Los investigadores encuentran que los ‘superpoderes’ son reales, simplemente no son lo que esperamos
Los científicos han descubierto que las adaptaciones evolutivas y el condicionamiento mental en los humanos pueden ser lo más cerca que estarán los humanos de lo que consideramos "superpoderes"
Investigadores han descubierto que los superpoderes pueden ser reales, pero quizá no sean lo que esperamos.
En una investigación recopilada para su próximo libro Superpowered, la autora Erika Engelhaupt reveló que los científicos han descubierto ciertas características que pueden considerarse “superpoderes” en los seres humanos. Aunque no estén dotados de la capacidad de correr más rápido que la velocidad del sonido o volar muy alto en el cielo, la investigación indica que algunos humanos poseen habilidades mucho más allá de lo normal que pueden considerarse “súper”.
Desde los sherpas del Himalaya hasta los Bajau o “nómadas del mar”, las investigaciones indican que hay diversos grupos que nacen con ventajas genéticas producto de adaptaciones al entorno del que proceden. Tatum Simonson, que ha investigado la genética y la fisiología de la adaptación a la altitud en la Universidad de California en San Diego, explicó a National Geographic que estas habilidades no son ninguna sorpresa.
“Los humanos seguimos evolucionando”, dijo, y señaló que el pueblo sherpa es un excelente ejemplo de una adaptación evolutiva que puede considerarse una “superpotencia”.
Simonson ha estudiado la extraordinaria capacidad de este grupo étnico para sobrevivir con un 40% menos de oxígeno que los que viven al nivel del mar, un subproducto de que su pueblo haya vivido a una altitud estimada de 14.000 pies sobre el nivel del mar durante los últimos 6.000 años.
“Ha habido mucho tiempo para que la selección natural descubriera la mejor manera de hacer frente a la falta de oxígeno”, señala Simonson.
A medida que ha estudiado la resistencia de la tribu tibetana, ha descubierto que su capacidad para soportar niveles tan bajos de oxígeno puede atribuirse a una adaptación evolutiva que afecta a la forma en que su organismo produce glóbulos rojos.
A diferencia de las personas que viven al nivel del mar, los sherpas han evolucionado para mantener niveles bajos de glóbulos rojos, confiando en las mitocondrias de la célula para procesar el oxígeno de una manera que no requiere tanta potencia o energía.
Cuando una persona normal experimenta un descenso en los niveles de oxígeno a medida que asciende en altitud, el cuerpo humano tiende a sobrecompensar produciendo más glóbulos rojos transportadores de oxígeno. La sobreproducción de glóbulos rojos hace que la sangre se espese y puede provocar el mal de altura o, en el peor de los casos, la muerte. Simonson ha descubierto que la capacidad de los sherpas para producir menos glóbulos rojos no se ve afectada por su entorno exterior y que sus cuerpos pueden producir menos independientemente de la altitud a la que se encuentren.
Otro grupo étnico que ha evolucionado para adaptarse a su entorno son los Bajau de Filipinas, Malasia e Indonesia, que pueden sumergirse en el océano durante periodos más largos que la mayoría de los humanos, sin necesidad de equipo de buceo. Las investigaciones indican que pueden permanecer bajo el agua durante 13 minutos buceando a profundidades de hasta 230 pies.
Según un estudio publicado en la revista científica Cell, los Bajau pudiesen tener una mutación genética que les confiere un bazo más grande, capaz de almacenar una reserva de glóbulos rojos oxigenados que pueden inyectarse en el torrente sanguíneo cuando el órgano se contrae mientras la persona se sumerge.
“Si ocurre algo a nivel genético, deberías tener un bazo de cierto tamaño. Ahí vimos esta diferencia enormemente significativa”, dijo la investigadora principal, Melissa Llardo, explicando que la presencia de bazos agrandados en los Bajau está en consonancia con los mamíferos marinos, que también poseen bazos grandes.
Más allá de las adaptaciones evolutivas, los científicos también sostienen que ciertas respuestas cerebrales pueden ser entrenadas o condicionadas.
Alex Honnold, que ha sido famoso por someterse a algunos de los free-solo más peligrosos de los acantilados más grandes de Estados Unidos, posee uno de estos rasgos. Las resonancias magnéticas realizadas a Honnold en 2016 indicaron que su cerebro puede procesar el miedo de forma diferente a la media de las personas. Cuando se le mostraron imágenes gráficas utilizadas para activar la amígdala (una estructura del lóbulo temporal responsable de producir reacciones ante el miedo), la amígdala de Honnold no respondió. Permaneció en silencio.
La neurocientífica Jane Joseph señaló que la capacidad de Honnold para ignorar o suprimir los recuerdos del miedo puede ser el resultado de un condicionamiento mental, lo que indica que “superpoderes” como los de Honnold pueden aprenderse, no solo heredarse.