Robo de identidades y uniformes de la KGB: ¿qué hay detrás de la pareja de “espías”?
Walter Glenn Primrose y Gwynn Darle Morrison, ambos de 66 años, fueron acusados de conspiración y robo de identidad, según indican los documentos judiciales. Johanna Chisholm devela los detalles del caso.
Décadas viviendo bajo identidades falsas; múltiples pasaportes falsificados; lenguaje cifrado en documentos que incluyen mapas de bases militares estadounidenses; y quizás lo más desconcertante, un par de fotos instantáneas con los ojos borrosos en las que aparecen dos personas, que afirman ser ciudadanos estadounidenses, vistiendo supuestos uniformes de la KGB de manera estoica.
Solo con esos detalles, el caso de Walter Glenn Primrose y Gwynn Darle Morrison, una pareja hawaiana que ha sido acusada de conspirar para cometer un delito contra el gobierno estadounidense, parece tener todos los componentes necesarios de una novela de espías de John le Carré.
Sin embargo, como suele suceder en la vida real, las historias basadas en supuestos casos de espionaje pueden alejarse de la realidad cuando el público queda demasiado cautivado con detalles atrapantes en lugar de ver lo que señalan las pruebas.
En el caso de Primrose y Morrison, eso es exactamente lo que intenta probar la defensa después de que la fiscalía federal encarcelara a la pareja en Kapolei (Hawái), el mes pasado, por cargos de usurpación de identidad y conspiración para cometer un delito contra el gobierno de los EE. UU., así como por hacer declaraciones falsas al solicitar y utilizar un pasaporte y un permiso de conducir.
En cuanto a Primrose, que fue empleado de la Guardia Costera estadounidense durante dos décadas e incluso obtuvo un permiso de seguridad de nivel secreto, enfrenta cargos mayores: también se lo acusó de utilizar una identidad falsa en credenciales del Departamento de Defensa, según muestra una denuncia penal presentada el 21 de julio.
A la pareja, que lleva más de tres décadas viviendo con las identidades robadas de dos bebés fallecidos en Texas, una jueza estadounidense le denegó la libertad bajo fianza. La sentencia de Primrose se dictó el mes pasado y la de su esposa, el lunes pasado.
Aunque la jueza de distrito Leslie Kobayashi reconoció durante el fallo que no tuvo en cuenta ninguna "sospecha" sobre los motivos de la pareja, admitió que el misterio le resulta desconcertante.
"La verdadera pregunta es ¿por qué?", dijo al señalar que los cargos presentados eran la única prueba en la que se basó para denegar la libertad bajo fianza.
Por su parte, la pareja que reside en Hawái se ha declarado inocente de los cargos de conspiración, declaraciones falsas en una solicitud de pasaporte y usurpación de identidad con agravantes. La fiscalía, sin embargo, sospecha que puede haber algo más siniestro detrás: ¿quizás una investigación digna del oficial de inteligencia George Smiley, más que un simple caso de robo de identidad?
El caso de Primrose y Morrison, ambos de 66 años, se remonta a principios de la década de los 80, momento en el que decidieron adoptar las identidades de dos niños fallecidos, por motivos que aún no están claros o se desconocen.
Primrose adoptó la identidad de Bobby Edward Fort, fallecido en 1967 en Burnet (Texas), y su esposa, el de Julie Lyn Montague, fallecida en el mismo hospital en 1968.
Según los documentos de la detención, la Morrison y Primrose nacieron en 1955 y fueron juntos al secundario y a la universidad en Texas. Se casaron en su ciudad natal en 1980 y, al poco tiempo, la historia parece dar un giro inexplicable.
Después de graduarse, por razones que se desconocen públicamente, decidieron robar las identidades de Fort y Montague.
A partir de 1987, se volvieron a casar con sus nuevos nombres, y empezaron a utilizar las identidades falsas para registrarse y obtener permisos de conducir, pasaportes y solicitudes de empleo. Asimismo, Primrose, en ese entonces conocido como Fort, solicitó y obtuvo un permiso secreto del gobierno estadounidense, que mantuvo durante seis años.
"Mientras tuvo ese permiso secreto con la Guardia Costera estadounidense, el acusado tenía que informar todos sus viajes al extranjero", señaló la fiscalía en los documentos judiciales presentados en julio.
Al parecer, la pareja incluso les pidió a sus amistades y familiares que solo utilizaran sus nuevos nombres, con la excusa de que era únicamente por "razones legales y financieras".
El único indicio que se tiene sobre el cambio de nombre repentino es que, el mismo año en que empezaron a utilizar sus nuevos seudónimos, perdieron su casa de Nacogdoches (Texas) debido a una ejecución hipotecaria.
Poco se sabe sobre lo que ocurrió con la pareja entre ese entonces y el año 1994, cuando Primrose se alistó en la Guardia Costera a los 39 años, aproximadamente. En sus documentos de alistamiento, habría utilizado la identidad de Fort, quien hubiese tenido 27 años en ese entonces, es decir, una década menos que Primrose.
En 1999, llegó a solicitar un pasaporte diferente con su nombre legal, aunque ya tenía otro con su nombre falso (Bobby Edward Fort).
Entre 1994 y 2016, trabajó como técnico aeronáutico para la Guardia Costera.
No obstante, hace poco, estuvo trabajando para un contratista de defensa estadounidense, anónimo, en la estación aérea de la Guardia Costera, en Barbers Point (Hawái) que brinda servicios de búsqueda y rescate. Durante este periodo, Primrose obtuvo su permiso secreto de seguridad con una identidad falsa, según informó The Associated Press.
Un portavoz de la Guardia Costera confirmó que la rama militar está trabajando junto a otras agencias federales en una investigación sobre el caso, pero no pudo proporcionar más detalles a The Independent.
"La Guardia Costera estadounidense y su servicio de investigación están trabajando con la Oficina Federal de Investigaciones y el Departamento de Estado para llevar a cabo una investigación exhaustiva de Walter Glenn Primrose", dijo un portavoz en un correo electrónico el mes pasado. "La Guardia Costera no puede revelar detalles sobre el caso para mantener la integridad de la investigación".
Durante el interrogatorio, Primrose y Morrison aseguraron que abandonaron su hogar en Texas hace más de 40 años de manera abrupta, y que adoptaron nuevas identidades por problemas financieros y para evitar problemas legales.
No obstante, el fiscal federal adjunto Wayne Myers aseguró, según documentos judiciales publicados en julio, que tanto él como la fiscalía federal creen que puede haber en juego algo más grande que un simple delito no violento.
"Creemos que el acusado es, por supuesto, experto en hacerse pasar por otras personas, en obtener documentos de identidad del gobierno, en cometer fraude, y en evitar ser detectado", aseguró Myers.
En total, Primrose obtuvo cinco pasaportes con su identidad falsa, y su esposa, tres. "Podría, aunque no lo sabemos con seguridad, pero podría tener algunas conexiones inquietantes en el extranjero. Y si las tiene, podría utilizarlas para conseguir ayuda".
Además de las identidades falsas, la fiscalía descubrió más pruebas que parecen respaldar la teoría de que podrían estar implicados en alguna forma de espionaje extranjero cuando registraron su casa de Oahu (Hawái) a principios de este verano.
En el allanamiento, los agentes habrían obtenido un juego de tinta invisible, documentos con lenguaje cifrado y mapas con bases militares, según la declaración jurada.
Pero quizás la pieza más desconcertante que encontraron fue un par de fotos instantáneas, sin ninguna fecha (que podrían ser de la década de 1980, según un experto), en la que aparece la pareja vistiendo supuestos uniformes de la KGB, la principal agencia de seguridad de la antigua Unión Soviética.
La defensa que representa a la pareja ha asegurado que las fotografías de hace décadas son solo un acto inofensivo de "cosplay". Según el defensor federal adjunto Max Mizono, que representa a Primrose, ni siquiera poseían los uniformes en cuestión, ya que se los había entregado otra persona.
Según informó The Associated Press, Monzio escribió en una petición: "La falta de propiedad y posesión del supuesto uniforme de la KGB por parte del Sr. Primrose respalda aún más la inferencia de que él y su coacusada, no son, de hecho, espías rusos, y que las fotografías de ellos son más propias de las personas que se disfrazan, que hacen cosplay o algo parecido”.
La tinta invisible encontrada en el domicilio familiar también tuvo su explicación según la defensa: "[Fue un] juguete que compraron hace muchos años para entretenerse". Por otra, las demás pruebas citadas por la fiscalía federal fueron consideradas inofensivas.
En el caso de Morrison, su abogada argumentó, de manera similar, que todo el asunto ha sido sospechosamente "una exageración" y que constituye un ejemplo de "extralimitación gubernamental".
"Quiere que todo el mundo sepa que no es una espía", declaró la abogada Megan Kau en una entrevista con The Associated Press, y destacó que la pareja, ambos ciudadanos estadounidenses, ha vivido en el país durante las últimas tres décadas respetando las leyes.
Si bien el caso se desarrolló en gran medida en torno a la supuesta suplantación de identidades durante décadas en diferentes documentos oficiales, partes externas creen que pertenece a algo más sospechoso.
Tom Simon, un agente retirado del FBI, le comunicó a Hawaii News Now que el gobierno, probablemente, había estado siguiendo a la pareja durante bastante tiempo y que saldrán a la luz más pruebas a medida que el caso avance en el tribunal federal.
"Los agentes de contrainteligencia del FBI son muy listos y minuciosos", le comentó a la emisora. "No van a presentar un caso de esta envergadura basándose en alguien que se disfraza para una fiesta".
Entre las teorías a las que se hizo alusión desde que se presentaron los documentos ante un tribunal federal, una dice que la fiscalía encontró, dentro de la casa, correspondencia de un socio que creía que Primrose se había unido a la CIA o convertido en un terrorista boliviano.
En un momento dado, Primrose le había dicho a un amigo cercano que era un agente del gobierno y que, por lo tanto, no se le permitía ser fotografiado.
En cuanto a Morrison, el fiscal adjunto Thomas Muehleck aseguró, en los documentos judiciales, que un "colaborador cercano" le había dicho que la mujer había vivido en Rumanía cuando era parte del bloque soviético. Y en un momento dado, abrió un apartado de correos con su nombre real después de haber asumido su identidad falsa, para poder mantener el contacto con su familia. No obstante, cuando su padre falleció, el resto de sus seres queridos perdieron contacto con Morrison e incluso llegaron a recurrir a los agentes de seguridad local para localizarla.
"Ni siquiera la familia de la acusada puede encontrarla cuando la necesita", afirmó Myers.
Esas teorías, sin embargo, no tienen ningún sentido para la defensa.
"Dicho de otro modo, simplemente, no es factible que el Sr. Primrose haya sido miembro de la CIA, terrorista boliviano y espía ruso mientras trabajaba tanto en la Guardia Costera estadounidense como en una empresa privada, con un estilo de vida relativamente discreto en Kapolei desde hace veinte años", dijo Mizono durante la audiencia de fianza del lunes. "En resumen, el gobierno debería demostrar lo que dice y presentar todas las pruebas ante el Tribunal para que este determine la veracidad de las declaraciones según las cuales el Sr. Primrose es un espía ruso".
Por otra parte, para agregar un poco más de intriga a este caso enigmático, la fiscalía federal planteó, durante la apelación en contra de la detención, que Primrose y Morrison hicieron alusión al espionaje mientras estuvieron solos en una sala de espera del FBI en Hawái.
“Tenemos protocolos”, le habría dicho la mujer a su marido, una frase que despertó el interés de los fiscales, ya que, según redactaron, "el FBI sabe que los servicios de inteligencia extranjeros tienen protocolos que les enseñan a sus agentes y a las personas reclutadas por dichos agentes en caso de una detención".
En la declaración jurada, se menciona que la pareja corre riesgo de fuga y que el marido no informó varios viajes que realizó a Canadá a pesar de que esto es un requisito para quienes tienen un permiso secreto como él. También, se destaca que, debido a la formación de Primrose como “técnico altamente calificado”, las autoridades consideran que es capaz de "comunicarse en secreto" si es puesto en libertad.
Si se los declara culpables de todos los cargos, podrían enfrentar una condena máxima de 17 años de prisión.
Primrose ya no trabaja como contratista porque fue despedido, mientras que la Guardia Costera estadounidense ha suspendido el pago de su jubilación.
Según la fiscalía, las dos casas que compraron a nombre de Fort y Montague podrían ser confiscadas.