De cara a los Olímpicos, los parisienses preguntan: '¿debemos marcharnos de la ciudad?'
Antes de que los Juegos Olímpicos se inauguren en París y trastoquen la normalidad de la capital francesa, el jubilado Pierre Schapira tiene previsto alquilar un automóvil y largarse de la ciudad.
Pero ante las estrictas medidas de seguridad y las graves alteraciones de tránsito que causarán éstas durante los Juegos, incluso eso está en duda.
En busca de respuestas, Schapira acudió directamente a quienes deciden. Planteó esta semana una serie de preguntas al jefe policial Laurent Núñez.
Y lo ha hecho en varias asambleas del ayuntamiento, incluida la más reciente y las que están por venir. Pacientemente, Núñez explicó que los parisienses tendrán que adaptarse a la celebración deportiva mundial que se realizará del 26 de julio al 11 de agosto, si bien garantizó que los Olímpicos no afectarán tan considerablemente las vidas de los ciudadanos.
“Esto no va a impedirte que entres o salgas de París”, enfatizó Núñez el jueves ante unas 200 personas, incluidas algunas enlazadas por video en una habitación repleta y adyacente.
Realizar los Juegos en el concurrido corazón de una ciudad tan compacta contrasta con lo ocurrido en otras sedes. En Río de Janeiro 2016, los Juegos se realizaron a las afueras de la ciudad, en un Parque Olímpico construido especialmente para la ocasión.
Así, se preveía que las justas iban a generar quejas y preocupaciones de algunos parisienses que pueden mostrarse malhumorados incluso en la mejor de las ocasiones.
Núñez, los organizadores de los Juegos y los funcionarios del ayuntamiento están descubriendo eso de primera mano, mientras se embarcan en una campaña coordinada para ganar los corazones y las mentes de los ciudadanos y para hacer que la gente se contagie del humor olímpico o al menos esté lista para lo que viene.
“Nos reímos de esto... porque estamos pasando casi todas nuestras noches juntos”, dijo el vicealcalde de París, Pierre Rabadan, luego de reunirse durante más de dos horas con Núñez y otros organizadores para definir los preparativos y responder a las preguntas.
Rabadan comentó: “esto consume tiempo pero es necesario”. Añadió que uno de los objetivos es “ir contra lo que se dice en este momento, acerca de que es mejor marcharse que estar en París, puesto que va a ser una catástrofe... Uno enfrenta esto en todos los Juegos y, obviamente, lo sabemos porque lo escuchamos sobre nuestro concepto también”.
Al usar principalmente sedes deportivas ya existente y algunas temporales a la sombra de la Torre Eiffel y de otros lugares icónicos, la meta de París es evitar el legado de dilapidación y sobrecostos de otros Juegos, así como reducir el impacto ambiental de este suceso.
Las imágenes de los deportistas compitiendo en medio de la belleza arquitectónica del centro de París debería hacer que Francia brille, según los organizadores y el gobierno.
Pero para los 2,1 millones de personas que viven dentro de los límites de la ciudad y para cientos de miles que llegan a trabajar desde los suburbios, las consecuencias de que 10.500 deportistas compitan en el corazón de París serán dignas de consideración.
Las restricciones al tráfico, los permisos especiales para esto o aquello, los retenes policiales, los cierres de carreteras y estaciones del Metro, la confluencia de millones de visitantes del resto de Francia y del mundo son sólo algunos problemas potenciales.
“Es una apuesta fantástica, pero va a causar bastantes alteraciones para los residentes”, dijo Schapira, de 79 años, tras escuchar a Núñez y a los otros participantes.
Jean-Pierre Rollin, dueño de dos tiendas de souvenirs cerca de la Catedral de Notre Dame en su isla en el Río Sena, quería saber si los turistas podrán pasar más allá de los retenes policiales antes y después de la ceremonia inaugural del 26 de julio
Ésta se realizará en el río, y habrá un cordón de seguridad en el lugar, a lo largo de las dos márgenes.
“Si no tenemos consumidores, no tendrá sentido que permanezcamos abiertos”, dijo Rollin a Núñez. El jefe policial reconoció que la seguridad durante ese día complicará el desplazamiento por la zona".
Otras preguntas se enfocaron en los impactos de las medidas de seguridad. Un hombre preguntó si seguirá habiendo pirotecnia el 14 de julio, día nacional de Francia. Se le respondió que sí.
Sólo una vez, cuando un comerciante minorista dijo que había oído que las entregas diurnas serían prohibidas, el jefe policial perdió la paciencia. Resopló, haciendo que se hincharan sus mejillas.
Es falso, insistió.
“No puedo repetir las cosas 50.000 veces”, reclamó. “No quiero oír cosas como ésa”.
Un sitio Web del gobierno, denominado “Planifique para los Juegos” ofrece varios consejos. Entre ellos: “evite las multitudes olímpicas en el transporte público al utilizar la bicicleta o caminar”.
Schapira, dentista retirado y expolítico, salió de la reunión pensando: “Es de hecho extraordinario tener los Juegos dentro de París”.
Sin embargo, agradecerá estar en los Alpes para entonces, de vacaciones.
“Prefiero mirarlos por televisión”, refirió. “No soy tan aficionado a los deportes como para quedarme. Me alegra irme”.