Trump es un delincuente convicto, ¿qué consecuencias tendría su posible elección como presidente?
A medida que se determinan los resultados de la elección, Trump podría pasar pronto a la historia como el primer presidente que dirige el país desde prisión
A principios de este año, Donald Trump hizo historia al convertirse en el primer expresidente declarado culpable por un delito.
Ahora, el republicano que se enfrenta a Kamala Harris, podría volver a hacer historia: convertirse en el primer delincuente convicto elegido para el cargo más alto del país.
El 30 de mayo, Trump fue declarado culpable en Nueva York de 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales para ocultar un soborno de 130.000 dólares a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels en los días previos a las elecciones de 2016, con el fin de que no divulgara un supuesto encuentro sexual que tuvieron una década antes.
El juez Juan Merchán retrasó su sentencia hasta después de las elecciones del 5 de noviembre, pero podría imponer penas de cárcel a Trump y así allanar el camino a una situación sin precedentes en la que el presidente de EE. UU. dirija el país desde prisión.
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Tal y como están las cosas, hay cuatro escenarios posibles:
1. Trump podría ganar las elecciones y luego ir a prisión por una sentencia del juez Merchán el 26 de noviembre.
2. Podría ganar las elecciones, pero librarse de ir a la cárcel.
3. Podría perder las elecciones e ir a la cárcel.
4. Podría perder las elecciones, pero ser condenado a una pena menor.
Entonces, ¿qué pasaría si encarcelan a Trump tras ganar las elecciones?
En la Constitución de EE. UU. no hay restricciones que impidan a un delincuente convicto aspirar o ganar un cargo electo, incluso si eso significa en última instancia convertirse en presidente y dirigir el país desde la cárcel.
Pero la Constitución tampoco ofrece ninguna explicación sobre lo que debería ocurrir en ese supuesto.
Dado que es una persona muy litigiosa, es probable que Trump recurra cualquier sentencia que dicte el juez Merchán.
Sin embargo, no podría utilizar los poderes de la presidencia para indultarse a sí mismo —y a su vez librarse de la cárcel— porque el caso de Nueva York implica cargos estatales.
“Los sistemas estatales y federales de Estados Unidos están completamente separados”, aclaró a The Independent Steve Duffy, consultor de jurados de Trial Behavior Consulting, antes del veredicto del juicio por soborno a principios de este año.
“La única persona que podría indultarle sería el gobernador de Nueva York, y es muy poco probable que lo haga”, añadió Duffy.
Suponiendo que la gobernadora demócrata Kathy Hochul no tome una decisión así, es probable que se desencadene una reyerta legal para determinar si hay alguna forma de que el comandante en jefe se libre de cumplir condena.
La disputa podría llegar hasta el Tribunal Supremo, un tribunal de nueve jueces; tres de los cuales fueron designados por Trump.
Si, tras agotar todas las vías legales, Trump sigue sin poder evitar la cárcel, podría allanar el camino para que se pida su tercer impeachment o juicio político, o que se intente destituirlo a través de la 25ª Enmienda.
Si eso fracasara y al final ejerciera como presidente de los EE. UU. desde una celda, Trump no tardaría en darse cuenta de que hay muchos deberes y trampas del cargo que simplemente no sería capaz de cumplir mientras esté encarcelado.
Por ejemplo, un evidente conflicto de seguridad nacional sería la visualización de material clasificado.
Y viajar al extranjero para reunirse con otros líderes mundiales en cumbres o misiones diplomáticas también estaría obviamente fuera de los límites.
Traducción de Michelle Padilla