¿Cuál es el rol de los intestinos en nuestra salud?
La alimentación es la gasolina de los bichitos que viven dentro de nuestro organismo; ellos esperan un tipo de comida que los alimente y, a cambio, producirán beneficios en nuestro cuerpo, como por ejemplo, ser fuente gratuita de energía para nosotros.
Nuestros intestinos son, literalmente, todo un mundo. Se estima que es diez veces más grande que el total de células de nuestro cuerpo.
El revestimiento del intestino, como todas las superficies del cuerpo, está cubierto de criaturas microscópicas, en su mayoría bacterias. Estos organismos crean un microecosistema llamado microbioma. Tal vez porque no somos capaces de verlos, no nos damos cuenta del rol fundamental que juegan en la salud, al punto que incluso pueden afectar nuestro estado de ánimo y comportamiento.
La forma en la que alimentas a tu microbiota puede tener el mayor impacto en tu salud. Cuanto más sano está, más sano estás tú. La clave para una microbiota sana es nutrir un equilibrio entre las casi 1000 especies diferentes de bacterias del intestino.
Pero, ¿qué es la microbiotica?
“La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos (bichitos) que componen nuestro intestino (bacterias, hongos, arqueas, parásitos, virus, etc.). Tenemos bacterias buenas y otras potencialmente malas; es decir, no nos causarán problemas siempre que no crezcan en exceso y se mantenga un equilibrio. Si este equilibrio se rompe, podemos empezar a tener problemas, ya que la proporción entre microbiota beneficiosa y patógena se desequilibrará y esta última crecerá.” Así comienza el libro de Blanca García-Orea Haro “Las recetas de Blanca nutri. Todo se cocina en el intestino”.
Pero, la relación del intestino con la salud, viene desde mucho más lejos, ya que Hipócrates de Cos (460 a.C - 360 a.C), el médico griego considerado uno de los padres de la Medicina dijo: “La salud comienza en el intestino”. Aquella máxima ha permanecido presente y vigente entre los profesionales de la salud, y hasta en el acervo popular.
Hace unos años, la prestigiosa revista científica The Lancet apuntaba que una de cada cinco muertes que se producen en el mundo se debe a una alimentación deficiente. Es que la salud intestinal va más allá de lo que sucede en el sistema digestivo. Se ha demostrado que afecta el sistema inmune del cuerpo, puede ayudar al cuerpo a combatir infecciones, puede prevenir algunos tipos de cánceres e incluso desempeña un papel en la salud mental de una persona.
¿Qué no debes incluir en tu dieta diaria?
Según Blanca García-Orea Haro “Las recetas de Blanca nutri. Todo se cocina en el intestino”, estos son los alimentos que debemos evitar:
- azúcares, harinas refinadas
- bollos o pastelería industrial
- galletas industriales (ninguna)
- jugos comprados y envasados
- refrescos y gaseosas, incluso las que dicen sin azúcar
- grasa vegetal parcialmente hidrogenada (comida precocinada y fast food)
- patatas fritas de bolsa
- lácteos azucarados
- embutidos
- chocolate con leche (menos de 85% de cacao)
- margarina
- productos light o bajos en grasas
Todos estos alimentos contribuyen a alimentar las bacterias malas, las que no nos interesa tener en nuestro intestino. La alimentación es la gasolina de los bichitos que viven dentro de nuestro organismo; ellos esperan un tipo de comida que los alimente y, a cambio, producirán beneficios en nuestro cuerpo, como por ejemplo, ser fuente gratuita de energía para nosotros. De lo contrario, si comemos mal, tendremos que extraer esa fuente de energía de una fuente externa, de la comida ultraprocesada y azucarada, lo que se traduce en mayor ansiedad, cansancio y estrés para nosotros.
Tu intestino también juega un papel importante en tu manera de ver la vida y tu salud mental: alberga el 95% de la serotonina de tu cuerpo, una hormona asombrosa que regula el sueño, el apetito, el estado de ánimo y la sensibilidad al dolor.
¿Qué debemos consumir?
- Alimentos reales, enteros y orgánicos:
- frutas
- verduras
- legumbres
- aceite de oliva virgen extra
- proteína animal no procesada: carne, pescado, huevo
- lácteos fermentados: quesos y yogures naturales y enteros
- agua
- kombucha
- cacao (más del 85% de cacao)
Una forma de mejorar tu salud intestinal es agregar fibra a tu dieta, que puedes obtener comiendo una variedad de frutas, verduras, granos integrales y nueces. Trata de consumir de 20 a 30 gramos de fibra al día. Si no consumes mucha fibra, comienza a agregarla a tu dieta gradualmente para evitar hinchazón, gases y malestar.
No es lo mismo alimentación que nutrición
Por alimentación entendemos el acto de elección e ingesta del alimento, un proceso voluntario y educable que va modificándose a lo largo de nuestra vida. Por nutrición, el proceso involuntario mediante el cual nuestras células procesan los alimentos que ingerimos.
La base de la nutrición son los procesos que ocurren en nuestro intestino gracias a los microorganismos que lo colonizan y que en la jerga conocemos como microbiota intestinal. Esa microbiota intestinal es compleja y variada.
En individuos sanos los microorganismos protectores que componen la microbiota intestinal superan a los que podríamos denominar como microorganismos potencialmente perjudiciales. Este equilibrio de fuerzas garantiza una división adecuada del trabajo en el interior del intestino y nos permite, junto a otros muchos factores, desarrollar una correcta nutrición sobre la base de una alimentación adecuada.
Resumiendo:
Al comer muchos alimentos altamente procesados como comida chatarra, papas fritas, bocadillos, alimentos enlatados y alimentos con azúcares agregados, matas las bacterias buenas en tu intestino. El azúcar puede provocar un aumento rápido de la serotonina, pero daña la capacidad del intestino para producirla. Esto eventualmente interfiere con la capacidad de tu cuerpo para regular el sueño, el apetito, el estado de ánimo y la sensibilidad al dolor. Comer menos azúcar beneficiará a tu intestino y a casi todos los demás sistemas de tu cuerpo.