En tensas relaciones con India, telenovelas paquistaníes rompen barreras que la diplomacia no logra
Dos mujeres paquistaníes se sientan juntas en un sofá, ensayando sus líneas mientras un director las observa detenidamente. Fuera de cámara para esta escena está el protagonista masculino, un actor bendecido con cabello atractivo y fina estructura ósea.
Fuera de la vista también están los propietarios de la casa en Islamabad, que están encerrados en una habitación separada y cuyos muebles y adornos serán vistos por millones de espectadores, muchos de ellos de la sociedad del que ha sido el vecino y contrincante de su país durante gran parte del siglo pasado.
Este es el plató de la telenovela paquistaní “Adhi Bewafai” ("Media infidelidad"). Pero resulta que estos dramas no son sólo para los paquistaníes.
Escenarios realistas, diálogos naturales y tramas casi cotidianas sobre familias y matrimonios hacen que las telenovelas paquistaníes sean un éxito entre los televidentes del país y el extranjero, especialmente en la nación vecina que se separó de Pakistán en 1947 y es su archirrival nuclear hoy en día: India.
Al parecer, la televisión está teniendo éxito donde a veces la diplomacia no puede.
Un vistazo a la vida al otro lado de la frontera
Varios miles de personas trabajan en el sector de las telenovelas en Pakistán; el país produce entre 80 y 120 programas al año, cada uno una fuente de evasión e intriga. Ofrecen a los indios un vistazo tentador a la vida al otro lado de la frontera, y logran romper décadas de enemistad entre los dos gobiernos.
Mahin Shafiq, investigadora asociada en el Instituto de Estudios Estratégicos en Islamabad, dice que en esencia no hay relación entre ambos gobiernos. Cada uno está enfocado en un solo tema que no puede hacer a un lado: para India, es el terrorismo; para Pakistán, el disputado territorio de Jammu y Cachemira. "Los gobiernos están muy opuestos entre sí", señala. "No están de acuerdo en qué deberían hablar".
Aunque para los indios es difícil visitar Pakistán, donde se graban estos programas, siguen fielmente los giros y vueltas de la trama a través de plataformas como YouTube, ZEE5 y MX Player.
Sin embargo, para aquellos de cierta generación no siempre fue tan fácil mantenerse al día.
Kaveri Mishra, escritora en la ciudad india de Patna, recuerda a su suegra y a su tía moviendo antenas en las décadas de 1980 y 1990 con la esperanza de captar una señal de la televisora estatal de Pakistán, PTV. Así fue como Mishra se dio cuenta por primera vez de que el país vecino era una potencia en la producción de telenovelas. Ello la inspiró a descubrir los programas por sí misma años después, e incluso llegó a verlos con su propia hija.
"Se sienten familiares, pero también son un escape de nuestras propias vidas", señala Mishra. "No veo ninguna diferencia entre los dos países. Todo es cercano. Veo a Karachi y pienso que podría ser Lucknow o Patna. Lo que sucede en los programas podría pasarme a mí o a mis amigos".
Desde la infancia sólo había escuchado cosas negativas sobre Pakistán, que era el enemigo que le quitaría todo a India. Los dramas televisivos han añadido sutileza y detalle a esta imagen para ella. Le encantaría ir de visita, pero es poco probable que tenga la oportunidad. Así que explora Pakistán a través de los sitios, centros comerciales, oficinas, calles y restaurantes que aparecen en la pantalla chica. Suele mencionar sin dificultad los nombres de populares barrios de Karachi.
Mishra, al igual que Bibi Hafiz en la ciudad sureña india de Hyderabad y Punita Kumar en la ciudad de Raipur en el centro de India, elogia la universalidad de los temas de las telenovelas, la sólida caracterización y el abanico de emociones que tocan.
"Los personajes paquistaníes no son sólo héroes o villanos. Tienen matices, y eso es muy humano", dice Kumar, quien se topó con una telenovela paquistaní en un voluminoso videocassette cuando era una adolescente que vivía en la ciudad norteña india de Aligarh. Fue amor a primera vista.
"Me cautivaron. Conseguimos una conexión a la televisión por cable que ofrecía PTV. Luego llegó YouTube y me di cuenta de que podía buscar cualquier telenovela que quisiera. No he parado", señaló. "En las escenas quedamos expuestos a la vida paquistaní, pero los conflictos que los personajes tienen con sus familiares son los que yo tendría con los míos".
El veterano de la televisión paquistaní Khaled Anam está encantado con el entusiasmo de los indios por las series del país y las barreras que ayudan a erosionar.
"Lo que Bollywood es para India, las telenovelas son para Pakistán", dice Anam, quien vive en Karachi y ha trabajado como actor desde la década de 1980. Ha aparecido en muchos dramas televisivos, incluido el éxito de audiencia "Humsafar" ("Compañero de vida").
Las producciones de India son en gran escala, mientras que las de Pakistán son más discretas
India domina el mercado cinematográfico en el sur de Asia y más allá, con grandes estrellas y presupuestos aún mayores. Los paquistaníes han estado expuestos a las películas de Bollywood durante décadas, aunque el hostil ambiente político prevaleciente significa que no pueden verlas en los cines. Sin embargo, las prohibiciones son mutuas. India, al igual que Pakistán, restringe el contenido que proviene del otro lado de la frontera en cines y canales de televisión.
Y aunque India no se queda atrás en cuanto a producción televisiva, no ofrece a los espectadores lo que Pakistán hace, según Anam: simplicidad, profundidad en el guión y un número limitado de episodios.
"En las series indias hay ‘flashbacks’ (escenas retrospectivas) de 15 minutos. (Los personajes) están engalanados y emperifollados. Es un mundo de fantasía. Los programas no se acaban nunca. Todo es '¡tan tan tan tan!'", dice Anam, imitando un estribillo musical dramático y agitando sus manos.
Las actrices en el sofá en Islamabad están ensayando líneas sobre una mujer que es irrespetuosa y por lo tanto, según una de ellas, es una candidata inadecuada para el matrimonio. La forma de decirlo y la gramática podrían escucharse en prácticamente cualquier hogar del sur de Asia.
"En general, los paquistaníes son personas afectivas, y eso también está en sus dramas", indica el director Saife Hassan, quien vive en Islamabad. “Me tomaría menos de dos minutos explicar la trama del superéxito "Kabhi Main, Kabhi Tum" ("A veces yo, a veces tú"). Se trata de las emociones entre un esposo y una esposa".
Hassan, quien comenzó su carrera televisiva en la década de 1990, dice que frecuentemente los indios hacen comentarios en sus cuentas de redes sociales y le envían mensajes directos sobre su trabajo. Incluso recuerda a espectadores indios que rezaban por la recuperación de un personaje que estaba en coma.
A Hassan le encantaría ver más telenovelas locales en plataformas como Netflix, como algunos programas indios han hecho con gran éxito. Pero se pregunta si las audiencias internacionales comprenderían y se identificarían con las historias o las vidas paquistaníes: "Tenemos una forma de pensar distinta a la de Occidente. Nuestros programas no están impulsados por eventos. Los impulsan las emociones".
Las telenovelas paquistaníes tampoco tienen contenido subido de tono y son aptas para toda la familia, con poca o ninguna vulgaridad, violencia o incluso acción. Por lo tanto, los indios son una audiencia natural para los dramas de Pakistán, observa Hassan.
"Son nuestra gente. Son como nosotros. Comen como nosotros", señala. "Amo a India, y amo a los indios. Han superado esta animadversión".
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Riazat Butt es directora de noticias en Pakistán y Afganistán para The Associated Press.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.