnicas para prevenir situaciones violentas y nuevos métodos de respuesta a una crisis.
Traducción de María Luz Avila